lunes, 18 de septiembre de 2017

Desde Colombia: La novia oscura

El tema de la prostitución está arraigado a la literatura latinoamericana como uno de los oficios que muchas personas han debido ejercer para comer, para salir adelante, para olvidarse de su vida anterior. Y parece un leitmotiv, que aparece continuamente en textos, anécdotas, cuentos y visiones de una Latinoamérica atorada en el pasado y el deseo de hacer algo más grande.

La novia oscura (1999) de Laura Restrepo, está contada en una forma ágil, explorando una Colombia que va evolucionando con el siglo, con una nueva “modernidad”. Todo arranca en La Catunga, de esos lugares que están en ninguna parte y en todas a la vez, donde llega una niña dispuesta a ser prostituta y el ciclista que le lleva queda prendido de ella.

Ante nosotros desfilan personajes diversos: la madrina, quien enseñará el oficio, quien está en la casa por necesidad, por gusto, por azares del destino, pero siempre dispuestas a ayudarse en medio de las tormentas y la necesidad.

En medio de ellos, la Tropical Oil y las condiciones deplorables de la extracción de petróleo en la zona, y la visión de las huelgas y la necesidad que vivir hacinados conlleva.

La novela va describiendo los personajes y va enredando la búsqueda del amor: los trabajadores que quincenalmente reciben su paga y viajan por un poco de placer o simplemente de comprensión; cómo se puede uno enamorar de otra persona sin conocerla, y un país que se construye a base de penitencias y carencias.

Me recordó a La casa verde de Mario Vargas Llosa, donde diversos personajes esperan en medio de la selva por una oportunidad, por un amor, por una forma de salir adelante.
Lo incierto reina en el presente, pero también en los nombres de los personajes, en su pasado, en aquello que les depara.

Y es que cuando una mujer se decide, no hay quien la detenga. Por ello, la protagonista (quien no narra, sino que parece un personaje más) se convierte en una novia oscura, la representación de una visión extrema de lo humano: nadie sabe su nombre real, su pasado, ni a dónde quiere llegar.

La historia de la América Latina prácticamente se vincula a la explotación de grandes transnacionales, generando miseria y un pueblo explotado que no encuentra cómo evitar trabajar 16 horas al día y vivir paupérrimamente.

La huelga del arroz, la enfermedad, el amor por una extractora, un incendio, todo se conjuga para crear un ambiente por demás oscuro, y la necesidad de saber si se regresa o se pierde la vida difícil, aunque muchas veces sí se regresa.

Una excelente novela para conocer a Laura Restrepo y su capacidad de construir personajes. Y por qué no, conocer un poco de lo que ha sido Colombia.

En este espacio hemos retomado dos novelas de Restrepo: “Entre la pasión y la locura” sobre la Isla Clipperton en La isla de la pasión (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2013/09/entre-la-pasion-y-la-locura.html) y en "La multitud y las "historias"", de la novela La multitud errante (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2010/06/la-multitud-y-las-historias.html) que nos habla de los desplazados por la guerra interna en Colombia. 

lunes, 4 de septiembre de 2017

La ironía y lo festivo: una mirada al Tríptico del Carnaval


Sergio Pitol, mexicano universal, dejó como parte de su legado literario un testimonio entre la revisión histórica y la visión irónica de México a través un conjunto de novelas que fueron denominadas Tríptico del Carnaval: El desfile del amor (1984), Domar a la divina garza (1988) y La vida conyugal (1991).

Publicadas a lo largo de 7 años, las novelas vienen a cambiar la narrativa introspectiva y profunda de Pitol. Individualmente las publicó Era y la antología ha sido publicada por Editorial Anagrama (1999)

Con ellas, la ironía, la comedia, lo nefasto, lo carnavalesco, lo bajtiniano de las secreciones humanas retoma una nueva dimensión: explorando el final del siglo XIX y la “modernidad” del siglo XX, nos presenta lo rígido y lo conservador, a medida que su contraparte nos provoca estupor, risa, extrañeza.
Entre el narrador personaje y los diálogos abundantes, las novelas van desarrollando pocos pero significativos personajes: Dante de la Estrella, quien entre copa y copa cuenta un agitado viaje a Turquía donde conocerá los límites de la decencia y las buenas costumbres de la época. También conocemos a una variedad carnavalesca de personajes, quienes pretextando el amor de adentran en una época de espías, guerra, secretos y un asesinato entre borrachera y crimen pasional.

En La vida conyugal, el personaje Jacqueline –quien nos recuerda a la sufrida Madame Bovary pero que no usa su nombre verdadero- sus aventuras con diversos amantes y el afán de eliminar a su marido. Esto ante la necesidad de enterrar su pasado “vulgar” y los odiosos familiares que no han logrado pasar de la mediocridad.

En México, Cuernavaca, Turquía, entre otros lugares entre exóticos y comunes, la vida se va construyendo entre diálogos y sentimientos, donde el dinero, la posición social, la cultura y las necesidades propias de una vida tranquila se contraponen a la necesidad del trabajo y las buenas costumbres.

Poco a poco Pitol deja retratados de una manera original, prácticamente sin estereotipos, personajes femeninos y masculinos que son diferentes, llenos de pasiones y una vitalidad que va a trascender las páginas.

Y es que a medida que cada novela es más corta que la otra, el disfrute de los personajes aumenta: conocer los vericuetos de la vida conyugal será tan profundo como conocer los pormenores de la cultura mexicana a través de los ojos extranjeros.

En un profundo ejercicio narrativo, las novelas representan el poder narrativo del autor, a la vez que demuestra su capacidad para crear personajes y retratar, con todo el peso de la ironía, a una sociedad mexicana envuelta en las apariencias, las aspiraciones, la corrupción y la mentira.

En su edición de Anagrama, el tríptico se acompaña con una amplia presentación de Antonio Tabucchi que vale la pena leer.