La colección la componen 12 relatos, ubicados en geografías y formas de hablar diferentes, pero unidas por dos comunes denominadores: Lationamérica y lo cotidiano. Esto se refleja en los argumentos lineales, sencillos, que parecen pedazos de la realidad que tiene la juventud y los jóvenes adultos en nuestros días.
Destacan 3 historias: En Abril está en otra parte, se presenta la historia de un matrimonio joven, que de pronto se ve dividido por su hijo; aquí la violencia familiar, la presión social actual, y el cada vez más común papel del papá-soltero dan forma al monológo del joven padre y la justificación de la ausencia de la esposa y madre: ella está de viaje; frase que parecerá leitmotiv para el niño.
Por su parte, El Cielo de Neuqúén, es la historia de la América Latina: ante la crisis económica y la sinrazón financiera, se abre un sencillo mundo comercial-turístico, donde las temporadas van limando o enfatizando la relación entre Denisse y Georgina, dos mujeres de orígenes diferentes que terminan en una tienda en los confines del mundo; y ahí descubrirán cuál es la razón de un ente netamente social.
Y en Bastoncitos de caramelo, la protagonista Marcela realiza un viaje al estilo Ulises por el metro, topándose con diversos personajes y diferentes emociones, que le hacen temblar las manos y agudizar la vista, esa sencilla operación que resulta de viajar diario de un lugar a otro en busca de un futuro mejor.
En estas tres historias y en el resto de los cuentos, el autor logra construir pequeños universos y regalarnos finales sorpresivos o, simplemente, propios de lo narrado. Su lenguaje va retrando clases sociales y geografías, cuando sin mayores pretenciones, nos invita a reflexionar sobre los viajes y los fragmentos de la realidad que presenta con su singular visión.
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