Lo cierto es que ni comprados ni regalados ni pirateados
nuestro país está produciendo más lectores.
Mi esperanza son los niños. Mi esposa y yo decidimos ser los
tíos-que-regalan-libros, y ni se diga en la casa: primero un libro, después un
juguete. Cada diciembre vamos unos días a la ciudad donde viven mis papás, y
mis hijas dicen al cabo de un par de días: Papá ¿cuándo vamos a la librería de
dos pisos que nos gusta? Llevamos un punto ganado.
También se ha dado que tal amigo o comadre (con hijos ya
mayores) nos dicen: de parte del sobrino/a que si conocen tal libro porque le
gustaría leerlo. Por supuesto, acto seguido el libro es adquirido y regalado. Eso
sí, siempre comprados.
Total que las ofertas navideñas, los regalos y la búsqueda
de ofertas nos llevan a buscar nuevas opciones. Las tertulias en casas de
amigos o las simples recomendaciones del periódico nos van dando nuevas
opciones para leer.
Y aunque con más limitaciones, pero también hay más opciones
de lugares dónde comprar un libro. Claro, con algunas limitaciones de ser best-sellers
o aquellos que venden morbo en lugar de lectura. Pero bueno, con que se lea
creo que estamos del otro lado.
Me asombra ver dos cosas: a) niños/as que realmente piden
libros por autores o por una serie que les ha gustado, y b) las adaptaciones
cinematográficas de buenos/regulares/populares libros que llevan a la gente a
comprar un libro y salir con otros títulos más. No es promover el comercio,
pero ya es una ganancia que le permite a esta industria sobre en las cuestas de
enero.
Y a la vez, nos permite que nuestras comunidades y ciudades
vayan generando más lectores. Personas que van ampliando su vocabulario, que se
preguntan que pasa/pasaba en su comunidad hace 50 años o qué pasará dentro de
otros 50, y que van sintiendo curiosidad por lo que pasa en otro continente, en
otra cultura.
Definitivamente estamos ante el reto de no leer resúmenes
para leer cuento, novela, teatro, poesía, narraciones o relatos periodísticos,
lo importante es leer algo de principio a fin... y su vez "pay-it-forward"e invitar a leer.
Se va terminando enero, pero espero que uno de sus
propósitos sea el de leer, leer cada vez más y compartir con el vecino, el
amigo, el hijo o el hermano, con la esposa o la novia, un libro, un buen libro,
un excelente libro.
La invitación es simple. A leer.
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