Durante octubre de 2013 en el estado mexicano de Oaxaca reconoció el
valor cultura de la raza negra o de origen africano en sus límites. Para muchos,
fue un acto de reconocimiento histórico, para otros, la revaloración de un
elemento importante en la historia de México.
Lo cierto: así como sucedió en Cuba, en Colombia y otras zonas
colonizadas por los españoles en el Siglo XVI, en México también hubo presencia
africana, y dejaron huella en las costumbres, la comida, el habla, e incluso
las creencias diarias.
Este tema lo retoma Carmen Boullosa, escritora y ensayista mexicana, en
su texto Azúcar Negra (2013) una colección de discursos y ensayos previamente
presentados, junto con un capítulo inédito.
En “El negrito blanqueado”, la autora recupera pistas de un supuesto
autor negro, que de pronto es “morenado” e incluso “blanqueado”, siendo que a
los largo de dos siglos se presume su calidad literaria, y a la vez, sus pistas
se pierden en la historia.
En “la goma de borrar de Bernal Díaz del Castillo” y “Raza blanquita”,
la novelista mexicana tiene un tono jovial, casi cómico, para recuperar la vida
de los negros en México.
“El sueño mexicano” plantea un giro histórico: los negros cruzan la
frontera hacia México buscando huir de la esclavitud norteamericana. Pero esta
propuesta tiene algo de verdad, que invita a una reflexión valiosa: cómo en
México también se pueden construir sueños, y a la vez, recuperar la historia de
personas que han constituido nuestro presente.
Este sencillo texto, de tono coloquial y humorístico, deja una
enseñanza concreta: existen grupos de personas que han dejado huella en nuestra
cultura y, eventualmente, hay que recuperarla. ¿Recomendado? Sí.
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