Hace tiempo que no leía un autor desconocido para mí. Pero una
librería del Distrito Federal, un buen precio, una editorial afamada, me
hicieron llegar a David Miklos.
En No tendrás rostro (2013) me topo con un experimentado autor estadounidense radicado
en México, que nos recuerda en cierta forma las ideas de la antinovela: una
anécdota apenas trazada, personajes con apodo o nombre de pila, un lugar
generalizado, un escenario apenas trazado.
En un lugar cercano al mar, que va retrocediendo cada vez
más, unas cabañas dan la vida a un singular grupo de personas. A penas
realizando lo mínimo para sobrevivir, cambiando vino por libros, su pesca por
otros alimentos, en medio del erotismo y un suicidio, los personajes se
relacionan unos con su mímesis.

De pronto, este protagonista se enfrente a su pasado, una
casa en ruinas, una vida tan pasada que la propia memoria lo ha borrado.
Y este que los personajes e enfrentan a una ausencia, la
falta de vida, de una razón para estar de pie, de un pasado que los ate a un
lugar, incluso a una familia.
Una dura revisión a nuestra sociedad, lo vacío de nuestras
motivaciones, de nuestra carencia de sentido, a tal grado, que las propias
personas carecen de nombre y de rostro.
Un libro corto, cargado de significado. Un narrador omnisciente,
descripciones básicas, diálogos cortos. Una novela interesante.