lunes, 31 de octubre de 2016

Ursúa, una mirada histórica a la colonia en Colombia



Uno de los grandes narradores colombianos es William Ospina. Con novelas, cuentos y ensayos publicados (reseñado en La maravilla de la lectura y la educación http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2013/10/la-maravilla-de-la-lectura-y-la.html), incluye una singular trilogía centrada en el personaje Pedro de Ursúa, español peninsular de familia de abolengo que viaja a la tierra de la Nueva Granada atraído por la aventura.

Ursúa (2013) abre la historia con un narrador-personaje. Limitado a lo que le cuenta el peninsular, el testigo nos indica que lo conoce en uno de sus viajes, antes que la ambición y la violencia nublen su juicio. 

La novela, lineal en gran parte de su narración, es un amplio ejercicio histórico que va reconstruyendo la conquista española en los territorios que hoy abarca Panamá, Colombia, Perú y el Ecuador. Territorio junto al mar, con grandes minas de oro y plata, plagado de animales desconocidos, indios que no se subyugan y una selva que se convierte en el temor de muchos, en el deseo de todos. 

A manera de crítica social, vemos una marcada ambición sin importar la humanidad misma de los nativos, las jornadas asfixiantes de trabajo, el maltrato de las encomiendas, y el cambio social – legal que enfrentan las colonias con unas Leyes de Indias, que reconocen el alma de los nativos, y por ende, regular su comercio y trabajo.

Ursúa nace en la decadente España, recién creado reino a raíz de la expulsión de los Moros, y de las ruinas familiares es atraído por las historias fabulosas de la riqueza, los sabores y la magia que rodean a las nuevas colonias.

Se embarca así en una aventura que hará un cambio profundo en su personalidad: de la aventura a las mieles del poder por designio casi ilegal de su tío, por conocer el sabor de la sangre y de la guerra, y de tomar decisiones que marcarán por los siglos su frialdad, violencia y deshumanidad por mantener seguro un territorio, por expulsar o aniquilar a quienes se interpongan entre él y el tesoro, casi míticos, de los antiguos habitantes. 


El texto identifica hechos reales, novela sucesos y maximiza, aunque en forma muy creíble, ese trato entre españoles e indios, pero también de mestizos –como el propio narrador- de que testigo se convierte en co-protagonista de la historia. 

La corrupción del imperio, la ambición personal, la violencia en nombre de la religión, todo lo que se ha criticado de nuestra historia, aparecen aquí, en una forma natural, y prácticamente, vigente en nuestros tiempos. También aparecen las traiciones, el amor entre los diferentes, la desconfianza por la magia y la sabiduría nativa.
 


Una novela que va a ritmo lento, llena de datos históricos, y de una narración poderosa que nos hace reflexionar sobre lo que hemos perdido y lo que se supone que ganamos con el cambio cultural y religioso. Una excelente novela, un excelente narrador.

lunes, 24 de octubre de 2016

Una exploración a la América en guerra: Reina de América



La guerra en América, Latina por supuesto, se ha definido por el enfrentamiento que provoca el narcotráfico en la sociedad ante el ejército, el gobierno, el otro. La novela negra, policiaca e incluso la denominada “narconovela” se han nutrido de este fenómeno en México, Centroamérica y, claro, Colombia. 

Lejos de la mitificación de las series de televisión o de las películas, las novelas o los cuentos escritos en el propio continente han conformado una visión casi idílica, por no decir romántica, de estos héroes populares o de estas tragedias que parecen enfrentar a vecinos, y que ha provocado fenómenos sociales como los desplazados e incluso el terrorismo contra la población en general. 

No deja ser interesante, entonces, la visión de este conflicto “desde afuera”. Es precisamente lo que Nuria Amat busca construir en Reina de América (2003) 


Conocida en España por La intimidad o El país del alma, Amat busca construir un personaje apenas definido –el hombre- y una mujer definida por sus decisiones y su propia historia –la mujer-. Entre ambos conocemos la situación de Colombia a inicios del siglo, que a casi 15 años nos atrevemos a decir que todavía está vigente. 

La aventura de un reporto se combina con la idea de una mujer de salir de su parámetro, y de vivir una sensación de libertad y a la vez de responsabilidad. Entre la selva, la ciudad, la guerrilla, el narcotráfico, los desplazados, el hambre, todo va tejiendo un reino de indiferencias, corrupción, miedo.

A la vez, va moviendo las piezas de un reino que es rico en recursos, pero que esta actividad ilícita ha provocado una reconfiguración de la sociedad y de la propia actividad económica.

A través de unos ojos aparentemente inocentes vamos conociendo los límites humanos, y la sensación de enfrentarse a la propia realidad entre el amor, el deber, el compromiso, y por qué no, nuestras propias actitudes de indiferencia frente al otro.

Un ritmo lento que permite conocer a los personajes, una visión social desde “afuera” y la sensación de convivir con los personajes, hacen de este texto una buena narración, para disfrutarse y para reflexionar. Una visualización de una América que debe sobrepasar los estereotipos, así como se venció en su momento a la monarquía como la perfección ilusionaría del bienestar.