En palabras del maestro Ramón Martínez, estamos ante una novela de poco más de 110 páginas. Cierto, pero llenas de una vitalidad y un giro inesperado que permiten disfrutar a cada momento.
La contadora de películas (Alfaguara, 2024) de Hernán Rivera Letelier, nos presenta a María Magnolia, una vivaz adolescente de trece años que se dedica, con un talento excepcional, a contar películas. Pero no solo da el argumento, canta y actúa cuando es necesario. Primero ante su familia, después frente a todo aquel que estuviese dispuesto a una cooperación voluntaria.
Y es que, en el desierto salitre del norte de Chile, este campamento que no llega a pueblo, solo hay un cine y una fábrica, y hay poco dinero, poca plata como se dice.
Menor de cinco hermanos, el resto todos hombres, su papá dobla la edad de su mamá, y de pronto un buen día se va de casa… viviendo de la miserable pensión de su papá, quien yace en una silla inválido, lo que poco que entra es para comer y el vinito que consume el papá para olvidar sus penas…
En este territorio de miseria todavía se puede ser feliz, y la contadora de películas hará su parte, a pesar de la violencia, el menosprecio, y el papel de la mujer…
La desesperanza se fusiona con el miedo, la turbulencia política, el progreso… todo compactado en personajes esbozados, descripciones mínimas, diálogos precisos… y una encantadora y breve historia.
De la mano magistral de Hernán, conozcamos este rincón del mundo y la fantasía de recrear películas, así cantadas qué es mejor…
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