lunes, 29 de febrero de 2016

Una aproximación diferente a la depresión: La gente feliz lee y toma café.



El título de la novela de Agnès Martin-Lugand me atrapó desde que vi el libro. Coincido: leer y tomar café te hace feliz. La gente feliz lee y toma café (2014) es un texto de una novel escritora francesa, que cansada de ir con las editoriales se autopublica en un portal electrónico y se convierte en un éxito de ventas. Esto lleva a que las editoriales “establecidas” finalmente se decidan a publicarla. Y el éxito fue mayor. 

La novela es un texto sencillo, con pocos pero personajes significativos. Su anécdota es aparentemente sencilla: una mujer de mediana edad pierde a su pareja e hija en un accidente, y esto lleva a que Diane se enfrente a una profunda depresión. Su mejor amigo, y ahora administrador del café que da nombre a la novela, trata de despabilarla y le propone abandonar París y salir a la vida.
 Diane un día, sin mayor reflexión, decide irse a Irlanda. Y ahí comienza la aventura.

Lo interesante del texto es cómo la protagonista se enfrenta el duelo, a la negación y, finalmente, a la decisión de enfrentar sus medios.

Los diálogos abundan, las reflexiones sobre aquello que nos hace felices o que le damos la debida importancia, se presentan en una forma común. No hay técnicas narrativas experimentales ni de difícil comprensión, lo que sí hay es una historia humana, que se deja leer en un par de días.

Tal vez cae en algunos clichés como el antagonista masculino y una vecina animosa, e incluso algunas situaciones poco verosímiles, pero dentro de la ficción son válidas para invitarnos realmente a pensar: la depresión está en cualquier y bajo diferentes circunstancias, también afectando en forma diferente a quienes la padecen.

Un texto interesante que ya tiene “secuela”…

Mientras tanto, a leer y a tomar café, que nos puede hacer muy feliz.

lunes, 22 de febrero de 2016

Hipsteria: todo lo que quiso entender de los hípsters pero nunca se atrevió a preguntar




Hipsteria (2013) es una novela de Ricardo Garza Lau que va de la revisión cultural al adentramiento de un nuevo que está a nuestro acecho: la vida urbana de los hípsters, ese grupo estereotipado de personas que viste, actúa y vive de una forma particular. 
 
La novela plantea la vida de Sal Thomson, un joven creativo que a base de buenas ideas y algo de buena suerte gana el bronce de un importante premio publicitario, y esto le abre las puertas a una prestigiosa agencia.

En el ambiente urbano moderno de la Ciudad de México, Sal nos permite conocer el mundo laboral con cero formalidades, los rincones de la ciudad donde se organiza una tertulia, los bazares que nos abren las posibilidades de decoración a partir de la basura, la ruta de las bicicletas y los medios alternativos de transporte, a medida que vamos conociendo el lenguaje, las tertulias, las aventuras y la visión de un joven que se sabe dotado, pero no humilde. 

Con un tono sarcástico y un juego de lenguaje donde todo tiene un nombre diferente, la novela presenta diálogos atinados, narrativa entretenida e incluso la visualización de los "chats" tan comunes en los móviles. Viñetas y algunos dibujos complementan esta narrativa que rompe esquemas tradicionales.

Todo resulta Kitsch: el lenguaje, la decoración, el trabajo, el café, el bar, incluso las aventuras en noches de pasión y de parranda. 

Durante la historia, Sal recuerda su pasado en una tradicionalista ciudad potosina, su amplio conocimiento de los rincones bohemios de la Ciudad de México, y el ascenso/caída de un genio que por amistad o falta de ganas lo pierde todo. Real de Catorce será testigo de sus excesos y de una aventura que lo enfrenta a la realidad: tan desnuda como su cuerpo, verá que su profundo conocimiento sobre lo popular y lo contemporáneo no sirve en el ámbito rural. 

Una novela con buen ritmo, tal vez su desenlace no a la altura de sus personajes, pero sí con una carga irónica y de crítica social muy amplia, que nos hacen ver otro México: el de las personas que llenan su tarjeta de crédito, quieren tener toda la tecnología a su alcance y, en muchos casos, han “batallado” my poco para tener las cosas. 

Una buena lectura, entretenida, para explorar ese ámbito extraño de lo hípster…  

lunes, 15 de febrero de 2016

Mexicanos en una nuez: Antología de microrrelatos.



El microcuento o microrrelato es un subgénero que apasiona, que invita a la innovación, a la ocurrencia y al dominio total del arte de la narración. 

El microrrelato más famoso es de Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. La maestría de una historia queda comprimida en esta línea. Prácticamente hasta la coma ayuda al momento de tensión, al clímax que origina una creatura prehistórica. 

Paola Tinoco busca retomar esta maestría pero a través de autores mexicanos en Mexicanos en una nuez. Antología de microrrelato (2013). Algunos primerizos en el subgénero, otros ya dominadores de la técnica, reúne a Jorge F. Hernández, Ana Clavel, Alberto Chimal, José Luis Zaráte, Erika Mergruen, Rogelio Guedea, Luisa Reyes Retana, Ashauri López, Élmer Mendoza y Bibiana Camacho. 

Algunos textos son destacados, alguno cumple en formar parte de esta nuez, lo cierto es que es un texto que puedes terminar en unos minutos, tener un buen sabor de boca y motivarte a explorar otros microrrelatos. 

Destaca La fatiga de Jorge H. Fernández, dedicado precisamente a Augusto Monterroso: “Luego de doce horas en vuelo, el viejo cerró su libro y se bajó de la hamaca.” (11) La posibilidad de interpretaciones lleva a la imaginación a otro nivel, a la búsqueda del significado del vuelo, y sobre todo de la lectura. 

Los invito a leer este texto, cabe en una nuez, pero como ella, su gozo puede ser infinito. Con o sin dinosaurio.