domingo, 25 de marzo de 2012

El lector: entre las letras, el amor y los secretos

Hecha una gran película para el lucimiento de Kate Winslet y Ralph Fiennes, El lector (2000) es una novela escrita en primera persona, que narra el despertar del joven Michael Berg.

En plena adolesencia, y por azares de una enfermedad, conoce a Hanna, una mujer un poco mayor que él, y casi sin quererlo se convierten en amantes. Lo que parece ser un inocente amor juvenil, se transforma en pasión, que lleva a los personajes a crear una pausa en la vida cotidiana de la Alemania en la pos-guerra.

El padre de Berg es un filósofo, su madre es una mujer modelo, y su familia sigue diversas líneas religiosas. Para todos el amor suena a algo natural, pero para el joven Michael se transforma en su razón de ser.

Gracias a sus estudios, un buen día Hanna escucha a Michael leer, y de ahí nacerá otra costumbre fuera de lo común: antes y después de tener relaciones, entre las pausas que le permite la convivencia, la escuela o el trabajo, los amantes leerán La Odisea, los clásicos alemanes, y otras grandes obras universales. Michael se convierte en algo más que amantes, se convierte en el lector de Hanna, siempre en voz alta.

Sin embargo, un día Hanna desaparece, para perderse de la vista de todos: de su trabajo, de su rentera, del hombre que la amaba.

Michael la encuentra años después, como estudiante de derecho. A la mujer que amó -y que trató de olvidar en mujeres inmaduras de su edad- se le acusa de crímenes de guerra, y su carácter la lleva a ser condenada. Y de nuevo, ahora ella en la cárcel y él en libertad, se convierte de nuevo en su lector: ahora graba en cassetes las obras que poco a poco lee.


Lo que parecer ser una novela de amor, Bernhard Schilink la transforma en un texto de secretos, de cuestiones que se quieren ocultar por vengüenza o por orgullo. Lo que sí, es que a un ritmo lecto y con capítulos cortos, el autor nos da una novela sencilla, pero capaz de despertar amor u odio por los personajes. Y en especial, que nos invita a descubrir el verdadero crimen de Hanna.

Una mirada familiar en circuito cerrado

Silvia Molina, narradora mexicana, ha destacado por sus novelas o cuentos. Pero también ha escrito teatro.

Circuito cerrado (1995) es una pieza en un acto, con un lenguaje sencillo y cotidiano, propio de la clase media en el Distrito Federal, aunque en realidad puede estar ubicada en cualquier casa tradicional de México.

La casa, según se narra, es antigua, con patio interno, un garage cerrado y un viejo cuarto para los tiliches. Una cocina, y, en especial, un cuarto de televisión. Éste se convierte en el centro de la narración, como si se construyera un circuito cerrado entre la casa, la fimilia y el drama que ahí se vive.

Entre los personajes está Toña, la criada que lleva muchos años de servicio y conoce muy bien a la familia - tal vez mejor que ellos mismos - y se vuelve testigo de la desintegración familiar a raíz de la muerte de la madre.

Los hermanos, peleados y enfrentados a boca abierta: Rafael, Rocío, Raquel y un cuarto hermano, entre separado y perseguido, pero ausente de la obra.

Y también está el Padre, quien a pesar de ser una figura central, carece de nombre, así como carece de fuerza entre los hijos.

Poco a poco, las preferencias de cada uno, los traumas y los hechos que los enfrentan se van revelando, como en una de las telenovelas que el Padre mira fijamente; y así, diálogo a diálogo, conocemos la razón del enfrentamiento, tratando de entender qué le sucede a esta familia que parece vivir encerrada en sí misma.

viernes, 23 de marzo de 2012

Una ciudad de papel

El reciente terremoto en la Ciudad de México nos recuerda la fragilidad de esa urbe, la visión de que en un minuto cualquier cosa cambia, como si fuese una ciudad de papel.

Precisamente ese es el título de un discurso de Gonzalo Celorio, México, ciudad de papel (1996) publicado por TusQuets Editores, para darle permanencia al texto leído durante la ceremonia de ingreso de éste a la Academia Mexicana.

Y es que usando su estilo narrativo, cargado de adjetivos, prosa fluida y múltiples recursos del lenguaje, el autor mexicano nos lleva a un recorrido histórico por el Valle de México, para enfrentarnos no a sus fantasmas o sus destructores, sino a los autores que la vieron antes de la Conquista, en la Colonia, o en la Independencia, hasta la Revolución, donde se pretendió convertirla en la máxima expresión de la libertad y el progresos.

"De los pasados esplendores de la ciudad de México persisten, empero, las voces de quienes la cantaron, con líricos acentos, cuando era la región más transparente del aire; de quienes la describieron azorados, cuando a ella llegaron allende el mar océano o la establecieron en lengua latina para darle cabida en las ciudadades del mundo o la magnificaron con palabras hipérboles y artificiosas..." (17)

Con esta breve descripción, Celorio nos enfrenta a la capital Azteca, que ante la falta de una descripción concret fue comparada con las grandes capitales europeas, renovando el mito del águila de devora a la serpiente, y enfrentándola con Venecia o con una mágica ciudad de oro.

En una edición acompañada de portadas de grandes texto, imágenes arrancadas de códices o de incunables, vamos recorriendo los mercados de Alfonso Reyes, o la visión fantástica de Bernal Díaz del Castillo, o el barroco que la embelleció, frente a lo inconcluso del palacio legislativo, ahora Monumento a la Revolución.
Y es que esta ciudad, realmente, es un personaje en el escenario de nuestro país, un persona que cada vez crece más, que se transforma en cada esquina y que permite la convivencia del modernismo, con lo colonial, de lo contemporáneo con lo indígena. Cada rincón parece estar lleno de poesía y enfrentarnos a nosotros mismos.

Es que a lo largo de los siglos "las voces, en suma, que la han construido letra a letra en la realidad perseerante de la literatura. La nuestra es una ciudad de papel." (17)

Una invitación es a leer esta ciudad, la otra es a vivirla.

Entre los rábanos y las verdades

Lemony Sniket es el pseudónimo de un autor muy conocido por las novelas "Una serie de eventos desafortunados". Después de sus 13 partes -y un par de libros desprendidos de ese triste universo- se renueva para aventurar en una reflexión sobre la vida.

Y es que el texto Horseradish (bitter truths toy can't avoid) (2007) se lanza a plantearse situaciones comunes de la vida, y en muchos casos, con verdades que nos hacen llorar.

Como un rábano que gusta pero duele, así son los capítulos de estos textos breves, con el característico estilo sarcástico del autor.

De esta forma, hablamos de la casa, la familia o la escuela: "Sibilings who claim to get along all the time are most definitely hiding something." (27)

También habla del trabajo, el entretenimiento o la literatura, pero lo mismo aborda los viajes como la salud emocional. "Often, when paople are miserable, they will want to make other people miserable, too. But ir neces helps." (42). ¿A poco esta frase sencilla no encierra una verdad-amarga?

En este libro, el autor logra captar momentos demasiado cotidiano. Por ejemplo, siendo niños no entendemos porqué cuando una reunión llega a su mejor momento, los padres enseguida nos llaman para retirarnos. "It is one of the bitterest thruths that bedtime so often arrives just when things are really getting interesenting." (57)

Y es que hay cosas que de verdad no se pueden ocultar: "There are many difficult things in this world to hide, but a secret is not one of them." (124)

Se plantean otros temas como los asuntos del corazón, el misterio, el misterio de la vida, y las cosas a las cuales, de plano, no podemos escapar.

Lo cierto, es que en forma ágil el texto nos hace reír, llorar, reflexionar y, aunque no quiera, conversar: "A good thing todo when one is sitting, eating, and resting is to have a conversation." (65)

Así que los invito a leer, y a conversar.