lunes, 28 de octubre de 2019

La quinta ola: trilogía sobre un futuro desolador


En el 2013, el escritor norteamericano Rick Yancey, publica La quinta ola (2016, Molino-Océano Travesía) una obra enfocada al público juvenil donde plantea un futuro desolador producto de una invasión extraterreste.

La historia se centra en la preparatoria Cassie, quien como muchos jóvenes de su época estaba más preocupada en tener un buen cabello y atraer a su chico ideal que en posibles invasiones alienígenas.

Con esta tonalidad, Yancey crea personajes juveniles tan comunes como aquellos que vemos en un centro comercial o en el cine en los fines de semana, o aquellos dispuestos a hacer travesuras para llamar la atención o jugar arduamente un deporte para ser de los chicos populares.

El éxito de la historia fue tal que siguieron dos secuelas en versión impresa y un filme que retrata el libro uno.

En la primera entrega, como mencionábamos anteriormente, Cassie descubre un buen día que su mamá está enferma, su papá y su hermanito no saben bien qué tiene, pero estar juntos le abre una esperanza. Llevan semanas aislados de los vecinos, escasea la comida y la violencia se apodera de las calles. Es el ambiente que ha provocado un apagón de aparatos electromagnéticos, la tierra y las aguas reclaman su espacio, la plaga que ataca a los humanos e incluso la muerte sistemática de muchos…

Dividida en partes y a su vez en capítulos, el narrador omnisciente permite tener dos historias paralelas: Cassie, su sentimiento de soledad como la última humana en la Tierra, en busca del hermanito que ha perdido, y del recuerdo del padre que ha sido asesinado por aquellos que debieran cuidarle. Y la de “Zombie”, un personaje de la misma edad de Cassie, que sobrevive a la tragedia familiar y se convierte en el jefe de un pelotón entre juvenil e infantil entrenado para matar a los invasores.

Y es que en este mundo que vive un apocalipsis, los adultos han sido prácticamente borrados del planeta, quedan unos pocos, a cargo de las fuerzas militares juveniles, que tienen automóviles y armas que deberías no servir.
Con la importancia del amor juvenil, el saberse presentable e incluso de buen humor, los personajes se enfrentan a las situaciones extremas: amar y continuar en lo cotidiano, sobrevivir y empuñar un arma.

La primera entrega planeta la situación de este mundo que les ha tocado vivir y cierra con un asombroso ataca a una instalación militar, mientras los diversos personajes se reencuentran; son los mismos, pero en sí ya no son los mismos.

En la segunda parte, El mar infinito (2014) el narrador abre diversas historias: por un lado, la historia de Cassie y de Zombie se convierten en una, pero da voz a Evan Malker, misterioso granjero que encuentra a la protagonista y que guarda un secreto insospechado; también la visión del hermanito de Cassie, u otros integrantes de la tropa original de Zombie: Hacha, Dumbo.

Se mantiene la visión narrativa del narrador omnisciente que a través de los personajes-narradores complementa la historia de los protagonistas; a medida que “amplía” el mundo actual de los jóvenes.

Ahora, éstos huyen de un grupo de extraterrestres que han sabido cómo vivir en cuerpos humanos, a medida que preparan “la quinta ola”, o la serie de ataques finales que manipularan aquello que nos hace más humanos, precisamente para destruirnos.

Aquí, el mar infinito puede ser la esperanza, las estrellas, las posibilidades de lograr sobrevivir cuando todo parece en contra. El amor, la solidad, la fidelidad, se enfrentarán a decisiones clave sobre qué pensar y aquello que representa la realidad identificada por la máquina “el país de las maravillas”.

Los personajes identifican el plan para acabar con la humanidad y saben cómo enfrentarlo, a medida que buscan sobrevivir a un hotel lleno de ratas y a una “silenciadora” que los ha detectado.


En el cierre de la trilogía, La última estrella (2016), retoma un capítulo de la segunda parte, para expandir el plan de sobrevivencia: aquellos que han quedado con vida después de ataques sorpresa y los últimos recursos extraterrestres para erradicarlos.

Con el apoyo de nuevos aliados, el puñado de adolescentes y niños buscarán detener la quinta ola, y hacer lo único que aquellos no han previsto: abordar la nave nodriza, el epicentro de la invasión, para atacarlos de raíz.

El amor, la solidaridad, la esperanza, el odio, la desconfianza, incluso la fidelidad y el reparar errores del pasado, vuelven a ser vivencias y sentimientos que viven los personajes.

Los niños ya no lo son, y los adolescentes tampoco; ahora son personas que saben el valor de enfrentar los miedos, la necesidad de confiar en el otro hasta la vida misma, la nostalgia de preocuparse únicamente por tener la blusa de moda o ser el centro de atención de la escuela.

De nuevo con la división de partes y capítulos de variedad diversa, los personajes continúan huyendo hacia un lugar donde haya más esperanza, mientras retoman aquello que en realidad nos hace humanos y nos permitirá enfrentar a los invasores: el amor, lo único impredecible que tenemos.

La reflexión de los invasores ha hecho entender que somos una especie que comete los mismos errores una y otra vez. Uno de ellos, aparentemente un traidor, la superado una programación imbatible, y debe volver a la nave para saber el porqué. La clave de la sobrevivencia alienígena depende de ello.

Mostrando a súper hombres, los diálogos y las descripciones vuelven a construir este mundo donde parece que se ha perdido todo, donde los invasores han logrado prácticamente desaparecer la humanidad, y donde solo queda seguir la última estrella.

Una trilogía con ritmo narrativo lento, personajes que van de lo unidimensional a cierta evolución, con un lenguaje común, y la visión juvenil de qué sucedería si ellos son los únicos que quedan en la faz de la Tierra.

lunes, 14 de octubre de 2019

Bidi Bidi Bom Bom: 15 visiones de Selena


Hay artistas que marcan una época, ya sea por su estilo innovador o por su visión del mundo, también aquellos que logran ganarse el corazón popular y eso les lleva a otra dimensión: la de ser querido y añorados en su ausencia.

Uno de estos artistas es vital en la música popular y en las leyendas urbanas: Selena. Dueña de una voz singular, con talento, con una visión del gusto popular, ella supo reinventar el género de la cumbia y dejar una huella en la cultura tex-mex.

En este contexto, y a 25 años de su ausencia, Nora de la Cruz es la anfitriona de la antología Diez y cinco writers en torno a Selena: Diez y cinco writers en torno a Selena (2019, Editorial Paraíso Perdido)

¿Cómo llegó este libro a casa? De esas veces en que la Feria del Libro nos abre posibilidades diferentes a un precio sumamente accesible. Y valió la pena. La edición en morado –uno de los colores característicos de la cantante- acompaña cada uno de los textos con dibujos o imágenes sobre los cuentos o los contenidos.
Con la perspectiva de las vivencias, experiencias o visiones de Selena, los autores nos deleitan con sus historias: Alma Columba, Mariana Orantes, Iveth Luna, Daniel Espartaco Sánchez, Rogelio Flores María Quiroga Benavides, Daniela Armijo, Juan Pablo Torres, Gabriela Torres Olivares, Mariana Roa Oliva, Raúl Aníbal Sánchez, Ana Cara Muro, Maricela Guerrero, Minerva Reynosa y Odette Alonso. De orígenes y letras diferentes, todos con la característica de retomar a esta leyenda moderna para plasmarla en sus visiones.

El prólogo de Nora de la Cruz retoma una famosa en el concierto del Astro Dome: “¡Oye, Houston, México!” (7) Y es que las canciones lograban entrar a los corazones mexicanos y texanos de igual manera. Para ella no había fronteras ni límites, solo la idea de cantar y bailar al ritmo de la cumbia.
Los capítulos se dividen en dos partes temáticas: setlist y encore. La primera habla de canciones en particular como la carcacha y la techno-cumbia; y lo mismo habla de Selena que de las lentejuelas, el canto, Kurt Cobain, Mister Cool, el Woodtock chihuahuense, los vampiros, las paredes invisibles y los cuartos de un lugar común. En Encore, Como la flor, los dulces 16 o el último baile, todo conforma un pretexto para dar cierre a una parte de la vida.

Algunas veces con humor, otras con nostalgia, las muchas con ritmo, los autores logran construir un contexto social e histórico, que puede lo mismo ponerte a bailar o a sentir ese asombro de quienes vieron en vivo las imágenes de una persona cercana a Selena en su automóvil, rodeada de policías y cámaras de televisión.

El título, para los enterados, recuerda una entrevista de Cristina con la reina del tex-mex, cuando le preguntan una cifra y ella, con tal de mantener su imagen de mexicana-texana y cercana al pueblo, contesta con el famoso "diez y cuatro..."

La antología tiene una diversidad total, que hacen un buen texto para revivir momentos, sentir situaciones personales, revivir a una ídola o bailar al ritmo de la techno-cumbia.