Hablar de novelas africanas se limita muchas veces a lo que logra editarse en Estados Unidos y España, escasamente a México. Y es que es un universo que tiene mucho que aportar, que está, en mi sentir, limitado por la “visión occidental de lo que es África”.
Recuperar textos clave es, a fin de cuentas, una manera de revalorar y lograr conocer este mundo sujeto a una sensibilidad diferente, a unas historias cargadas de humanidad y de recuperación de la memoria.
En este sentido, quisiera hablar de Things fall apart (Penguin Books, 2017) del nigeriano Chinua Achebe, considerado como el padre de la novela moderna en el continente. Publicada en 1959, la novela es uno de los primeros textos africanos escritos en inglés que tuvo un impacto global. La novela abrió el camino para muchos escritores africanos posteriores y se convirtió en un texto esencial en estudios poscoloniales y de literatura mundial; está traducida a más de 50 idiomas y se estudia en escuelas y universidades de todo el mundo.
Si bien en nuestros estándares se podría considerar un texto lento y “académico” (por su construcción argumentativa, presentación de personajes, entre otros) la realidad es que nos abre, precisamente, esa posibilidad de conocer e interpretar.
La novela sigue la historia de Okonkwo, un respetado guerrero del clan igbo de Umuofia, en Nigeria precolonial. Okonkwo es conocido por su fuerza, valentía y éxito, y vive obsesionado con demostrar su masculinidad y evitar parecer débil como su padre, Unoka. Su vida se rige por las normas y tradiciones de su pueblo, y logra una posición de honor en la sociedad gracias a su trabajo duro y determinación. Sin embargo, su rigidez emocional y carácter violento complican sus relaciones familiares, especialmente con su hijo Nwoye, quien no encaja en el modelo de masculinidad de su padre.
La narrativa toma un giro cuando Okonkwo es exiliado durante siete años por matar accidentalmente a un miembro del clan. Durante su ausencia, misioneros cristianos y autoridades coloniales se instalan en Umuofia, introduciendo nuevas creencias y estructuras de poder que alteran profundamente la vida tradicional. Algunos miembros del clan, como Nwoye, son atraídos por el cristianismo, lo que genera tensiones internas y fractura la unidad del pueblo. Cuando Okonkwo regresa, encuentra un Umuofia cambiado, dividido y menos dispuesto a resistir la presencia extranjera.
Frustrado por la pérdida de poder de su pueblo y la falta de acción frente al colonialismo, Okonkwo intenta resistir, pero se da cuenta de que ya no puede imponer su voluntad como antes. Al asesinar a un oficial británico y ver que nadie lo sigue en la rebelión, entiende que la era que conocía ha llegado a su fin. Incapaz de adaptarse al nuevo orden y avergonzado por su derrota, Okonkwo decide suicidarse, un acto considerado abominable por su propia cultura.
Así, mientras las cosas parecen desvanecerse en forma literal, los personajes nos presentan esos conflictos humanos que enfrentan la realidad histórica con la evolución de la sociedad. Ese enfrentamiento de lo tradicional y lo colonial –que traerá, por supuesto, otras problemáticas- queda retratado en este texto.
La novela cierra con una reflexión amarga sobre cómo las culturas indígenas fueron incomprendidas y destruidas por el colonialismo europeo.
La edición de Penguin Books se acompaña de un útil glosario de palabras igbo, idioma de la región retratada en el texto.
Un texto que, en definitiva, debe conocerse y revalorarse para entender el choque que Occidente ha producido en el continente y así, entender nuestro presente.