martes, 30 de septiembre de 2014

Una aproximación al realismo y el boom: cuentos completos de Juan Carlos Onetti




Juan Carlos Onetti fue autor uruguayo, de las voces más sobresalientes del Boom Latinoamericano, novelista, cuentista y ensayista, que vivió en el exilio, regresó a casa y se convirtió en una de las voces más originales del hemisferio.

Reconocido por la crítica, tal vez poco leído por las masas, presenta una visión realista de la sociedad humana, tal vez, pesimista, sin un dejo de esperanza.Un maestro para algunos autores del Boom, incluyendo a Vargas Llosa, lo cierto es que pocas veces fue reconocido en vida. 

Confieso que tarde mucho tiempo en leer la colección Cuentos Completos (1933-1993), editada por Alfaguara en 2009.

La antología incluye 54 cuentos, 4 de ellos inéditos o inacabados, publicados antes en otras colecciones, revistas o libros del género.  

Las narraciones  van desde amores perdidos, historias comunes en diversos rincones del mundo, historias de pasión y en cierta forma, de la búsqueda de lo insospechado. 

Su visión a veces fría y cargada de una realidad aplastante, se puede resumir en una frase ce “Presencia”: El hombre no es pe pequeño, sino que fue empequeñecido por la vida”. (413)
Algunas de sus historias son tan largas como una novela corta, y otras tan breves que no pasan las dos páginas. Se podría decir que dominan las primeras, cargas de descripciones, diálogos, recursos literarios diversos. 

Destacan a mi gusto: El fin trágico de Alfredo Plumet (1939) narrada desde diversas perspectivas; Crimen perfecto (1940) que marca, precisamente, el ejemplo de un asesinato; Un sueño realizado (1941) que no enfrenta a la muerte; Esbjerg (1946) que nos habla de lo cotidiano; Historia del caballero de la rosa y de la virgen encinta que vino de Liliput (1956) que es otra historia de lo cotidiano; Jacob y el otro (1961) que narra en diversos capítulos una excelente aventura de un campeón venido a menos y sus retadores que se enfrentarán por dinero.

De la última época, con la maestría del cuento conto, El perro tendrá su día (1976); Jabón (1979); Ella, que nos enfrenta a lo indefinido del género; Las tres de la mañana, una locura alcanzable; El impostor, sobre la dualidad del amor. 

Aquí no encontramos largas metáforas del exilio, ni reflexiones de la dictadura aplastaste. Encontramos voces de personas comunes que, a través de diversas épocas, buscan darle sentido a su vida. También presenta Santa María, un pueblo ficcional donde sitúa diversas historias, y que será presendente para diversos autores latinoamericanos,

En diversos momentos, la desesperanza de la muerte nos domina. “Palabras muertas de tan viejas, de vuelo lento y corto. Ya nada más que palabras, la nada”. (466) Pero Onetti también invita a la vida, a mirar nuestros momentos pequeños y hacerlos grandes ante la esperanza de la vida. 

Lo recomiendo para conocer más del Boom, ver de otra forma la literatura latinoamericna y, poco a poco, mirar con un poco más de realismo nuestra propia historia. 

lunes, 29 de septiembre de 2014

Desde el Premio Alfaguara: Son de mar



Este año decidí leer novelas, cuentos o textos que deben ser leídos, que ya están en la Biblioteca López Pezina pero que, por una o por otra, no las habían leído. Esta novela tardó 11 años en ser leída, tres más de cuando se publicó… pero el resultado sigue siendo muy vigente.

En 1999 se hizo acreedor del Premio Alfaguara Son de Mar (2001) de Manuel Vicent. Este escritor ha creado más de 40 títulos, alabado por la crítica, e incluso llevado al cine.

“Son de mar” tiene una lectura ágil, con diálogos precisos, personajes entrañables: el odiseo moderno, la afrodita infatigable, la figura de la ambición, la sociedad folklórica. A momentos inverosímil, pero a fin de cuentas una nutrida historia de amor, mares y atunes.

Todo arranca cuando en una playa italiana llega un ahogado, un hermoso ahogado con un tuxedo manchado. Al poco tiempo, aparece cercanamente una mujer, vestida de novia. Ambos estuvieron casados, 10 años antes, cuando al poco tiempo del matrimonio él fue a pesar el primer atún de la temporada y se perdió en el amor. 

Ella, la muchacha linda de grandes sueños, conoce a Yul Brynner, ese carácter hollywoodense que acalla en la esta playa remota en un hermoso yate; de pronto a la fonda familiar, y sin saberlo, queda inmortalizada en el filme. Él, un profesor de literatura, erudito en la literatura griega clásica, medio ciego, medio callado, se convierte en el portador de odas amorosas insospechadas. Un intenso amor nace de ellos, y también de la desgracia. 

Se casan. Se pierde. Ella se casa de nuevo, pero nunca lo olvida… de pronto, ella con su primogénito, dos hijos más y la posición de estar ahora desposada con un magnate empresario, se enfrenta a esta antihéroe que tiene un atún en sus manos. 

A momentos me recordó a Crónica de una muerte anunciada, de Gabriel García Márquez: comienza por el final, narra una historia de amor y de suspenso para conocer el porqué de los personajes, el agua es un personaje más. A diferencia de ésta, la sangre no es abundante, solo la que derrama el amor correspondido. 

La narrativa es interesante, con diálogos precisos, descripciones exactas, y el toque de fantasía que nos recuerda al realismo mágico, pero a la vez, al realismo fílmico italiano. Una novela que vale la pena leer. Llena de humor, referencias culturales clásicas y de la década del cine de oro de Estados Unidos, y también, por supuesto, de atunes.

Amando al Ché: entre la ficción y la realidad



Hay pocos libros que te atrapan, que no dejas de leer para saber qué continua, que simplemente disfrutas tanto que no eres capaz de dejarlo a un lago del buró o de la silla.

Loving Che (2003) de Ana Menendez cae en esta categoría. A la autora la conocí en la antología de relatos “In Cuba I was a German Sheperd”, donde explora el tema del exilio de una forma divertida, cruel y original: En Cuba el papá era un pastor alemán… pero en Estados Unidos no llega a perro chihuahua… 

Con esta voz original, un estilo fresco y un diálogo entre agringado y acubanado, la autora nos regala esta novela. Tardé prácticamente 9 años en leer –aunque fascinado por el estilo me negaba un poco a leerla- hasta que la tomé y sus 228 páginas se desvanecieron en 3 días. 

Su narrativa es ágil y compleja a la vez: hay dos historias circulares: una joven residente de Miami que vive con sus abuelos, incansable viajera que recurre La Habana buscando a sus padres, o cualquier indicio de ellos, conociendo las ventajas de la vida contemporánea y su pasaporte norteamericano. En paralelo, pero temporalmente distante, una pintora vive la transición de la dictadura a la revolución cubana (antes de que descubrieran sus tintes diferenciales) tiene un matrimonio estable con un profesor de literatura, que de pronto se convierte en el escritor de discursos y conoce a la enigmática figura del Ché Guevara. 

Hasta el momento pareciera una simple novela, pero no lo es. A través del manejo de lo incierto, de secretos familiares y la locura, Ana Menendez nos cuenta una historia dentro de otra, donde unas cartas revelarán en primera voz aquello que las pinturas no pueden hacer. Pasado y presente se conjugan, chocan, colapsan: “Why idealize the future, where only death awaits? How much lovelier to think on the past when we were young and untested and our beginning lay behind us like a forgotten dream.” (18) 

La novela, que además presenta un texto muy sencillo de seguir, da tintes de realidad al mezclar universidades, personajes, situaciones históricas que le dan coherencia a la ficción, y que a la vez, hacen imposible la realidad. 

La historia recordada se convierte en una mentira real, o en una realidad alterna para la soledad que la pintura impone. Y al escribir, la búsqueda de sí misma. “The more I write, the more I remember, as if the words moving across the page were a wind blowing away the dust of years.” (92)

Continuamente la narradora inicial, la hija, va a La Habana contemporánea para encontrar a su familia, y poco a poco a sí misma. “When you live for a long time in one place you begin to confuse your life with the city” (16) De esta forma la ciudad misma pareciera ser un personaje más que en cada portón guarda un poco de información. 

Con personas poco dibujados pero cuya voz es inconfundible, la autora nos invita a evaluar qué es la ficción, qué es la realidad, y en especial, qué queremos saber. “A Young girl and already knowing that silence held the heavier balance of truth”. (20)

El silencio y la nostalgia, sentimientos tan humanos como el amor, se pueden fundir en la locura. Y este contexto, el exilio, la muerte. “One can be exile without ever having left, can be an exile, so to speak, from time.” (200) y es que “But death. A Dios, Silencio. That is a different forever.” (124)

Una historia 100% recomendable, disponible en inglés, pero de fácil comprensión. Adelante, amar al Ché, encontrar el pasado, conoce run poco más de historia. A disfrutar.