sábado, 1 de noviembre de 2025

La boda del poeta: la ficción, la migración, la venganza…

 

Antonio Skármeta saltó a la fama con una novela corta pero significativa: Ardiente paciencia, luego renombrada El cartero de Neruda. En ella, con un lenguaje ágil, personajes redondos y una temática “conocida”, retoma los últimos días de Pablo Neruda y el joven Mario Jiménez, quien funge como el cartero del autor en Isla Negra. Ahí nos regaló una historia fresca, un Chile rodeado de lo idílico y el trasfondo político asfixiante marcado desde sus inicios por la dictadura.

Después de la recepción de esta novela -lleva al cine con gran éxito- Skármeta ofrece La boda del poeta (Plaza Janés, 1999) que se sitúa en una pequeña isla ficticia del Adriático llamada Costas de Malicia, en los años previos a la Primera Guerra Mundial. Se repiten los elementos de nostalgia y de tensión política, y en un giro de hecho, vamos a un Chile que enfrenta lo paradisíaco con lo desértico.



En la novela, en esta isla situada entre Italia y los Balcanes, en posesión y abandono del Imperio Austrohúngaro. Allí vive una comunidad de emigrantes y locales, con tensiones políticas marcadas por la dominación austríaca y los deseos de insurrección. Lleno de pescadores y de tradicionales casi marginales, lo destacado se convierte en una campana físicamente imposible en la capilla, y un almacén donde se encuentra cualquier contrabando que el mar puede hacer llegar.

El argumento gira en torno a un triángulo amoroso que involucra a Jerónimo Frank, un banquero austríaco bohemio que ha dejado su vida anterior para instalarse en la isla y reabrir un gran almacén llamado El Europeo; Alia Emar, una joven virginal y bella con quien Jerónimo va a contraer matrimonio por conveniencia; y Esteban Coppeta, descendiente de un héroe mítico de la isla, quien está enamorado de Alia. Este héroe fue a las oficinas del Imperio Austrohúngaro para confirmar una nación independiente -siendo él su presidente temporal-, pero termina asesinado a traición, sin papeles que avalen la independencia.

Estos personajes aprovechan los estereotipos de la época, para hablar sobre el deber, la nación, el deseo, la familia, la nobleza y las clases sociales que todo imperio “busca” tener para diferenciar a los afortunados de los demás.

Como idea secundaria, la creación de las imágenes en movimiento, el cine, que arrancaría sustos y emociones, tanto por lo asombroso como la posibilidad de entretenerse sin límites y olvidar la realidad que les agobia: “Llenar la cabeza de la gente con imágenes que les sirvieran olvidar sus rudimentarias vidas. Todos sin excepción quieren olvidar algo, por eso contar historias en la pantalla resultaba tan lucrativo”. (138)

Con un estilo narrativo interesante, un lenguaje rico, diálogos precisos y los cambios narrativos de cada personaje, se centra la futura boda, que se espera ostentosa y provoca un punto de encuentro: leyendas antiguas, intrigas políticas, resentimientos locales y el pasado de emigrantes se mezclan, haciendo que el evento desencadene un acontecimiento que sobrepasa lo romántico para caer en lo político y lo trágico. La historia se acompaña de algunos poemas y la reflexión sobre el arte lírico: “… lo único que tengo es dolor y este cuaderno donde acumulo poesía hecha de nada, para la nada, palabras.” (296)

Entre la memoria y el deber, la pasión y la entrega, los personajes enfrentarán sus miedos y sus deberes, con una resolución que cambiará la historia, tanto para esta isla como para ellos mismos. “Una historia que no se escribe, no existe. Es una suma de recuerdos privados, ¿me entiende?” (160)

Con una migración obligatoria -claro, a esa enigmática región del mundo que es Chile en esa época- la novela nos permite conocer una época donde lo romántico convivía con lo patriótico -recordar incluso una de las vetas del romanticismo es el morir por la patria- y lo inhóspito se convertía en la vivencia de todo aquel que busca nuevos horizontes. “Es la hora de escapar de este horizonte y esta historia. Nada nos ata ahora. Respeten nuestra libertad.” (227)

Un texto contado en capítulos cortos, ritmo ágil y la habilidad narrativa del autor chileno.

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