Me gustó la narrativa ágil y el lenguaje fluido de Gonzalo Lizardo desde que leí Corazón de mierda.
En El grafópata o el mal de la escritura (Ediciones Era, 2021, Alacena bolsillo) se recogen ensayos de Lizardo donde se presenta su visón del arte, la literatura, maestros de vida y situaciones comunes sobre todos los temas que interesan al autor.
Interesante para conocer las lecturas y las experiencias que pueden nutrir la narrativa, mientras las obsesiones se alimentan una a otra.
Siempre honesto los textos reflejan los gustos y las fobias, las lecturas que forman, los autores. Así conocemos su sentir sobre Borges y los senderos que se bifurcan; Gracián y la importancia de “lo prolijo”; la bibliofilia y la bibliofobia; Salvador Elizondo, Ramón López Velarde, Bob Dylan, Brian Eno, Sor Juana y Johanna Beyer; Tomás Méndez y su bestiario, Luis Buñuel, Stalker y Alexiévich; David Ojeda, y otros.
También de los maestros que dejan huella y esas ciudades que se convierten en personajes, en parte de la historia y la narrativa.
El amor por los libros destaca, y su acumulación es para algo positivo siempre. Una biblioteca, por ello, siempre habla de la persona, en especial: “Una biblioteca nunca debe ser más amplia que la memoria de su dueño, ni menos variada que su curiosidad, ni más estrecha que su olvido, ni menos homogénea que su voluntad. Como espejo de sus proyectos, pasiones y prejuicios, la biblioteca personal no sólo es moldeada por su dueño, sino que también lo moldea a él, especial cuando se ha vuelto el espacio cotidiano de su vida laboral, amorosa, intelectual.” (93)
Ideal para indagar en este autor y en cómo presentar puntos de vista en forma concisa y honesta. Artículos breves que nos llenan de conocimiento y esa pasión por conocer y aprender.