lunes, 20 de marzo de 2017

Newton, el color, Rivera-Garza

Leer a Cristina Rivera-Garza siempre es un reto. En este espacio hemos comentado una parte de su diversidad creativa: la novela La cresta de Ilión (En Lo incierto y el secreto: La cresta de Ilión http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2015/02/lo-incierto-y-el-secreto-la-cresta-de.html), la antología de cuentos La frontera más distante (El cuento, la frontera más cercana http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2013/05/el-cuento-la-frontera-mas-cercana.html) y su trabajo como editora en el excelente ejercicio Rigo es amor, Una rocola a dieciséis voces (Una de música: Rigo es amor http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2016/04/una-de-musica-rigo-es-amor.html)

Modificando los límites de los géneros literarios, Cristina Rivera-Garza se lanza a una revisión de lo humano, reflexionar sobre nuestras fobias y gozar nuestras alegrías, combinando narrativa, periodismo, lírica, sus textos se convierten en un ejercicio para el lector: hay que estar pendiente de sus pistas, sus recursos, sus mensajes secretos.

En El Disco de Newton, Diez ensayos sobre el color (UNAM-bonobos, 2011) la autora se inspira en una teoría del físico Newton para indagar sobre el color y las relaciones humanas. De hecho, la introducción al texto hace una revisión entre lo físico y lo filosófico del color.

En sus diez fragmentos o viñetas, la autora combina un verbo y un color, para provocar al lector este ejercicio de estar “activo”, como el disco de Newton que al girar se combina y produce una nueva sensación: Despejar, Conjugar, Mercuriar, Adorar, Avizorar, Vapulear, Desparpajar, Fosforecer, Reencarnar, Unir. Así, a cada infinitivo comienza una serie de frases que rayan en lo lírico.

Entre lo histórico y lo personal, las viñetas van indagando lo humano. “Había algo de humano en todo aquello.” (13)

Las temáticas, como los infinitivos, son variados. “La culpa es, a veces, una emoción.” (15); “Siempre hay algo mórbido en el acto de soñar.” (15); “Las casas grandes se acomodan a la soledad de sus habitantes.” (46); “Las letras de la palabra Adán son las mismas que componen la palabra Nada.” (53)

Muestra de erudición, en cada color se enfatizan los matices, “El cielo no había estado nunca tan azul.” (46), y a la vez se habla de personajes, emociones, autores, citas, referencias literarias y artísticas, en fin, se hace una acumulación de obsesiones y conocimientos diversos.

El acto de narrar, casi leitmotiv en la obra de Rivera-Garza, aquí se identifica: “La primera tentación es, ciertamente, narrativa” (31)

No solo los colores se viven, también los sonidos. “Pero el eco del grito que escapa de la garganta.” (35) Así, todos los sentidos se activan al hacer girar el disco.

Y como una dominante del lenguaje, otra gran característica de su obra, la autora nos invita a la reflexión: “El queísmo es una enfermedad pasajera aunque no ineludible, del lenguaje.” (39)

En sus poco más de 50 páginas, se hace una revisión completa de colores, emociones y sentimiento. Un texto no sencillo, sino denso en su estructura y desarrollo. Que lleva, como dijimos antes, a este ejercicio activo del lector. Además, la forma del texto permite, precisamente, múltiples interpretaciones y sensaciones.


Entre lo lírico y lo narrativo, un buen ejercicio para adentrarse en Cristina Rivera-Garza, su forma de escribir y su temática. 

lunes, 13 de marzo de 2017

La mujer, el silencio, la libertad: “En silencio, la lluvia”

Silvia Molina es una escritora mexicana que ha viajado por la novela, el cuento, el ensayo, el teatro, el relato, y mucho más. Con una textura relacionada con la mujer, sus novelas se abocan a una aproximación sobre ellas o sobre el papel que tienen en las familias.

En este espacio hemos comentado la pieza teatral Circuito cerrado (Una mirada familiar en circuito cerrado http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2012/03/una-mirada-familiar-en-circuito-cerrado.html)

En cada historia, Silvia Molina nos invita a adentrarnos en ese mundo que, por el contexto social, la historia, el pasado y la costumbre, encierra a la mujer de una o varias épocas.

En la novela En silencio, la lluvia (Alfaguara, 2008) la protagonista vivirá en forma vicaria y de su relación con una mujer del presente y otra del pasado. Nacida en la clase media, busca estudiar literatura y arte, a lo cual sus padres se oponen, y más cuando decide ir a vivir con su pareja. Aquí comienza el choque de mundos: entre la libertad de vivir una vida plena y estudiar lo que gusta, y el respetar las normas sociales dictadas por el contexto.

Romper con él se convertirá en el detonante: buscar una beca para estudiar la influencia de los artistas flamencos en el arte novohispano. Eso lo lleva lejos de su familia y de su hombre –con toda la carga emocional que va desglosando la novela- y la enfrenta a la Bélgica de los pintores y de las beguinas, mujeres que entre el Renacimiento y el siglo XVII buscan evadir los matrimonios obligados o la viudez solitaria para vivir en comunidades, sin ser monjas ni vivir en pobreza y obediencia.

Al vivir en una de esas comunidades adaptadas a la modernidad, encuentra a Chatharina de Lovaina. Una de estas beguinas que a través de cartas habla de su amor frustrado, de la ilusión de estar en paz con Dios, de los conflictos familiares, de su vivencia diaria.

De entrada las 2 historias van a resultar vasos comunicantes de emociones, sentimientos, y la revisión de los contextos sociales y culturales que se van formulando en uno u otro lado del océano.

Completa el trío de historias –y de intertextos- Irene y su pareja, quienes hacen un inventario a la manera de un departamento de vivienda, para realizar un balance de su vida y qué tanto conocen del otro, con sorpresivas revelaciones.

Los intertextos de las cartas de Catharina y el inventario de Irene, se vinculan a la tesis, a las explicaciones de un buen inventario, y a las profundas reflexiones sobre qué significa ser mujer, amar, enfrentar a los miedos, vivir o no con pareja, que realiza Mónica.

Divido en tres partes, capítulos cortos que algunas veces asemejan a viñetas –como notas de un inventario- se presentan en tres partes y un intermedio, que a un ritmo lento y un lenguaje estudiado y preciso, los personajes bien delimitados van entretejiendo la vida entre México, América Latina, Bélgica, Europa y más.

Los choques culturales se complementan con profundas reflexiones en primera persona y enriquecidos diálogos.


La historia invita a un inventario propio, a ver la vida desde diferentes perspectivas y, en sí, a mirar la lluvia en silencio. 

lunes, 6 de marzo de 2017

El ladrón del rayo: retomando los clásicos

Según Calvino, un clásico es un texto que puede leerse más de una vez y siempre se encontrará algo nuevo. Por ello, los clásicos toman ese nombre al trascender en los años, retomarse con nuevas miradas, contextualizarse para vivirse de nuevo, de ahí partir a nuevas aventuras.

Del estudio de los clásicos griegos, ese conjunto de relatos de la Grecia antigua, surge la famosa teoría de Viaje del héroe. Hecha por Campbell, identifica las etapas que todo héroe debe vivir, precisamente, para pasar de ser regular a un héroe. Esto incluye su descubrimiento, pruebas, enfrentamientos, entre otros.

Así como los clásicos se retoman, el viaje del héroe es una fórmula que no falla, ni al tiempo, ni a la aventura, ni a la edad... y es tan factible que el público lo entiende sin importar la edad.
Rick Riordan retoma estas ideas y crea una de las series más exitosas entre jóvenes y adultos lectores... Percy Jackson: El ladrón del rayo (Salamandra 2011)

Los clásicos reviven en pleno Siglo XX, con la tecnología y la mitología unidas en un mundo donde dioses humanos conviven día a día con los seres humanos. 

Si bien se puede catalogar como aventura juvenil, es un excelente ejercicio para adentrarse en esta mitología y retomar aquellas historias que de una u otra forma han moldeado nuestra cultura.

Aquí, Percy Jackson es un joven disléxico y problemático. El continuo cambio de escuela lo hace ser limitado en sus amistades, viviendo con su madre-trabajadora y un padrastro que además de tener mal olor, da un trato terrible a su esposa.

En una visita al museo, comienza el viaje de este héroe... atacada por una furia, todo lo que cree saber de los clásicos griegos. Ahora deberá aplicarlo para sobrevivir, incluyendo alimentos, la escritura griega y todo aquello visto por la mirada de un ser superior...

Y es que Jacskon de pronto se enfrenta a la muerte -o desaparición de su madre- lo que detona ese viaje al inframundo que todo héroe debe hacer. Además de que Percy es hijo de un dios, su amigo es un sátiro y su ahora mejor amiga otra semidiosa.

La intriga incluye una guerra incitada por Zeus pues, aparentemente, Percy ha robado su rayo poderoso.

La aventura recorrer el jardín de las estatuas, una isla llena de fantasía, conocer otros dioses y semidioses que podrán obstáculos o facilitar su búsqueda por el rayo por el inframundo y otros lugares.

Lo interesante: el Empire State de NY es a puerta del Olimpo; Las Vegas la isla del encanto, un jardín de estatuas donde habita Medusa... esto y la idea de que Hermes es ahora un DHL... es una visión fantástica para retomar a los clásicos en nuestra vida diaria. Y esto es uno de los grandes aciertos de la novela.

Una narración ágil, diálogos precisos y una historia que te mantendrán al pendiente.

En el viaje del héroe, Percy encontrara algo más que amistad y amor, también a sí mismo.

Excelente libro para retomar a los clásicos y disfrutar una lectura fresca. Y claro, empezar una exitosa serie con varios spin-off y 10 libros en su haber.