lunes, 30 de marzo de 2020

Colección Vientos del Pueblos: navegando entre géneros


Lo que me ha gustado de la Colección Vientos del Pueblo es la versatilidad de sus autores, la calidad de sus ilustraciones y el afán de explorar en épocas y géneros diferentes.

Previamente hemos presentado cuentos de diversas nacionales y autores, ahora comentamos 3 obras de esta colección.

Del cuento, el mexicano Juan Villoro presenta Yo soy Fontanarrosa, con ilustraciones de Ricardo Peláez. Fiel a uno de sus grandes pasiones, Villoro narra sobre futbol soccer de una manera especial: un alterego es arrestado, pero los policías no lo llevan a la estación sino como refuerzo a un partido, les falta un integrante.

El equipo resulta estar en una liga donde se fomenta la lectura, así que todos los jugadores tienen camisetas de autores como Kafka, Borges, Kawabata… esto origina una serie de confusiones que entre patada y patada hacen una narrativa cómica. Una historia que pareciera surrealista, pero que puede darse en cualquier rincón de nuestro país: eres arrestado para jugar y tu libertad depende del gol que puedas hacer o detener…

Una historia para conocedores de la literatura y amantes del buen humor.


Del género teatral, por uno de los grandes autores mexicanos, Un cuento de Navidad de Emilio Carballido, ilustrado por José Hernández, pareciera arrancado de una plaza nacional… en plena época decembrina, un par de personajes intenta aprovechar la fiebre por estar con Santa Claus para sacar unos billetes.

Claro, los dos emprendedores no tienen los recursos necesarios pero harán lo que puedan para estar en una plaza, tomar fotografías con el Santa y que los niños hagan fila para pedir juguetes y claro, hablar con él. Esto provoca el enojo de los “competidores serios”, quienes tienen un fondo bonito, trajes elegantes y una buena cámara fotográfica para dar un buen servicio.

Entre diálogos propios de una plaza mexicana, el buen humor y la genialidad del dramaturgo mexicano, esta obra corta nos hace recordar que fuimos niños y que hemos dejado de creer en este personaje, para estar inmersos en la vorágine comercial… y hacer fila para estar con el Santa ya no es para decir que me porté bien, sino para pedir todos los juguetes a nuestro alcance.

Otra estupenda historia que vale la pena leer y, de ser posible, representar.


El último género que exploramos es el reportaje. Con una historia del norteamericano John Kenneth Turner y grabados de Eko, Los esclavos de Yucatán recrean a manera de reportaje el viaje del autor por el estado de Yucatán cuando era la potencia mundial por el manejo del henequén.

El oro verde, como suelen llamarle los historiadores, fue la derivación de una fibra extraída del henequén, y su explotación provocó una especie de esclavitud moderna en el territorio yucateco. Aunque nunca se reconoció así por el gobierno de finales del siglo XIX.

Según narra el autor, se hizo pasar por un rico norteamericano que buscaba conocer la operación del negocio para comprar una hacienda y establecerse en la región. Con el beneplácito de los terratenientes, va a las haciendas, conocer los grandes cascos, los plantíos, las tiendas de raya y las condiciones infrahumanas de los trabajadores.

Obligados a trabajar de sol a sol, a endeudarse en la tienda de raya, y a no gozar de prácticamente ningún derecho laboral, el reportero va conociendo los secretos de los hacendados y poco a poco obtiene suficiente información para publicar en su reportaje lo que todo el mundo conocía a voces: la condición de esclavitud de los indios mayas, incluso de orientales engañados y de indios yaquis traídos de otras tierras para trabajar.

Un documento histórico que invita a conocer el pasado para no repetirlo, aunque a veces nos asombra la capacidad del hombre para repetir los errores. Una historia desgarradora que puede sonar tan vigente como hace más de un siglo.

lunes, 16 de marzo de 2020

Colección Vientos del Pueblo, dos historias de mujeres


En esta poderosa colección del Fondo de Cultura Económica, se exploran voces contemporáneas acompañadas de ilustraciones de diferentes artistas.

Ahora toca el punto a dos historias escritas por mujeres:
Subasta de María Fernanda Ampuero, ilustrado por Jessica Ocampo. De origen ecuatoriano, la escritora nos presenta una historia “dura”: una mujer es secuestrada por un grupo de hombres y llevada a un lugar donde habitan gallos, esto detonará una serie de recuerdos de su infancia. En ella, su padre formaba parte de un palenque, y bajo ciertas circunstancias la obligaba a hacer tareas no propias de una niña. Estas experiencias le permitirán juntar fuerzas y buscar, cueste lo que cueste, a salir de ahí…

Narrado en primera persona, con pocos diálogos y una descripción que desgarra, el cuento nos enfrenta a las vivencias de aquellas mujeres que son tratadas como mercancías, peor que gallos de pelea, y quienes harán hasta lo impensable para sobrevivir, incluso sobrevivir a una subasta. Cruda, realista, impactante, una historia que se quedará grabada en el buen lector.


La sunamita es un cuento de Inés Arredondo, ilustrado por César Silva Páramo, que nos presenta a otra mujer joven que en busca de la tranquilidad familiar regresa a su pueblo, a cuidar un tío ya moribundo. Por circunstancias de la vida un padre, una criada, una vecina, todos alrededor escuchan que el moribundo lo único que desea es casarse con Luisa, y ella accede, al cabo se morirá rápido.

Sin embargo, más que morir, el tío parece revivir y con ello su malhumor, su deseo carnal insospechable para su edad, su afán de manipular y destruir. Comienza así una espiral de violencia y maltrato que derivarán en la propia transformación de la protagonista.

Con diálogos precisos, narrado en primera persona, el cuento retrata ese martirio de Luisa ante un matrimonio de un verano eterno, que pareciera recrear el infierno en la tierra. También una historia cruel, realista, tan ficción que parece el destino que todavía se dibuja en las mujeres del mundo.

Dos cuentos crudos, sí, que nos dejan la lección de cómo se ha tratado y –lamentablemente- se sigue tratando a la mujer en diversos rincones del mundo. Una oportunidad para conocer una narrativa contemporánea, una visión femenina que trasciende al género para convertirse en una denuncia.

lunes, 2 de marzo de 2020

2x1: La revisión de dos clásicos poéticos de Neruda


Pablo Neruda es una de las grandes figuras literarias de América Latina y de la poesía contemporánea. La vida del autor, entre la polémica personal y un fuerte compromiso político, se ha convertido en tema de revisión a la par de su obra.

Pero, en este espacio, queremos revisar una edición especial a raíz del aniversario del Neruda. Debols!llo reeditó los 25 títulos, incluyendo su obra póstuma, donde se incluye un prólogo de un autor destacado, notas de Hernán Loyola y una interesante tabla comparativa de las diferentes ediciones conocidas de la obra, incluyendo modificaciones o cambios de cada editor. Toda una información complementaria para descifrar las grandes obras del autor.

En esta ocasión revisamos dos obras clásicas: Veinte poemas de amor y una canción desesperada (2004, 2) y Los versos del capitán (2006, #10)

Veinte poemas…, incluye un prólogo de Óscar Steimberg, y es considerada todo un clásico desde su publicación en 1924. A casi 100 años, los sentimientos ahí reflejados marcan una visión del amor, entre exaltado y perdido, ante el objeto de deseo. La mujer, la pertenencia, la ausencia, a manera de letimotivs aparecen en los versos.

Si buen maneja el poema libre, las temáticas y los recursos líricos se podría decir son “tradicionales”. Ello, por supuesto, no pone en duda la calidad de los mismos. En mi revisión destacan (incluyo solo el primer verso):

#5
“Para que tú me oigas / mis palabras / se adelgazan a veces / como las huellas de las gaviotas en las playas. / Collar, cascabel ebrio / para tus manos suaves como las uvas.” (…) (27)

#10
“Hemos perdido aun este crepúsculo. / Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas / mientras la noche azul caía sobre el mundo.” (…) (34)

#11
“Casi fuera del cielo ancla entre dos montañas / la mitad de la luna. / Girante, errante noche, la cazadora de ojos. / A ver cuántas estrellas trizadas en la charca.” (…) (35)

#12
“Para mi corazón basta tu pecho, / para tu libertad bastan mis alas. / Desde mi boca llegará hasta el cielo / lo que estaba dormido sobre tu alma.” (…) (37)

#15 (uno de mis favoritos)
“Me gustas cuando callas porque estás como ausente, / y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca. / Parece que los ojos se te hubieran volado / y parece que un beso te cerrar la boca.” (…) (43)

#20 (mi otro gran favorito)
“Puedo escribir los versos más tristes esta noche. / Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.”.” (…) (51)

El trazo clásico de las palabras queda en el cierre de #14: “Quiero hacer contigo / lo que la primavera hace con los cerezos.” (42)

Los versos del capitán, todo un hito en la historia del autor. Según recuenta Mario Benedetti en el prólogo, la obra fue publicada primeramente en forma anónima; esto originó un alto revuelo en el país, pues el momento porque atravesaba Chile, se interpretó realmente como un capitán de las fuerzas armadas que abría su corazón al púbico.

También se narran las diversas complicidades de Neruda y su mujer en ese momento, que derivaron en el juego editorial de la publicación alrededor de 1952.

Los versos… se presentan en secciones temáticas: el amor, el deseo, las furias, las vidas, oda y germinaciones. Se incluye explicación, carta-prólogo, epititalamio y la carta en el camino.

La experiencia del autor queda más reflejada en estas líneas: la franqueza ante el amor y el deseo son transparentes, la evocación amorosa se acompaña de figuras poéticas y sentimientos a flor de piel.

Lo cotidiano se entremezcla en los versos: “Quítame el pan, si quieres, / quítame el aire, pero / no me quites tu risa.” (…) (28)

También la importante de la geografía y el ambiente que nos rodea, nutre la evocación: “Toda la noche he dormido contigo / junto al mar, en la isla. / Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño, / entre el fuego y el agua.” (…) (32)

Esa temática por la geografía y los elementos naturales parece constantemente: “En mi patria hay un monte. / En mi patria hay un río. / Ven conmigo. / La noche al monte sube. / El hambre baja al río. / Ven conmigo.” (…) (77)

Un par de textos clásicos que pueden invitar a muchas reflexiones y estudios, a identificar esa peculiar voz de Neruda al amor.