El final de las nubes (2012) es una novela negra, escrita a
4 manos por Ricardo Chávez Castañeda y Celso Santajuliana, los mismos que nos
trajeron la revisión de la literatura mexicana contemporánea llamada “La
generación de los enterradores”.
Finalista del Premio Dashiell Hammett (algo así como el
Pulitzer de la novela policiaca y negra), la novela se sitúa en la Ciudad de
México, donde el mundo contemporáneo es aplastante y destruye a todos a sus
alrededor.
La premisa es aparentemente sencilla: diario desaparecen
niños de las calles, de las escuelas, de las casas, y las razones son
desconocidas.
En diversas historias paralelas, conocemos el dolor de una
madre que ha visto desaparecer a su hija; un sacerdote que para no terminar de
perder su fe dibuja un mapa de pecados; un par de detectives que pretende hacer
su trabajo; un rico que busca cambiar al mundo; un grupo de chicos de la calle
que lucha por sobrevivir… y de marco, el aniversario del 2 de octubre.
Y es que razones hay muchas para que los niños desaparezcan,
y con ello nuestra propia humanidad: los personajes descienden al infierno,
cada uno en su propia vida. Ricos y pobres buscan la sobrevivencia, sin
importar sus acciones ni su trascendencia.
A un ritmo adecuado, las historias se entremezclan a contrapunto,
tejiendo esta telaraña que es la capital del país. Abundantes diálogos,
lenguaje coloquial, y misteriosos seres de apariencia extraterrestre que cazan
cada noche a los pequeños de la calle.
A la vez que reflexiona el drama que se vive todos los días
en la gran urbe, se desmitifica el Mitin de Tlatelolco y su revoltoso
aniversario. “La fuerza de un movimiento revolucionario radica en su conciencia
de estar muertos” (127)
Los personajes pueden parecer estereotipados, pero su
variedad permite ver nuestra deshumanización por el dolor o por el dinero. Paradójicamente
se plantea que “siendo el cielo y el infierno contrapartes, cuando nos
esforzamos por agrandar uno, acabamos agrandando también el otro.” (128)
Una excelente novela que vale la pena leer.
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