lunes, 21 de junio de 2021

The giver: la utopía de la vida sin dolor

 Esta cuarentena tuve oportunidad de leer un clásico contemporáneo: The giver (2014,  Houghton, Mifflin, Harcourt Publishing Company), de Lois Lowry. Dentro del ámbito de la literatura juvenil, esta novela abre una seria de textos sobre una utopía que busca la sociedad perfecta.

En el futuro, no existen las emociones. Todo se ve “de un solo color”. La sociedad tiene una división perfecta de trabajos, funciones, edades y educación. Cada quien tiene una labor, y una finalidad específica.

Los nuevos miembros de la comunidad son concebidos por mamás escogidas para ello; el bebé asignado a una familia y ahí viven hasta cierta edad, y la asignación de un propósito según sus habilidades.

El funcionamiento adecuado de la sociedad incluye uniformes según las edades, corrección del lenguaje y horarios determinados para comer, descansar/dormir, trabajar/estudiar y atender las responsabilidades asignadas. El trabajo voluntario, por supuesto, es bienvenido.

Así como existe una asignación familiar para los bebés, en lo opuesto, existe un lugar para los mayores; a quienes se les agradece antes de un retiro permanente, que todos asumen como parte del equipo social.

En medio de este equilibro, la amistad está permitida, mientras no modifique las obligaciones ni transgreda los límites. Las faltas, las disculpas, las llamadas de atención, todo forma parte de un profundo respeto por leyes, normas, autoridades. Así se ha mantenido y así debe seguir.

De pronto, Jonás –el protagonista de este volumen- comienza a detectar algo diferente, una sensación que no puede describir. Él y sus dos inseparables amigos –Fiona y Asher- pueden reír, cumplir sus obligaciones, andar en bicicleta y emocionarse por la próxima asignación de deberes.

Jonás tiene una unidad familiar (propiamente un padre, una madre, una hermana, pero no biológicos) donde convive y a la cual dejará una vez asignada su tarea y que comience a ser parte de ella.

La asignación llega, a todos les toca ser piloto, mantenimiento, cuidado de bebés… pero a Jonás le espera una tarea hasta entonces desconocida… cuidador de los recuerdos. Esto implica aprender de “The giver”, quien le dará algo que al momento no sabía de su existencia: recuerdos.

Este misterioso personaje se recupera del “fracaso” de la asignación anterior y deposita en Jonás su agrio carácter, a la vez de la oportunidad de manejar, con otras palabras, una memoria colectiva de la sociedad anterior.

Esto hará que Jonás conozca “emociones” que no había sentido: dolor, angustia, miedo, terror, pánico, amor, deseo, incertidumbre… todo aquello que su sociedad se ha empeñado en borrar para lograr la perfección.

Entonces, llegará el momento de tomar decisiones…

Presentada por un tradicional narrador-omnisciente, con personajes bien definidos y una narración ágil, The giver nos habla de esas utopías que en busca de la perfección, eliminan aquello que –precisamente- nos hace humanos.

Una excelente novela juvenil, llena de lecciones y aprendizajes y, sobre todo, la oportunidad de reflexionar entre lo que se debe valorar, lo que se debe conservar y las decisiones que en un momento dado debemos tomar por el bien personal y el bien común.

Un recuerdo que, más allá de la memoria del pasado, está vigente en nuestro presente.

lunes, 7 de junio de 2021

Los rostros de la salsa: más allá de un simple testimonio musical

 


Como un buen regalo del día del padre, llega a mis manos este testimonio/entrevista/relato llamado Los rostros de la salsa (2020, Tus Quets Editores, Colección Andanzas) sobre un movimiento musical latino que toma lo mejor del son cubano con el sonido de los barrios latinos de Nueva York.


El afamado escritor cubano Leonardo Padura, apasionado de la música, retoma entrevistas de más de una década para responder: ¿Qué es la salsa? ¿Un género, una onda, un refrito, un movimiento o simplemente algo que se le pone al pescado? ¿Qué elementos tiene como característicos? ¿Quiénes son sus exponentes, sus productores, sus conocedores? Y claro ¿Quiénes son detractores?


A través de músicos, productores, autores, testigos y protagonistas, vamos conociendo la evolución del son cubano hasta la década de 1960, cuando en la búsqueda de un nuevo sonido y de una expresión diferente, Willie Colón y Rubén Baldes, crean una revolucionaria visión musical que derivará en un par de álbumes que cambias la historia.


Y ya no es La Habana, no Santo Domingo o Miami, sino Nueva York y la sangre latina/caribeña que provocan esa revolución musical.

 

Entre sus autores y detractores, el texto se convierte en una pieza cultural para conocer de música, percepciones personales, compromisos políticos y artísticos, amistades y desavenencias, todo al ritmo latino.

 


Lo cierto es que destaca la voz sincera de los entrevistados, y del propio autor que busca la objetividad propia del periodista, mientras se adentra en las cuestiones propiamente musicales, la producción y el manejo del mercado, el clímax y el ocaso de un género que, para algunos, da paso a líneas musicales netamente comerciales y, en cierta manera, degradantes de este fiel compromiso inicial.

 

Mientras se exploran los álbumes clave (que incluso viene en un riquísimo capítulo llamado Discografía básica de la salsa) el texto incluye una excelente presentación de Raúl Fernández (“Que le pongan salsa”); así como un prólogo para esta nueva edición y el prólogo de la nueva edición (entre 1997 y 2020 pueden pasar muchas cosas)

 

Las entrevistas incluyen esos diálogos transcritos entre Padura y Rubén Blades, Mario Bauzúa, Willie Colón, Johny entura, Johnny Pacheco y Juan Formell.

 

También podemos disfrutar la visión de Cachao López, Wilfrido Vargas, Pap Lucca, Adalberto Álvarez, Juan Luis Guerra, Nelson Rodríguez y Radamés Giro.

 

Los puntos de vista de autores y productores se entrelazan entre el apoyo y la explotación, entre lo artístico y lo comercial, entre una visión de protesta y una simplemente rítmica.  

 

Cierra, a manera de epílogo, el capítulo “Diez razones y cinco opiniones para creer (o no) en la existencia de la Salsa.

 

A decir, es un excelente texto entre periodístico y narrativo, que retrata no solo una época sino una expresión netamente de Latinoamérica, producto de la amalgama cultural de nuestros países, fusión musical y de estilos, siempre pegajosa, siempre viva, que vale la pena explorar y a disfrutar, y claro, incluye el “soundtrack” perfecto.