martes, 29 de mayo de 2018

1984: ¿un futuro que sigue siendo distante?


George Orwell creó textos que rápidamente se hicieron clásicos. Supo leer su contexto, los conflictos políticos, los riesgos de los regímenes que se alzaban como la solución a la monarquía, la tecnología que exponencialmente se expandía, la esencia de los conflictos humanos. 

Uno de estos textos del escritor biránico es la novela futurista 1984 (2000, Signet Classic). No solo crea un mundo donde todo es controlado por el partido y el Big Brother, inventa un lenguaje newspeak que elimina ambigüedades del idioma y a la vez, limita las expresiones de las personas.

Este mundo, lleno de cámaras y de espías, propone que la guerra asusta y hace temerosos a los habitantes de un país ¿contra quién es la guerra? ¿Acaso importa?

La ignorancia es libertad, porque al no conocer otra cosa que aquello que nos rodea, está de más leer y conocer. Claro, hay periódicos, novelas, programas... pero todo aprobado para saber menos.

Este país sabe la importancia del pasado y lo destruye: los discursos, las noticias, la historia en sí es reescrita cada vez que se requiere, así el todo poderoso siempre habla con la verdad.

No se requiere arte, vestidos diferentes, cultura, libertad política, o de expresión, importan las masas y ni siquiera la familia es vital... cualquiera puede denunciar y se eliminará aquello que no siga las reglas.

¿Qué sucede con quien piensa diferente? Nada, porque aparentemente no existen... o eso quiere creer el partido.

El protagonista Winston comienza a darse cuenta de la manipulación, de los excesos, de su falta de amor, de no actuar como quiere.

De pronto conoce a alguien dispuesta a amar, a ir más allá del sexo que es necesario solo para reproducirse, dispuesta a cambiar de sitio para huir d gran hermano... y con ello inicia una oportunidad para realmente ser libre.

Un personaje misterioso le abre los ojos: es posible un libro donde se explique el porqué de este mundo... y al aceptar leerlo y pertenecer a este mundo oscuro, todo cambiará.

1984 retrata los límites de una sociedad que no puede ser libre ante la persecución y la intolerancia, donde la lealtad al partido importa más que la familia, donde poner en duda una supuesta verdad es capaz de llevarte a la cárcel... una sociedad que no busca crecer, solo ser feliz con el día del odio o un enemigo a quién combatir.

Una fábula sobre los límites de la manipulación y de un futuro dispuesto a borrar el pasado y dominar sin piedad el presente.

Si bien el futuro planteado no se dio en 1984, pero su visión se enmascara en partidos o figuras políticas que buscan renovar sociedades o en países que solo a través de la ignorancia de su gente creen lograr el poder total. Una tecnología que ya logra seguirnos más allá de los límites de la privacidad.

Un clásico que vale la pena leer una y otra vez. Tal vez aprendamos algo para nuestros días.

martes, 15 de mayo de 2018

El poeta de Gaza: poesía y terrorismo desde el medio oriente


En español, al menos en México, es difícil buscar y encontrar autores importantes de otros países que comiencen a traducirse. España tiene más flujo, y de vez en cuando caen más de este lado del charco.

Y es que novelas de suspenso hay muchas, de terroristas otro tantos, pero que combinen ambas situaciones desde la visión de los implicados es difícil.

Así llegó a mis manos un texto, y un viaje + libro económico que cada vez escasea más, llamado El poeta de Gaza (2014, Literatura Random House)

Yishai Sarid, narrador israelí, nos sumerge en las fronteras del Israel contemporáneo, aquel con alta calidad de vida y a la vez, inmerso en continuas amenazas de seguridad. En este país conviven naturalmente hombres de diversas creencias y aquellos dispuestos a sacrificarlo todo por si creencia, lo que consideran realmente más valioso.

La historia se centra en un agente de los servicios de seguridad del estado de Israel, una persona que busca a una amiga, dispuesto a ayudarla en lo que requiera. Sin embargo, no es capaz de ayudar a su propia familia: continuamente llega tarde y es olvidadizo de compromisos. 

Por un lado fiel y entregado a su trabajo, por otros, incapaz de cumplir lo que su esposa le pide, y por añadidura, no es una figura paterna para su hija.

Con fragmentos de amplio diálogo y otros donde el narrador, pocos pero significativos personajes, la novela va aumentando la presión sobre el protagonista, quien de pronto debe viajar o atender sus asuntos familiares.

Poco a poco, el trato con su amiga rinde frutos: tiene un amigo musulmán, poeta, quien no consigue medicinas y quiere saludar a su hijo que hace años nos ve... cumple el favor y todo comienza a mejorar...

A ritmo lento, describiendo lugares comunes para el país, limitando las reflexiones netamente religiosas, ampliando las políticas, el autor teje un suspenso alrededor de poeta, mientras muestra los límites de una pareja ante el silencio que obliga los servicios de inteligencia.

El tiempo se reduce a medida que
 una amenaza aumenta, la familia llega a sus límites y la amistad toca el favor máximo.

Una historia que permite conocer al Israel contemporáneo, su alerta por motivos terroristas, su conflicto entre religioso y político, su visión del otro...

Una novela que vale la pena leer y disfrutar. Un autor que debemos seguir. Una oportunidad para reflexionar sobre quién o qué es nuestro real enemigo. Si es que existen.