viernes, 1 de agosto de 2014

La tormenta: Colombia desde 4 visiones



La tormenta (2013) es un texto de corte periodístico y anecdotario del famoso comunicador colombiano Germán Castro Caycedo. Es también la visión de Colombia de las décadas de 1980 y 1990. Y con una cruda visión realista, la experiencia de 4 mujeres que han vivido la situación del país desde diferentes perspectivas. 

Combinando el diálogo (con un toque de entrevista) y las descripciones necesarias, el maestro nos presenta  cuatro casos muy concretos: una mujer de clase alta dispuesta a apoyar a los paramilitares; una mujer que lo pierde todo y que además es perseguida por tener una organización civil a favor de otras mujeres desamparadas; una política secuestrada por largo tiempo en nombre de la revolución; y una madre dispuesta a todo con tal de esclarecer el crimen de su hijo militar.

Estas anécdotas recopiladas por Castro Caycedo se convierten en poderosas visiones de un conflicto complejo, lleno de actores que intercambian posiciones y, que al estar narradas en primera persona, nos vislumbra la guerrilla, los militares, los paramilitares, el gobierno, la familia, , las individuales… todo se conjuga para mostrarnos una realidad que, lamentablemente, continua repitiéndose en diversos países de América Latina. 

Además nos invita a plantearnos ¿hasta qué estamos dispuestos con tal de recuperar a un hermano, a un hijo, la libertad o la lucha por aquello que consideramos correcto? De una u otra forma, nos enfrentamos a una humanidad no-ficcional, es decir, tan real como las historias que nos presentan.

Aquí no hay clases sociales, género –a pesar de estar contadas por mujeres-, ingreso anual, convicción política o código ejercido, aquí hay desesperación, inhumanidad, corrupción, ignorancia, esperanza, fe, insistencia, valor, miedo, ideología, falsedad… esto y más vamos conociendo en testimonios reales de nos dicen: nadie está a salvo, todos pueden ser víctimas de una u otra forma.

Y es que una tormenta no respeta automóvil o partido, convicción o visión personal, únicamente cae, con todo su peso, sobre los involucrados.

Más que victimizar, este texto muestra una realidad, una especie de denuncia a revisar qué tanto nos podemos comprometer como ciudadanos para construir un mundo de paz, qué tanto nos podemos “salvar” de la tormenta que envuelve a todos, qué tan humanos podemos ser enfrente a la desesperanza. 

Un texto ágil, recomendable, que lo mismo te hace molestarte que llorar, pero en especial, nos hace reflexionar sobre el poder, la fuerza y la forma en que podemos enfrentar a la tormenta.

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