Uno de mis autores favoritos es Gonzalo Celorio, tanto por el manejo de sus personajes como el uso de lenguaje. En años recientes, ha editado textos donde la recuperación de la memoria es clave, como si buscase reconstruir su pasado y con ello, la vida de todos a su alrededor.
Esto lo mantiene en El metal y la escoria (TusQuets Editores, 2014) novela que explora la historia de una familia a lo largo de tres generaciones, entrelazando elementos de la autoficción, la crónica familiar y la memoria histórica.
Como parte de la Colección Andanzas, la obra comienza en 1874 con Emeterio Celorio, un joven asturiano que emigra a México en busca de fortuna. Tras comenzar como mozo de tienda, logra establecer un próspero emporio de bebidas alcohólicas en el barrio de La Merced.
Sin embargo, sus hijos dilapidan la fortuna en una vida disipada, mientras que sus hijas se ven relegadas a un papel secundario en una sociedad machista. La historia se complica cuando uno de los nietos, en la tercera generación, intenta retomar la iniciativa económica, pero se enfrenta a una amenaza inesperada: la pérdida de la memoria. "La escucho, sí, como he escuchado todas las historias familiares desde las épocas más remotas, de generación en generación, para que el pasado no se lo lleve olvido" (Celorio, 202)
A través de esta narrativa –y con ese excelso uso del lenguaje que raya en lo lírico-, Celorio aborda temas como la migración, el exilio y la lucha por la memoria, reflejando las complejidades de la historia reciente de México.
Así, la novela no solo reconstruye la trayectoria de una familia, sino que ofrece una reflexión sobre la identidad y el legado cultural. "Estos recuerdos que invocas para preservarlos del olvido, también os olvidarás, como empezarás a olvidarlo todo, a pesar de las listas que escribes, que no cumplirán la función de red que les adjudicas para echarte el salto mortal de todos los días" (Celorio, 220)
La obra fue reconocida con el Premio Mazatlán de Literatura 2015, destacándose por su estilo narrativo y su capacidad para entrelazar lo personal con lo histórico.
En palabras del propio autor, El metal y la escoria es una "novela de madurez" que le permitió confrontar el miedo al olvido y al alzhéimer, enfermedades que afectaron a su padre y hermano, al mismo tiempo que reconstruía la memoria perdida de su familia.
Un excelente texto para disfrutar y, en esa búsqueda del pasado, recuperar la voz propia.