lunes, 18 de enero de 2021

The testaments: una historia futurista de libertad, fidelidad, sacrificio

La autora canadiense Margaret Atwood, más de 35 años después de haber publicado The handmaid’s tale, presenta, una segunda historia en el universo de Gilead, territorio con un gobierno tradicionalista y religioso, que surge de las cenizas de lo que fue Estados Unidos.

The testaments (2019, Nan A. Talese / Doubleday) presenta una interesante estructura tripartita, cada una centrada en una mujer: dos jóvenes que han nacido en polos opuestos de la historia (una en Gilead, otra en Canadá) y una de las tías-fundadora de la vida moderna de Gilead. Las tres mujeres se desconocen, pero el destino las unirá, y con ello el futuro del propio país.

Daisy cree tener unos papás diferentes, dueños de una tienda de ropa usada. Vive en Canadá y sus preocupaciones giran en torno a la escuela y la aceptación de sus amigos. Sabe que sus padres a veces ayudan a las misioneras de Gilead, no sabe por qué, pero mientras ve la colección de antigüedades de su padre y se la pasa en la parte superior del negocio, no hay problema. De pronto ve toda su vida desmoronarse cuando se entera que el negocio ha sido destruido por una bomba, y en él estaban sus padres. O quienes creía lo eran. Una vieja amiga de ellos logra ponerla en resguardo y le explicará su origen y su papen e la historia que está por escribirse.

Agnes Jemima, una joven que ha nacido y vivido toda su vida en Gilead. Va presentando su historia y su fidelidad a las costumbres que ha conocido hasta la fecha. Tiene dos buenas amigas, quienes representan todo aquello que ella misma desea: al menstruar las jóvenes estarán listas para ser casadas y, de acuerdo con su familia y su posición, podrán incluso escoger a su marido y contribuir así a la causa de construir una mejor sociedad. Pero la postura de sus amigas llevará a esta joven a tomar una fuerte decisión: negar el matrimonio por conveniencia y refuerce con las tías, en el Ardua Hall, donde residen las guardianas de los valores del país.

Aunt Lydia, narradora en voz directa, es una de las tías más poderosas, incluso, una de las fundadoras. De joven, según la propia narración, fue una prestigiosa abogada y soltera, capturada y obligada a cooperar con el gobierno que ha surgido de la destrucción de los Estados Unidos. Conocedora de sus leyes básicas, de la filosofía de vida y con una fuerte relación con los Comandantes, Lydia será la guardiana no solo de las leyes, sino de grandes secretos que escoden las fronteras de este país, dicho de una manera, fundamentalista.

El papel de la mujer en esta sociedad, como se narra en The handmaid’s tale (comentada previamente en este espacio http://literaturaexperienciaviva.blogspot.com/2019/09/la-sociedad-de-las-normas-morales.html) se limita a fiel esposa, vientre fértil (como en el caso de las handmaids) o guardia del orden moral (las tías) Si bien es un país ficticio, el fundamentalismo con el cual se trata a las mujeres es tan real como las situaciones de crimen, desprecio, maltrato y manejo como mercancías o netamente para preservar la especie que se vive en nuestros días.

Enfrentadas por los azares del destino –o por el frío y paciente cálculo de una de las protagonistas de la historia- las tres mujeres van entrelazando sus días, hasta coincidir de una manera tan casual que se siente fríamente planeada.

Mientras ven a sus amigas enfrentarse a fuertes decisiones, Agnes y Daisy vivirán en carne propia los más grandes temores que se pueden vivir en Gilead (matrimonios forzados, abnegación ante el hombre, privaciones y maltratos si no cumplen con su función básica) mientras conocen a Aunt Lydia y su devenir individual.

La novela va combinando las tres historias, hasta que las entrelaza en el Ardua Hall, símbolo del refugio de la mujer en esta sociedad futurista. Mientras el mundo buscan develar que pasa dentro de las fronteras del país, Daisy tendrá que llegar y huir de Gilead, mientras Anges y sus amigas tomarán difíciles decisiones.

El poder de Aunt Lydia hará sentir aquella premisa de que el conocimiento es poder y su forma de manejar las situaciones hará posible que todo se desarrolle de forma adecuada. Gilead quiere ampliar sus fronteras, pero los ataques dentro y fuera de sí pondrán esto en entredicho. 

En sí, esta novela combina el origen del país, su contraste con el mundo, y los retos que un pensar no-progresista conlleva a su sociedad.

Además de las historias combinadas, la autora nos permite conocer sus vidas por testimonios, declaraciones que han quedado por escrito. Y también la historia de Aunt Lydia es una narración en primera persona. Ambos serán documentos que al final de la novela, permiten darle mayor sentido a los testimonios presentados. O más bien, al testamento que estas mujeres perseguidas y sobrevivientes pueden tener.

¿Qué estamos dispuesto a sacrificar para sobrevivir, para vivir en libertas, para que el opresor se extinga? La novela busca responderlo a ritmo lento, pero con una trama que va siempre en ascenso, permiten con su voz narrativa, los diálogos y las reflexiones de la narración omnisciente, presenten una fuerte crítica al papel de la mujer y su enfrentamiento a la sociedad.

Si bien no es propiamente una secuela, sí es una segunda historia de este universo ficticio que, dado lo que se vive en nuestros días, puede ser muy tangible.

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