lunes, 4 de septiembre de 2017

La ironía y lo festivo: una mirada al Tríptico del Carnaval


Sergio Pitol, mexicano universal, dejó como parte de su legado literario un testimonio entre la revisión histórica y la visión irónica de México a través un conjunto de novelas que fueron denominadas Tríptico del Carnaval: El desfile del amor (1984), Domar a la divina garza (1988) y La vida conyugal (1991).

Publicadas a lo largo de 7 años, las novelas vienen a cambiar la narrativa introspectiva y profunda de Pitol. Individualmente las publicó Era y la antología ha sido publicada por Editorial Anagrama (1999)

Con ellas, la ironía, la comedia, lo nefasto, lo carnavalesco, lo bajtiniano de las secreciones humanas retoma una nueva dimensión: explorando el final del siglo XIX y la “modernidad” del siglo XX, nos presenta lo rígido y lo conservador, a medida que su contraparte nos provoca estupor, risa, extrañeza.
Entre el narrador personaje y los diálogos abundantes, las novelas van desarrollando pocos pero significativos personajes: Dante de la Estrella, quien entre copa y copa cuenta un agitado viaje a Turquía donde conocerá los límites de la decencia y las buenas costumbres de la época. También conocemos a una variedad carnavalesca de personajes, quienes pretextando el amor de adentran en una época de espías, guerra, secretos y un asesinato entre borrachera y crimen pasional.

En La vida conyugal, el personaje Jacqueline –quien nos recuerda a la sufrida Madame Bovary pero que no usa su nombre verdadero- sus aventuras con diversos amantes y el afán de eliminar a su marido. Esto ante la necesidad de enterrar su pasado “vulgar” y los odiosos familiares que no han logrado pasar de la mediocridad.

En México, Cuernavaca, Turquía, entre otros lugares entre exóticos y comunes, la vida se va construyendo entre diálogos y sentimientos, donde el dinero, la posición social, la cultura y las necesidades propias de una vida tranquila se contraponen a la necesidad del trabajo y las buenas costumbres.

Poco a poco Pitol deja retratados de una manera original, prácticamente sin estereotipos, personajes femeninos y masculinos que son diferentes, llenos de pasiones y una vitalidad que va a trascender las páginas.

Y es que a medida que cada novela es más corta que la otra, el disfrute de los personajes aumenta: conocer los vericuetos de la vida conyugal será tan profundo como conocer los pormenores de la cultura mexicana a través de los ojos extranjeros.

En un profundo ejercicio narrativo, las novelas representan el poder narrativo del autor, a la vez que demuestra su capacidad para crear personajes y retratar, con todo el peso de la ironía, a una sociedad mexicana envuelta en las apariencias, las aspiraciones, la corrupción y la mentira.

En su edición de Anagrama, el tríptico se acompaña con una amplia presentación de Antonio Tabucchi que vale la pena leer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario