George Steiner es uno
de los grandes filósofos europeos, y en el discurso La idea de Europa (2005) que
ofreció en la Décima Conferencia del Nexus Institute, nos plantea la antigua
idea de una unidad, una visión común, un sueño alcanzable.
Aunque el sueño continúa
vigente una década después, parece cada vez más lejano, las guerra, las
migraciones, los nacionalismos, las independencias, todo hace mermar este
sueño. Como la quimera de bolívar, las fronteras se enfatizan y no se
desvanecen.
En esta edición, Mario
Vargas Llosa reflexiona en el prólogo sobre las diferencias continentales, y
planeta que el pasado\futuro es una de las grandes diferencias: “la abrumadora
presencia que el pasado tiene en la vida europea del presente, en tanto que en
América se prefiere mirar al futuro que a los tiempos idos. En Europa, lo viejo
y gastado por los siglos es un valor, algo que se solera y belleza, en tanto
que en América es un estorbo, porque toda la vida está proyectada hacia
adelante. Europa es de lugar de la memoria, y América, el de visiones y utopías
futuristas.” (13)
Por su parte, Rob
Riemen comenta en la introducción una revisión de la obra de Steiner a luz de
la obra de Thomas Mann, llevando a la reflexión sobre la trascendencia de la
cultura: “la única oportunidad para conquistar y proteger nuestra dignidad
humana nos la ofrece la cultura, la educación liberal… una sociedad que ignore el
ennoblecimiento del espíritu, una sociedad que no cultive las grandes ideas
humana, acabará, una vez más, en la violencia y la autodestrucción.” (30-31)
Esta visión fatalista nos permite una seria revisión: nuestra sociedad
realmente avanza en valorar la cultura o bien hace esfuerzos para destruirla ¿y
particularmente en Europa, qué sucede?
En el ensayo/discurso,
Steiner compara a Europa como un gran café: el espacio donde los intelectuales
y la gente común puede compartir ideas y filosofías, y sobre todo, debatir en
una especie de ágora cualquier pensamiento. “El café es un lugar para la cita y
la conspiración, para el debate intelectual y para el cotilleo, para el flâneur
y para el poeta o el metafísico con su cuaderno.” (34)
A pesar de esta
apertura, lanza una sentencia: “Hasta las ideas más abstractas y especulativas
deben estar ancladas en la realidad.” (33-34) De esta forma, si bien en un café
se puede hablar de todo, a la vez hay que saber de qué y cómo hablar. Esta es
la Europa que visualiza, una donde hay muchas ideas pero éstas deben estar con
un fundamento.
Indica también que la
edad de las sociedades en el “viejo continente” ha permitido un mayor
desarrollo de las ideas y de la propia cultura, sin embargo “Por doquier hay
monumentos conmemorativos del asesinato, individual y colectivo. La lista marmórea
de los muertos parece en ocasiones superar en número a los vivos (…)” (44) Esta
valoración de lo pasado, de lo muerto, pareciera dominar sobre el porvenir. Cuando
el pasado es más importante que el futuro, la sociedad puede decirse que está
en crisis.
Menciona que mientras
la ciencia retoma la visión grecolatina, el desafío monoteísta y la definición
de la propia humanidad van abriendo diferencias y rigores, más que uniones y
profundidades de valoración de lo propiamente humano. Esto ha partido al
continente y las recientes migraciones, ataques terroristas y la debilidad
aparente de la moneda por parte de algunos miembros de la eurozona hacen una
desestabilización cuando podría tenerse el mayor de los crecimientos, en todos
los sentidos, posible.
A pesar de que una
lectura es que la idea de una Europa unificada parece desvanecerse, el mismo
Steiner marca la tarea para recuperar un poco del ideal. “Las tareas, las
oportunidades que nos aguardan ahora son precisamente las que presenciaron el
gran amanecer de Europa en el pensamiento griego y en la moral judía. Es vital
que Europa reafirme ciertas convicciones y audacias del alma que la
americanización del planeta .con todos sus beneficios y generosidades. Ha oscurecido.”
(67)
Y más adelante,
remarca una oportunidad sin límites: “(…) en sus tiempos de austeridad, sabrán
que las solidaridades y creatividades humanas pueden tener su origen en la relativa
pobreza.” (68)
Les recomiendo este
ensayo para reflexionar sobre la situación actual de Europa y sus retos. La
comparación con América y en particular con la cultura que ha creado Estados
Unidos, es a la vez crítica y reflexiva. Un excelente texto para revisar y
repasar.
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