lunes, 28 de octubre de 2024

De regreso al mundo virtual: Ready player two

En Ready Player Two (Penguin Books, 2021), secuela del bestseller internacional Ready Player One escrita por Ernest Cline, retoma la historia poco después de que Wade Watts ganara el concurso de James Halliday y se convirtiera -junto con sus amistades virtuales/reales- en el dueño de la OASIS, el universo virtual más popular del mundo.

La novela original Ready Player One se publicó en agosto de 2011; y su adaptación cinematográfica, dirigida por Steven Spielberg, se estrenó marzo de 2018. Una década después se publica esta aventura, recargada de nostalgia y lucha de poderes. Entretenida, aprovecha personajes que ya conocemos y busca explotar esa nostalgia por la década de 1980 (a veces a buen tono)

El protagonista Wade -que además es la voz narrativa de la novela- descubre una nueva tecnología creada por Halliday antes de morir: el ONI (Oasis Neural Interface), dispositivo que permite a los usuarios experimentar sensaciones reales dentro del mundo virtual. A pesar de su revolucionaria propuesta, esta tecnología plantea dilemas éticos, ya que puede provocar adicción extrema y desconexión de la realidad. Su uso masivo divide la opinión de Art3mis, Aech y Shoto, votando tres de cuatro de ellos a favor de ofrecerlo al público. Art3mis señala el error… y tendrá toda la razón.

Poco después del lanzamiento del ONI, se revela una nueva misión: otra "búsqueda del huevo" escondida por Halliday, que consiste en encontrar siete fragmentos o llaves relacionados con Kira, la esposa de Ogden Morrow y el gran amor no-correspondido de Halliday.

Esta búsqueda lleva a Wade y sus amigos -y eventualmente de sus enemigos como el cruel Nolan Sorrento- a través de múltiples mundos virtuales basados en la cultura pop, enfrentando nuevos retos mucho más peligrosos. En paralelo, una inteligencia artificial basada en Halliday llamada Anorak se vuelve hostil y toma el control del sistema, amenazando con matar a millones de usuarios conectados al ONI si los protagonistas no completan la búsqueda a tiempo.

Anorak representa una inteligencia artificial que cobra consciencia y busca su propia supervivencia, ante la amenaza de Wade de destruir Oasis.

Las siete llaves que se deben incluyen la revisión de vida de Kira para aprender no solo de ella, sino de los creadores de Oasis:

  1. Middletown (el hogar de Kira) capítulos cargados de inocencia infantil.
  2. El planeta Shermer (basado en las películas de John Hughes, quien retrató en filmes como Pretty in Pink, Weird Science y The Breakfast Club la vida de los adolescentes en la década de 1980)
  3. El planeta de Prince (que abarca momentos clave y actuaciones memorables del genio de Minneapolis, y toma varios capítulos del libro a veces de forma densa)
  4. El mundo de Tolkien (inspirado en El Silmarillion de J.R.R. Tolkien, buscando elementos solo para conocedores de este universo)
  5. El mundo de Rush (centrado en la banda canadiense de rock progresivo Rush)
  6. El código de Kira (programación de un juego oculto que Kira creó)
  7. El alma de Leucosia (referencia a una figura mitológica y a temas de amor perdido)

La historia incluye una reflexión sobre la humanidad, la memoria, el amor y la responsabilidad tecnológica. Wade y su equipo logran completar la misión, enfrentándose a los errores del pasado y los límites de lo que significa ser humano. Si bien las reflexiones del protagonista son amplias, en algunos casos se sienten algo forzadas, pero no por ello erróneas.

Si bien estamos ante una novela de aventuras – ciencia ficción, se abordan temas serios como la posibilidad de copias digitales conscientes de las personas, los peligros de la tecnología mal usada, la importancia de mantenernos conectados con el mundo real y en sí con otras personas; y otros temas más tradicionales como la amistad, el sacrificio, el amor, el respeto e incluso la obsesión y el consentimiento que toda tecnología debe implicar.

 Algo predecible y con situaciones ligeramente forzadas, la novela es un buen texto si se disfrutó la primera entrega, y lo cierto, permite una reflexión muy actual sobre la tecnología que usamos diariamente y los límites que, como humanos, debemos ponernos y construir sobre ellos.

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