El camino de Santiago (2003) hace un recorrido pro México y España , llevando a Mina -protagonista y a veces narradora- por caminos inóspitos: el enfrentamiento familiar, la ignorancia escolar, la vida de una "indocumentada" del otro lado del océano, el vacío ante una situación que no entiende.
Esa voz que vive en Mina, una especie de desdoblamiento representada en Santiago, la lleva a "decir grocerías", a robarse yoyos, a trabajar en algo que no le gusta, a representar a una niña "que no entiende", e incluso, a besarse con un personaje enfermo, mientras se dispone a realizar actividades "bajas" para conseguir dinero para un pasaje y tratar de cumplir su sueño de recorrer el mundo.

A veces densa, la novela avanza a ritmo lento, y en una delgada línea cronológica, que se entremezcla con recuerdos, llamadas y escenas de su pasado. En su espacio interno, pareciera que conocemos el conflicto Mina-Santiago, mientras en lo externo la protagonista vive de México a España, y de ahí a Londres, el regreso a México significará solo un retorno geográfico, mas no mental.
Breve en páginas, pero profunda en aproximación, es un texto que busca proponer y construir un relato diferente. Un ejemplo de buena literatura que invita a pensar.
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