martes, 27 de enero de 2015

Entre la congoja y el cuento: Horacio Castellanos

En uno de mis días de trabajo a la Ciudad de México tuve oportunidad de ir rápidamente a una afamada librería. Su primer piso es bueno, pero su sótano es fantástico. Y, como comprador compulsivo, el área de ofertas suele ofrecer gratas respuestas.

A veces me obsesiono en leer algo escrito por autores que no sean mexicanos, chilenos o colombianos, tal vez ni argentinos ni españoles. ¿Por qué? Considero que hay más literatura entre fronteras y océanos que aquella que comercialmente llegan a nuestras manos.

Al combinar la obsesión con la oferta, hay una buena combinación. Así compré por 50 pesos Con la congoja de la pasada tormenta Casi todos los cuentos (2009), de Horacio Castellanos Moya. Autor salvadoreño, narrador incansable, nos ofrece en esta antología los cuentos escritos hasta esa fecha, indicando que son casi todos, porque aún faltan muchos más por escribir.

El estilo es ágil, con cortes realistas, simples en su estructura, excelente en su narración, personajes entrañables, en fin, la combinación perfecta para que 23 cuentos puedan ser devorados en 3 o 4 días. Y es que acostumbrados a ciertos formalismos literarios, una narración fresca, que no pretende vender pero sí hacer pensar a su lector.

Los cuentos fueron publicados previamente en colecciones del autor o en antologías temáticas, pero ahora el autor les da un orden particular –según lo indica en la nota final- para crear una experiencia diferente.

El cuento homónimo de la antología nace de El Quijote, y realmente invita a vivir la tormenta que causa la realidad –llena de miedo y frustración-, invita a disfrutar la vida, al cabo es lo único que tenemos.

Destacan, a mi gusto: Indolencia, Una pequeña libreta de apuntes, Hipertenso, Tonto y feo, El gran masturbador, Variaciones sobre el asesinato de Francisco Olmedo, Némesis, Informe, Con la congoja de la pasada tormenta, Madrugete.
En cada uno, los personas se enfrentan a sus miedos, a sus frustraciones, a una realidad apabullante. En unos, domina el miedo, en otros el deseo sexual y dominio del otro. En sus espacios, domina el bar o el departamento, aquellos cerrados que parecieran nos permiten escondernos del mundo exterior.

La enfermedad, los celos, el tedio del trabajo, se combinan con los diálogos abundantes y las descripciones precisas, para generar esos ambientes de pesadumbre, tal vez de desesperanza. “No hay héroes posibles cuando la tempestad ocurre en un oscuro mar de mierda” (76)
Algunos cuentos se convierten en novelas cortas, dominando aquellos cortos, pero en todos se mantiene un lenguaje honesto, con la visión adulta, e incluso con algunas combinaciones de informes, poemas, canciones, aquello que le va dando aderezo a la vida. Epígrafes también acompañan a algunas historias, proyectando las lecturas del autor, sus inspiraciones.

El tema de lo político también está presente, los perseguidos, los espías, los exiliados. Pero los límites humanos se presentan ante la pareja, ante el compromiso, el deseo.
Se puede decir que domina el vacío en sus personajes. “Abrí los ojos: la oscuridad fue igual de absoluta; también el silencio.” (305)

Lo importante es disfrutar los cuentos. Inmiscuirnos en estos interesantes personajes, estas historias reflexivas. Una antología que recomiendo de principio a fin. Un escritor que vale la pena conocer.

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