En el 2013, el escritor norteamericano Rick Yancey, publica La
quinta ola (2016, Molino-Océano Travesía) una obra enfocada al público juvenil
donde plantea un futuro desolador producto de una invasión extraterreste.
La historia se centra en la preparatoria Cassie, quien como
muchos jóvenes de su época estaba más preocupada en tener un buen cabello y
atraer a su chico ideal que en posibles invasiones alienígenas.
Con esta tonalidad, Yancey crea personajes juveniles tan
comunes como aquellos que vemos en un centro comercial o en el cine en los
fines de semana, o aquellos dispuestos a hacer travesuras para llamar la atención
o jugar arduamente un deporte para ser de los chicos populares.
El éxito de la historia fue tal que siguieron dos secuelas
en versión impresa y un filme que retrata el libro uno.
Dividida en partes y a su vez en capítulos, el narrador
omnisciente permite tener dos historias paralelas: Cassie, su sentimiento de
soledad como la última humana en la Tierra, en busca del hermanito que ha
perdido, y del recuerdo del padre que ha sido asesinado por aquellos que
debieran cuidarle. Y la de “Zombie”, un personaje de la misma edad de Cassie,
que sobrevive a la tragedia familiar y se convierte en el jefe de un pelotón
entre juvenil e infantil entrenado para matar a los invasores.
Y es que en este mundo que vive un apocalipsis, los adultos
han sido prácticamente borrados del planeta, quedan unos pocos, a cargo de las
fuerzas militares juveniles, que tienen automóviles y armas que deberías no
servir.
Con la importancia del amor juvenil, el saberse presentable
e incluso de buen humor, los personajes se enfrentan a las situaciones
extremas: amar y continuar en lo cotidiano, sobrevivir y empuñar un arma.
La primera entrega planeta la situación de este mundo que
les ha tocado vivir y cierra con un asombroso ataca a una instalación militar,
mientras los diversos personajes se reencuentran; son los mismos, pero en sí ya
no son los mismos.
En la segunda parte, El mar infinito (2014) el narrador abre
diversas historias: por un lado, la historia de Cassie y de Zombie se
convierten en una, pero da voz a Evan Malker, misterioso granjero que encuentra
a la protagonista y que guarda un secreto insospechado; también la visión del
hermanito de Cassie, u otros integrantes de la tropa original de Zombie: Hacha,
Dumbo.
Se mantiene la visión narrativa del narrador omnisciente que
a través de los personajes-narradores complementa la historia de los
protagonistas; a medida que “amplía” el mundo actual de los jóvenes.
Ahora, éstos huyen de un grupo de extraterrestres que han
sabido cómo vivir en cuerpos humanos, a medida que preparan “la quinta ola”, o
la serie de ataques finales que manipularan aquello que nos hace más humanos,
precisamente para destruirnos.
Aquí, el mar infinito puede ser la esperanza, las estrellas,
las posibilidades de lograr sobrevivir cuando todo parece en contra. El amor,
la solidad, la fidelidad, se enfrentarán a decisiones clave sobre qué pensar y
aquello que representa la realidad identificada por la máquina “el país de las
maravillas”.
Los personajes identifican el plan para acabar con la
humanidad y saben cómo enfrentarlo, a medida que buscan sobrevivir a un hotel
lleno de ratas y a una “silenciadora” que los ha detectado.
En el cierre de la trilogía, La última estrella (2016),
retoma un capítulo de la segunda parte, para expandir el plan de sobrevivencia:
aquellos que han quedado con vida después de ataques sorpresa y los últimos
recursos extraterrestres para erradicarlos.
Con el apoyo de nuevos aliados, el puñado de adolescentes y
niños buscarán detener la quinta ola, y hacer lo único que aquellos no han
previsto: abordar la nave nodriza, el epicentro de la invasión, para atacarlos
de raíz.
El amor, la solidaridad, la esperanza, el odio, la
desconfianza, incluso la fidelidad y el reparar errores del pasado, vuelven a
ser vivencias y sentimientos que viven los personajes.
Los niños ya no lo son, y los adolescentes tampoco; ahora
son personas que saben el valor de enfrentar los miedos, la necesidad de
confiar en el otro hasta la vida misma, la nostalgia de preocuparse únicamente
por tener la blusa de moda o ser el centro de atención de la escuela.
De nuevo con la división de partes y capítulos de variedad
diversa, los personajes continúan huyendo hacia un lugar donde haya más
esperanza, mientras retoman aquello que en realidad nos hace humanos y nos
permitirá enfrentar a los invasores: el amor, lo único impredecible que
tenemos.
La reflexión de los invasores ha hecho entender que somos
una especie que comete los mismos errores una y otra vez. Uno de ellos,
aparentemente un traidor, la superado una programación imbatible, y debe volver
a la nave para saber el porqué. La clave de la sobrevivencia alienígena depende
de ello.
Mostrando a súper hombres, los diálogos y las descripciones
vuelven a construir este mundo donde parece que se ha perdido todo, donde los
invasores han logrado prácticamente desaparecer la humanidad, y donde solo
queda seguir la última estrella.
Una trilogía con ritmo narrativo lento, personajes que van
de lo unidimensional a cierta evolución, con un lenguaje común, y la visión juvenil
de qué sucedería si ellos son los únicos que quedan en la faz de la Tierra.