Afamado autor y ensayista mexicano, emblema de la región norte del país, nos regaló hace unos 14 años Instrucciones para cruzar la frontera (TusQuets, Fábula, 2011) una colección de 11 relatos, acompañados del texto introductorio Recomendaciones y un Bonus track: Misa fronteriza.
Luis Humberto Crosthwaite reconstruye un particular retrato irónico y afectivo de Tijuana, ciudad fronteriza sometida a lo accidental y lo emblemático, a la línea divisora física y cultural que afecta en todos los sentidos.
Algunos relatos destacados:
Recomendaciones, donde sugiere, con tono burlón, cómo enfrentarse a la frontera, como quien ofrece un manual “absurdo” pero vívidamente sugestivo sobre lo que implica cruzar (prácticamente da título a la antología) de México a Estados Unidos.
La fila, la situación real de espera casi interminable en garitas internacionales, es la excusa para reflexionar sobre la frontera como experiencia colectiva y fractura cultural.
La silla vacía, relato en clave teatral donde la frontera misma habla; se humaniza el espacio como si fuera paciente o terapeuta, en una especie de sesión introspectiva.
Ambiente de fiesta en la playa, texto que describe Tijuana como una esquina que amalgama elementos irresponsables y disparatados -un muro, un faro, una plaza de toros, escusados- símbolo de una ciudad fragmentada, todo tan cerca y todo tan lejos.
La antología incluye otros relatos como El largo camino a la ciudadanía, El hombre muerto pide disculpas, Muerte y esperanza en la frontera norte, Mínima historia, Corriendo hacia el fuego, Todos los ángeles extraviados, Plumita consentida, El suave ritmo que hay en sus pestañas, Diez minutos de futuro.
Con una narrativa ágil y un lenguaje arrancado de la realidad, los cuentos parecen tomados de una realidad absurda, que parece chiste, pero muchas veces son anécdotas.
Esta edición cierra con Bonus track: Misa fronteriza, donde a través de 10 fragmentos se entrelazan los fragmentos de la misa católica con situaciones propias de este pedazo de tierra. Entre textos que parecen salmos y oraciones, el lenguaje cotidiano envuelve esta narrativa, que si bien nos arranca una carcajada, a la vez nos lleva a la reflexión profunda: a quién nos encomendamos, a quién rezamos… una invitación a cruzar la frontera y a bendecirnos:
“En el
norte
los Estados Unidos, en el sur México
en medio,
de este
a oeste,
una
Frontera.” (202)