domingo, 26 de julio de 2020

3 jóvenes, 3 voces, los impacientes


Novela ganadora del Premio Biblioteca Breve 2000, Los impacientes (2000, Editorial Seix Barral) nos presenta una juventud argentina dispuesta a hablar, experimentar, vivir, gozar, pero también denunciar, explorar, preguntar.

En una polifonía total, Mila, Boris, Keller van recreando años después de vivir aventuras juntos, aquellos momentos que han definido su personalidad, sus decisiones, su manera de ser. Entre los encuentros sexuales voluntarios y los abusos, la reflexión de la cuestión política y social de su país, y sus propias inquietudes estudiantiles y profesionales, van construyendo una vivencia “portuaria”, un Buenos Aires que se busca a sí misma entre el pasado y el futuro.

Escrita por el argentino Gonzalo Garcés, la novela se presenta en estas voces polifónicas, explorando los puntos de vista de cada narrador, con largos párrafos que incluye una grafía singular de los diálogos y las reflexiones, con posturas tan cambiantes como arrancadas de la realidad.

La recuperación de la memoria se convierte así parte importante de los jóvenes, ya no tanto, que se buscan encontrar así mismo en el pasado. “… tuve la clásica impresión de que la memoria inventa para paliar sus ausencias, la de haberlo sabido todo el tiempo.” (111)

El papel de la mujer ante este mundo cambiante queda poderosamente identificado en una de las protagonistas: “Y en éste, al contrario de otros de la historia, las mujeres podían enorgullecerse de haber participado ampliamente, aunque de modo involuntario. ¿Me oyen, cretinas? ¿Creen todavía haber conquistado algo? Y ahora el mundo dominado por grandes niños deseantes y dispuestos como nunca a degollarse unos a otros va a hundirse (…) Cultivo el espíritu sin sexo, hacia el que toda mujer y todo hombre realmente inteligente han tenido en el pasado.” (120)

La virginidad, los excesos, el alcohol, la aventura, incluso la búsqueda de un posible abusador sexual, o la simple decisión de dónde estudiar y qué hacer cada día… son parte de los temas complementarios de esta intensa novela, escrita ritmo lento, mezclando diálogos y descripciones, en un complejo pero vivencial mundo.

Poco a poco vemos que la recuperación de la memoria es por escrito, en una especia de diario o de novela propia. Donde las voces son más que disposiciones de letras. Una constante es la exploración de la palabra, de la historia escrita. Y en un momento dado “Antes de haber escrito una sola línea, me preguntaba por qué hacerlo. Las palabras en las que en otra época había tenido confianza me parecían sospechosas, portadoras de un engaño y una decepción en sí mismas. Ahora mismo no estoy seguro, y tal vez no lo esté nunca. Pero sé una cosa: toda historia encuentra su lector.” (218)

Un texto complejo que obliga a un lector ávido de una historia diferente, capaz de desenredar la historia de estos tres amigos, amantes, impacientes que buscan vivir día a día.

lunes, 20 de julio de 2020

Los libertadores toman café: la no-historia de un encuentro real


El autor mexicano José Manuel Villalpando ha explorado en otras obras diversos pasajes de la historia de México para aportar nuevos datos o una visión diferente de lo que conocemos.

Ahora presenta una obra de ficción histórica basada en un encuentro real: el 10 de mayo de 1824 en el Royal Coffee de Londres, conversas durante un tiempo Agustín de Iturbide y José de San Martín, libertadores de México y Chile & Perú, respectivamente.

El encuentro está documentado por representantes de ambos gobiernos en la ciudad inglesa, que de una u otra manera seguían los pasos de ambas figuras importante para sus naciones, pero envueltos en diversos escándalos políticos y de propias aspiraciones imperiales.

Los libertadores toman café (2020, Grijalbo) se plantea entonces como una novela dialogada; o un diálogo teatral novelado… donde los libertados dejan de ser meras figuras para convertirse en seres multidimensionales, mientras son espiados por los representantes / espías de los jóvenes gobiernos de Chile y México, así como un simpático camarero dispuesto a ser servicial con los héroes, y a la vez discreto ayudante de los funcionarios.

En la recreación histórica, figura un personaje mexicano que favorece no solo el diálogo entre los próceres sino también de voz amable para el hijo de Agustín de Iturbide; y en otro momento clave, el mismo Simón Bolívar, el otro gran libertados de América.

La recreación de Iturbide y San Martín busca explorar las ideas de independencia que cosecharon a lo largo de sus vidas, así como la contradicción en la que ambos cayeron al ser exiliados de sus patrias recién separados de España por sus ideales monárquicos o imperiales.

Figuras llenas de gloria y de miedo, así como de ambición y de melancolía por sus tierras, los libertadores primero se alaban sus hazañas: uno sabio dialogar que logró independizar a la Nueva España con un bando y un llamado a la unidad –claro, prometiendo a cada grupo o figura relevante una promesa viable- mientras el otro un gran soldado, ganador de amplias batallas y político sin mucha flexibilidad.

Exploración del poder de los criollos, de los propios españoles en las colonias, el papel de la Iglesia y de las grandes intrigas internacionales, la obra mantiene el atractivo mezclando las posturas de los libertadores, el “chismorreo” de los espías y las oportunas intervenciones del camarero.

Cómica, llena de ironía y de ágil ritmo, el retrato de que se logra de los libertadores que toman café –poco, para cuidar la salud y el escaso dinero- nos lleva a conocer esos detalles personales como el número de hijos, el papel de las esposas, las posturas de los gobiernos ante sus ambiciosas próceres, mientras exploramos el papel de Bolívar como amante de la libertad y del sistema republicano, con una interesante postura sobre la monarquía y la presidencia vitalicia…

Entre la historia y la ficción, una excelente obra para disfrutar de la historia y tomar mientras tanto un rico café. Provecho.

lunes, 13 de julio de 2020

Entre el deseo y la perversión: El uranista


Conocí a Luis Panini con La mala hora (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2019/09/la-hora-mala-una-novela-de-minutos.html) y el poder narrativo entre breve y complejo me llevó a buscar otros libros del autor.

Y el ver en oferta (reconozco que soy caza-ofertas) El uranista, no lo pensé dos veces. Aunque su historia va más allá de un accidente y un grupo de vecinos que debaten entre ayudar o no al herido.

En El uranista (2014, Colección Andanzas, TusQuets Editores), seguimos a “El Viejo”, un personaje mayor que vive solo en un complejo habitacional, y hace su vida en los alrededores cercanos: un supermercado, la plaza, el banco. Aficionado a los rompecabezas, callado y un poco cascarrabias, El Viejo es ilustrador a mano en una publicación, trabaja medio tiempo y tiene un delirio de persecución que se acrecenta todos los días: se siente atraído sexualmente por otros varones, pero mucho más jóvenes que él. De hecho, púberes o recién entrados a la juventud.

Esta afición lo hace buscar determinadas imágenes en los rompecabezas, ayudar a chicos necesitados de algo de dinero (aunque reduzca su presupuesto semanal) para divertirse o ser extremadamente amable con un nuevo compañero en la oficina.

Narrada en cuatro días, El Viejo buscará un rompecabezas determinado con tiene diversos elementos y un niño desnudo –lo que lo hace para él extremadamente valioso- mas evidenciará ante la vendedora su gusto. Sin embargo, el día que decide ir por el siente a una figura extraña que parece espiarlo… que aparentemente compra su preciado deseo.

En su edificio aparece una mano cercenada, y ello deriva en una investigación policial, y al platicar con el viejo detectan a un joven vecino al que solicita una reparación de un aparato doméstico. Esto también lo pondrá nervioso, pues ha visto a una figura misteriosa en los alrededores.

Entre el cambio de servicio en la lavadora del edificio y su nerviosismo, el viejo termina invitando a un joven a bañarse en su departamento, y sus vestigios en el baño serán preciados.

Igual el lunes que va a trabajar –y que presiente es de los últimos días, porque ya no hay restiradores de dibujo sino aparatos computacionales para ilustrar- con la ropa menos apestosa, entra un joven recién graduado con el cual es amable, y después de una comida y naturalmente ir al baño, también entrará para buscar otros valiosos tesoros.

Estos pequeños detalles nos hacen conocer a El Viejo, cuya afición por ver, por casi recordar fotográficamente algunos momentos o situaciones de sus personas favoritas, lo hacen gozar y desear, pero a la vez vivir con el temor de ser descubierto.

Refunfuñón cuando algo no sale como quiere, cuidando el poco dinero que tiene y satisfaciendo sus deseos, este personaje es capaz de emocionarse hasta la excitación, y de tener “accidentes” presa del placer.

Una novela breve escrita con maestría, que invita a ver actitudes de un vicio, más allá de un simple deseo. Con un lenguaje llano, descripciones que nos hacen ver de otra manera los límites del deseo, el texto de Panini retrata una perversión que yace detrás de una cara amable o del infinito placer carnal.

Para disfrutar una historia diferente, cruda, de una actualidad apabullante. Cosas que no siempre se dicen -muchas de ellas tabú-, pero que la literatura nos permite explorar.

lunes, 6 de julio de 2020

Los pescadores: los contrastes de la África contemporánea


La colección Nuevos tiempos de Siruela nos trae libros que buscan romper los límites geográficos y narrativos más allá de lo común.

Los pescadores (2016) de Chigozie Obioma es un libro de esta tradición, que nos adentra en vida de unos hermanos que buscan pasar los días pescando y disfrutando del mundo a su alrededor. Hasta que tienen un encuentro trágico.

La edición de Siruela incluye una serie de prefacios que establecen el valor del hombre, de la locura y la transformación; así como un mapa que ilustra los alrededores familiares donde se vivirán aventuras y persecuciones.

Ubicada a partir de enero de 1996 en Akure, Nigeria, narra la historia de seis hermanos, centrada en cuatro de ellos; una madre dedicada al hogar y a sus hijos, y un padre que ha estudiado en medio de las escasas oportunidades y trabaja para el Banco de Nigeria, lo que lo aleja diversas veces de su hogar.

El frágil equilibrio familiar de un padre que al estar presente quiere ser autoritario, una madre que se debate entre la nueva cristiandad y las tradiciones de su pueblo, se enfrenta a una tensión civil en el país: entre los golpes de estado militares, las elecciones presidenciales, la democracia que busca su lugar en la nación y toda la turbulencia política, 4 de hermanos –todos varones- quieren ser pescadores.

Pero el río cercano a casa es peligros y en su orilla vive un vagabundo, víctima de las burlas del pueblo, alimentado de las sobras y habitando entre la basura. Pero también puede ser violento y a tacar a cualquier provocación.

Según la tradición popular –que el autor logra incluir a través del lenguaje nativo, de la descripción de las sensaciones y las costumbres- este “loco podría ser víctima de una maldición y también hacer lo propio: infundir en otros la locura.

El padre no quiere que sus hijos sean pescadores, al contrario, que estudien en “la formación occidental” para migrar a Canadá y tener mejores oportunidades. Pero ellos se empeñan, distrayendo a madre y con aditamentos caseros. Un día se topan con “el loco” y comienza la transformación de la familia.

El enfrentamiento de los hermanos se va dando, entre las ausencias laborales del padre, su madre preocupada por cuidar a todos y un país que comienza a ver la tensión provocada por los enfrentamientos civiles y militares.

Entre la adolescencia y la infancia, los hermanos se debaten entre la inocencia y las decisiones difíciles, hasta que una aparente maldición lleva a una pelea con final trágico. Otra vez la transformación familiar se hace evidente y las oportunidades de una vida normal se desvanece.
Lo que empezó como un juego terminará en una persecución fatal para buscar retomar la inocencia y evitar una mayor tragedia familiar.

Narrada el menor de los pescadores, la novela va retratando esa visión de la sencillez y el conflicto, a medida que la madurez va llegando a él.

Una novela que avanza a ritmo lento, como la paciencia de los pescadores, para llenar de diálogos salpicados de dialecto nativo y de una historia que, de tan sencilla, ilustra lo complejo de las relaciones familiares y el poderoso contexto histórico que rodea a los personajes.

Un excelente debut narrativo para pedir más del autor y conocer esos rincones africanos difíciles de visualizar para nuestra ubicación geográfica.