lunes, 17 de abril de 2023

Dos de teatro: Las adoraciones y La verdadera venganza del gato Boris

Por un lado, tenemos Las adoraciones (La centena Teatro, El milagro - Conaculta, 2001) es una obra teatral escrita por el dramaturgo mexicano Juan Tovar que explora temas relacionados con la fe, la devoción y la humanidad. La trama se desarrolla en un escenario en donde los personajes se enfrentan a sus propios dilemas espirituales y existenciales.

La obra pone en evidencia las distintas maneras en que los seres humanos pueden "adorar", no solo en el sentido religioso, sino también a través de sus pasiones, deseos y búsquedas de sentido en la vida. Los personajes se ven atrapados entre sus creencias, sus dudas y las expectativas sociales, mientras intentan encontrar un camino hacia la redención o el entendimiento personal.

 

La obra está escrita con un estilo que combina elementos del teatro contemporáneo, llevando a la audiencia a reflexionar sobre las contradicciones que existen entre lo que se cree y lo que se practica.

Por momentos densa y tono formal, la obra provoca una fuerte reflexión sobre la religión, el choque de las culturas y el desarrollo de una civilización latente. 

 

Por otro, tenemos el bíptico de Carraso. La verdadera venganza del gato Boris. Intriga operística para gato y tenor (La centena Teatro, El milagro - Conaculta, 2005) es una obra teatral escrita por la mexicana Maribel Carrasco que mezcla comedia y reflexión en una trama llena de sorpresas y giros inesperados. La obra se centra en un gato llamado Boris, quien es un personaje lleno de personalidad y astucia, y cuya venganza tiene un papel crucial en la historia.

 

A lo largo de la obra, se exploran temas como la venganza, la justicia y las relaciones de poder, de una manera irónica y divertida. Boris, el gato, representa una figura aparentemente inocente, pero con una capacidad sorprendente para desatar una serie de eventos que afectan a los personajes humanos a su alrededor. 

 

A través de los diálogos y las situaciones en las que los personajes se encuentran, la obra revela cómo las acciones impulsivas, aunque impulsadas por el deseo de venganza, pueden tener consecuencias imprevisibles, y cómo el concepto de justicia se puede ver desde diversas perspectivas.

 

La edición se acompaña de Morritz y el pequeño Mons, pieza teatral que explora la relación entre dos personajes con un trasfondo existencial y filosófico. Gira en torno a Morritz, un hombre que, a través de su encuentro con un pequeño ser llamado Mons, se enfrenta a cuestiones sobre la vida, la muerte, la identidad y el sentido de la existencia.

 

A lo largo de la obra, Morritz se ve desafiado por la presencia de Mons, quien actúa como una especie de espejo o contrapunto a las dudas y angustias de Morritz. El personaje de Mons es inocente y parece tener una sabiduría misteriosa, lo que crea una dinámica interesante entre ambos personajes. Morritz, por su parte, está atrapado en una crisis existencial y busca respuestas sobre su lugar en el mundo.

 

La interacción entre Morritz y Mons se convierte en un proceso de descubrimiento y confrontación que lleva a Morritz a cuestionar sus propias creencias y valores.

 

Las obras resultan una lectura interesante con personajes bien trazadas y tramas a ritmo adecuado, que no solo entretienen, sino que permiten una reflexión sobre temas actuales desde una mirada –aparentemente– inocente.

lunes, 3 de abril de 2023

El exilio, la poesía, el desierto, la soledad, la historia: Un corazón extraviado

 

Estamos ante una novela que en lo personal disfruté y me motivó a seguir leyendo: una historia directa, honesta y llena de emotividades propias del corazón.

 

Con esto no me refiero a que estamos ante un bestseller de fácil lectura. Por el contrario, nos lleva a ejercer nuestro oficio de lectores, nos motiva a investigar, a preguntarnos ¿dónde está lo histórico? ¿dónde la ficción? ¿cómo estos personajes multidimensionales nos invitan a conocer más de política, de poesía, de compromiso, de solidaridad, de amor? Y en ello, como uno de sus personajes, buscar respuestas a la vuelta de la página.

 

En el ahora lejano 2010 escribí, durante mis estudios de la Maestría en Estudios Humanísticos, un texto que llamé “Voces del cabrito: a la búsqueda de una nueva novela”.

 

En aquel texto arranco diciendo que “Monterrey ha sido conocida nacionalmente como un foco de desarrollo industrial. El clima y las condiciones geográficas han hecho de esta tierra un reto para quienes aman el trabajo y el esfuerzo diario. En los últimos años, la tierra del cabrito y la carne asada ha sido sede de eventos culturales, como el Fórum de las Culturas 2007. Esta efervescencia invita a reflexionar: ¿qué producción literaria existe en el [Monterrey de las Montañas, tú que estás a par del río] citando al universal Alfonso Reyes? Definitivamente, se debe releer a este autor, pero es tiempo de olvidarnos de las antologías y las reediciones para adentrarnos en la nueva narrativa.”

 

Y creo que no estamos lejos de esa anécdota. Ahora tenemos la anunciada inversión de la industria automovilística en TESLA, las diversas tecnológicas en un área cercana al aeropuerto, edificios de oficinas y viviendas que florecen como girasoles en verano.

 

Retomando mi texto de hace una docena de años, hablo de autores conocidos como Ricardo Elizondo Elizondo, David Toscana, Hugo Valdés, Patricia Laurent, entre otros… y paralelo a esto, complemento: “hay un esfuerzo por el Fondo de Cultura Económica del Estado de Nuevo León o bien de editoriales independientes por hacer de este desierto un oasis literario.”

 

Continuo la cita: “Pero ¿qué va caracterizando a la literatura de esta región? Hay novelas, cuentos, ensayos, poesía e incluso teatro. Es decir, hay proliferación de autores, pero la difusión –o la mercadotécnica deberíamos señalar– no ha sido suficientemente efectiva para lograr el reconocimiento de los mismos. Menos hoy, donde el libro es un producto dirigido a un mercado determinado, y debe lograr el mejor desempeño de ventas y desplazarse a otras ediciones e inclusive vendiendo sus derechos para adaptación al cine y otros medios audiovisuales.”

 

A todo esto, casi no podemos creer que ha pasado un docena años de este momento… y es que en ese entonces María de Alva publicó “A través de la ventana” (https://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2010/12/voces-del-cabrito-la-busqueda-de-una.htm) que retrata una odisea familiar (de su ascendencia materna) y su contacto con la gran literatura que la lleva por un camino opuesto a la narrativa actual netamente comercial.

 

Su estilo, que me atrevo a decir queda marcado en esa novela, está inspirado en lo latinoamericano –polifonía narrativa, saltos temporales, estructura circular-dinámica –. Cierro la anécdota de mi texto indicando que “A través de la ventana” es realmente una ventana a una nueva voz narrativa en la tierra del cabrito: propone releer a los nuevos clásicos latinoamericanos, para catapultarlos con una inquietud narrativa, casi familiar, casi propia, y proponerlos a los lectores un esfuerzo, el involucramiento total entre narrador-texto-lector. En otras palabras, el libro es la casa y nosotros vemos a través de sus ventanas.

 

Siendo su cuarta novela,  “Un corazón extraviado” de María de Alva (Harper Collins, 2022) construye, como vasos comunicantes, la historia del poeta español Pedro Garfias quien vive en la España de la guerra civil y se exilia en México, mientras se presenta un hilo narrativo denominado “Corazones”, la historia de un personaje femenino con dextrocardia, afección en la cual el corazón está apuntando hacia el lado derecho del tórax, cuando normalmente apunta hacia el lado izquierdo. 

 

En medio de estas grandes narraciones leemos los segmentos denominados “Observaciones que a nadie le importan”, “Fantasmas” y “El mar”. Las primeras pueden pasar por divertidas, pero en realidad son un ejercicio narrativo donde se busca un diálogo con el lector para hacernos información, preguntas, inquietudes y reflexiones entre la historia y la ficción.

 

“Fantasmas” nos permite leer esa meticulosa investigación de la narradora hace para reconstruir la figura histórica de Pedro Garfias. Mientras que “El mar…” para qué les explico, mejor les comparto: “En las noches escucharás el mar acodado en la balaustrada. ¿Qué te dirá, Pedro? ¿Dónde te llevará? Un susurro se levantará desde las olas, respirarás su aire salado. (…) Acaso será el mar tuyo en ese viaje sin final que no reconocerás como propio. Un viaje sin retorno a Ítaca. No volverás más. Morirás en tierra extranjera.” (De Alva, 69)

 

“El mar” entonces es el acercamiento a una prosa lírica, que deja entrever esa carga poética que ha dado motor a la novela.

 

¿Qué temas encontramos en “un corazón extraviado”? El exilio, la búsqueda del ser, el amor, la poesía, la política. Incluso la pasión, el matrimonio, el compromiso, la solidaridad, los benefactores, los mecenas, incluso, la piedad y la pena.

 

Tomando el tema más obvio, el exilio, nos dice Phillipp Ollé-Laprune en la presentación del libro “Figuras del exilio”, que el exilio y la literatura “guardan una relación estrecha, como si el momento creativo en que el escritor debe aislarse del mundo para entrar en un paréntesis íntimo, resonara con la misma intensidad que las impresiones que habitan en el exiliado”.

 

El exilio es una fuente casi inagotable para la literatura. Contrarrestar el sentir del autor y la visión que puede representar su patria “perdida”, realizar una introspección en la creatividad para denunciar la situación política que obliga a sus propios ciudadanos a salir de sus fronteras, o bien reconstruir el pasado casi idílico de una nación, son variantes comunes a este tema. En la actualidad, se puede señalar, se consideran diversos exilios tales como el económico, el cultural y el político.

 

De esta manera, en la novela conocemos a Pedro Garfias y varios de los poetas de la Generación del 27: el apasionamiento y el activismo político llevó al asesinato de varias de sus figuras -como se reseña la más famosa, la de Federico García Lorca- y la salida por todos los medios posibles de autores que marcarán la historia literaria española.

 

Nos narra De Alva en uno de los segmentos de “Fantasmas”: “Eran jóvenes, no había guerra, el mundo les pertenecía. Después sino el derrumbe y todo se dispersó. Unos aquí, otros allá. Entonces fue el silencio, la nada, una existencia anodina.”(De Alva, 114-115)

 

Quiero citar ahora a Sergio Ramírez, quien escribió en el 2004 un texto denominado “El viejo arte de mentir”, como parte de la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey. Ramírez dice: “La novela representa una larga travesía hacia un puerto impreciso.”

 

Así nuestro héroe -o tal vez antihéroe- nos presenta un viaje intercontinental, para perderse a sí mismo lejos de lo que ha llamado hogar. Mientras tanto conocemos sus defectos: el alcohol, la pobreza, la falta de personalidad, amores frustrados.

 

Ramírez dice en el texto: “Existe una tendencia contemporánea de agregar fotografías a las novelas (…) en los que no es posible distinguir entre el relato autobiográfico, la historia real, la información periodística y la ficción; y las imágenes, que nunca son gratuitas, pasan a ser parte del todo narrativo.”

 

“Un corazón extraviado” es un buen ejemplo de lo anterior. Calles, edificios, momentos clave, España o México, no importa, lo cierto es que una fotografía de la Generación del 27 podría ser igual de valiosa que el barco del exilio, la Librería Cosmos, o el Himno de la sexta división. Los invito a ver este testimonio fotográfico que nos llevará -citando a Ricardo Elizondo- a ver el polvo de aquellos lodos.

 

María fue periodista, y entre las líneas podemos notar su estilo. Ramírez menciona “El papel del novelista, que elige aquí narrar en primera persona, es similar al del periodista que acumula datos, fruto de la observación directa.” Y más adelante señala: “el escritor puede decidir la forma de un discurso imparcial, en el que no compromete su punto de vista, y nos ofrecerá toda la información disponible, certificando como verdadera aquella sobre la cual hay constancias suficientes, y desechando otras, porque están respaldadas muy débilmente.”

 

Los ingredientes de “El mar” y “Las observaciones que a nadie le importan” complementan estas narraciones, mientras “Fantasmas” -donde las figuras del pasado dan forma a esa investigación que permite reconstruir la figura de Pedro Garfias- nos brindan ese soporte de investigación que permite unir la narradora-personaje con el producto de su investigación. Y es que eso hacemos, leer no solo la investigación sino los informes médicos. Ambos aderezados con fotografías y dibujos.

 

Ramírez nos dice que “El escritor necesita ofrecer pruebas de lo que cuenta, para que le crean, y el más viejo de los recursos para lograrlo es demostrando que “estuvo allí”, donde ocurrieron los hechos.”

 

Así tenemos en “Un corazón extraviado” una narradora-personaje que busca al autor en las calles, los espacios, los rincones regiomontanos que proyecten la presencia del poeta español. Y qué mayor testigo que esa investigación que leemos, mientras conocer su corazón a la derecha y aferrarse a vivir.

 

Sin temor a equivocarme, María es “fan” de Mario Vargas Llosa. Por lo que veo en sus lecturas, por sus recursos literarios. En el ensayo “Literatura y política: las coordinadas de la escritura de Mario Vargas Llosa” de Raymond L. Williams (también en el marco de la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey), éste último menciona “porque en la novela, la cantidad, el número es un ingrediente de la calidad. Y es así porque la novela es historia, es tiempo discurriendo”. Esto sucede en “Un corazón extraviado”, donde se reconstruye el surgimiento, el exilio y la opaca vida de Pedro Garfias, mientras conocemos esta historia de una narradora personaje que reconstruye su condición cardìaca mientras se enfrenta a una operación que podría significar todo en ella.

 

Williams comenta en otro fragmento “Ninguna novela podría contar todo lo que ocurre dentro de una historia; siempre hay saltos, intervalos que son eliminados en la narración por obvios, por innecesarios, o que son sustituidos para crear una expectativa, una ambigüedad respecto de aquello que se está contando; eso es tratamiento del tiempo o, mejor dicho, creación del tiempo”.

 

Esto busca hacer la novela. Recrearnos el tiempo de Pedro Garfias, el tiempo de la narradora-personaje (que me atrevo a decir no tiene nombre en el texto), y la atemporalidad del mar. Poco a poco va cerrando los ciclos: qué fue de la familia, de la esposa, de los amigos escritores, de los mecenas y, sobre todo, de los exiliados dispersos por Iberoamérica.

 

El poeta, a fin de cuentas, es el pretexto para narrar la historia entre España y México, no solo una humanización de la Generación del 27 -con sus anécdotas sobre fiestas, alcohol, amoríos- sino la vida entre Garfias y su esposa, siempre con una visión objetiva que provoca una posición del lector; aunque quien narra no lo proponga.

 

Nos enfrentamos entonces a la Historia con H mayúscula que es la España de la Guerra Civil e inicio del Franquismo, así como la recepción en México de millares de españoles que migraron a tierras aztecas. Mientras María de Alva nos presenta la historia, con minúscula los temas privados de los poetas de la generación del 27 y, claro, un enfoque en Pedro Garfias; mientras narra la historia personal de la condición cardiaca, algo tan íntimo como el primero amor o el sentir durante el embarazo. Es el juego de la historia pública y las historias privadas.

 

Escribe De Alva: “Mar, mar, ¿cómo fue que perdimos la patria? ¿Cómo es que perdimos las Españas? (…) En este camino de aguas no hay gloria. Será el camino de la pérdida. (…) Dicen que no hay sacrifico posible, que no hay consuelo, que en el destierro solo se encuentran los que perdieron.” (De Alva, 69-70) El exilio no solo físico sino sentimental.

 

Luego de esta revisión más realista, quiero hablar lo incierto, de las reflexiones, de preguntas que podrían quedarse sin contestar.

 

La narradora-personaje quiere saber el por qué de su enfermedad, de sus reflexiones y las conjeturas que van surgiendo durante su investigación en el ático de la Librería Cosmos.

 

De Alva escribe en uno de los segmentos de “Fantasmas”: “De las posibilidades de la ausencia de Garfias en la foto del Homenaje a Góngora: 1. Asistió al evento pero no estuvo presente durante la sesión fotográfica por estar haciendo algún pendiente o quedarse dormido o porque estaba borracho. 2. Pedro Garfias estaba en el baño con una indisposición porque le cayó mal la comida. 3. Sí estaba en la sesión fotográfica, pero se hizo a un lado modestamente, o bien ayudó al fotógrafo a tomar la imagen (…)” (De Alva, 115) Este recurso de lo impreciso obliga a ese ejercicio lector: por qué lo deja abierto… mejor que sea concretada; pero no es la intensión.

 

Ramírez en su ensayo nos dice: “Hay tema y obsesiones particulares que asumen posiciones permanentes, aunque diversas, entro de los materiales que informan el corpus narrativo del escritor: recuerdos de la infancia y juventud, experiencias personales, visiones, convicciones, rechazos.” María de Alva así lo recuerda: las historias familiares, su participación en la narrativa, la búsqueda de una novela total. Su historia privada, para presenta la Historia.

 

En otro fragmento de “Fantasmas”, De Alva escribe: “Es posible que si en España han escuchado sobre Pedro Garfias haya sido gracias a Víctor Manuel. La anécdota es cómo este supo de Garfias y decidido musicalizar su poema Asturias se debe a una feliz coincidencia atada a todo eso que pasó durante el exilio entre españoles y mexicanos, porque cuando supo del poema aún se vivían en España los estertores finales del franquismo.” (De Alva, 151)

 

Más adelante, señala en uno de los fragmentos de “Observaciones que a nadie le importan” lo siguiente: “El diario Sur de Málaga publica en 2001 un artículo titulado: “Pedro Garfias: un olvidado de la generación del 27”. En 2017 El País publica otro más que dice en la cabeza: “Garfias, un olvidado del 27.” El ABC de Sevilla en 2017 titula otro texto: “una exposición recuerda a Pedro Garfias, ‘el poeta olvidado de la generación del 27´”. ¿Si se repite el olvido se acaba por recordar?”. (De Alva, 259)

 

Lo que parece concreto queda abierto, y eso es otro ejercicio que como lectores debemos hacer.

 

Una tercera aproximación a la novela es a través de los recursos literarios: vasos comunicantes, lenguaje. En el citado texto sobre Mario Vargas Llosa, el autor peruano define: “¿Qué son los vasos comunicantes? Una técnica que consiste en narrar creando una unidad con episodios que ocurren en tiempo o espacios diferentes, pero que tienen algún tipo de denominador común que no hace írrita o incompatible esta fusión.”

 

Pedro Garfias y la narradora-personaje se fusionan con el corazón. Uno es como un vaso roto, tiene el corazón roto, exiliado; el otro vaso, la narradora con una condición especial de salud. Estas son las dos grandes ideas que dialogan a lo largo de la novela.

 

Y esta condición, es un ejemplo pleno de narración hacia lo personal. De Alva escribe en un fragmento de “Corazones” una especie de leitmotiv: “Durante mi embarazo tuve temor de que mi hija naciera con dextrocardia. Le pedí al doctor poner atención a eso, que por favor me dijera. (…) No necesité más. Me llevé a casa la imagen del corazón perfecto de mi bebé. Tendría una hija con un corazón normal.” (De Alva, 223)

 

Mario Vargas Llosa: “Un novelista tiene una solidaridad íntima con los personajes que ha creado, a los que ha fabricado poco a poco, pieza por pieza.”. Este texto recrea, a mi parecer, esta solidaridad. ¿Qué tanto acercamiento hay hacia un personaje escurridizo de la historia? Intrínsecamente vinculado a una sociedad, a un territorio, que lo deja en el olvido y luego lo rescata.

 

Y no solo la solidaridad, sino esa especie de leitmotiv que presenta De Alva en “Corazones”: “Lo que transcurre durante el embarazo en una mujer es de una soledad absoluta; no se puede compartir. Cambia, crece, se expande, a veces duele o cansa. El asilamiento permanece.” (De Alva, 223)

 

Por otra parte, Williams en su texto sobre Vargas Llosa dice “Sólo la buena literatura enseña a dominar el lenguaje”. Y qué mejor que los segmentos de “El mar” para una prosa poética donde se demuestra el dominio de éste.

 

Cito dos ejemplos:

1- “La pérdida es como una baraja de naipes en forma de torre que cae de pronto. Pero la verdadera pérdida, la que cuenta, la que te deja indefenso al borde del abismo, se parece a esas cuerdas de henequén de las haciendas del sureste de México: poco a poco van perdiendo sus hilos en el desgaste diario.” (De Alva, 11)

 

2. “Este mar sin final es solo huida. Lágrimas saladas sobre este océano que nos persigue. Vivir, sobrevivir.” (De Alva, 69)

 

Quiero cerrar con dos últimas ideas.

 

Retomando a Mario Vargas Llosa, en el citado ensayo dice: “Una novela total es una aspiración más que una realidad, porque nadie podrá jamás escribir una novela que totalice la experiencia humana. Pero las que más se acercan a ese ideal imposible de la totalidad son las grandes novelas.”

 

La recreación histórica, las evidencias médicas, las fotografías, las canciones -cómo olvidar Asturias, si yo pudiera…” todo esto se conjuga para que “Un corazón extraviado” busque ser una novela total. Por ello, leerla es un reto, no solo porque nos obliga a conocer esa Historia (con H mayúscula) para entender las múltiples historias privadas (así con minúscula) mientras vamos del exilio a la búsqueda, del compromiso a la supervivencia, de la reflexión a la lección.

 

Y otra idea, que estamos ante una autora que, si bien busca una literatura que nos obliga a ser buenos lectores, con una visión de lo humano que quedará plasmada en la esta cita del fragmento “Corazones”: “Escribo porque quiero dejar de tener miedo del latido de mi corazón, navegando solitario en ese mar del cuerpo, perdido a la derecha del pecho. Escribo porque reconozco la sensación del extravío, ese ahogo entre la noche que no te deja dormir mientras escuchas un tren pasar. Escribo por la ansiedad de sabernos solos.” (De Alva, 224)

 

Pero no estamos solos, somos muchos lectores -y los que faltan- que ayudarán a encontrar este corazón extraviado.

 

Pd. Mientras se lee, María de Alva nos invita a escuchar el playlist en Spotify (https://open.spotify.com/playlist/6rztFhXIuPZmyFa6qKVcEy?si=cv3TMi7ZRrClyJIVC3_6QQ&pi=qtkHZ5j4TK2gy)