Juan Gabriel Vásquez es un narrador colombiano que a su
corta edad ha sido reconocido internacionalmente. En este espacio hablé sobre
un texto que aparece en Bogotá 39 llamado El doble, http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2014/08/bogota39-un-acercamiento-literario.html y leí Las reputaciones (http://literaturaexperienciaviva.blogspot.mx/2013/09/una-profunda-exploracion-de-lo-humano.html), una extraordinaria aproximación a la caricatura de los
periódicos.
Ganó en el 2011 en prestigiado Premio Alfaguara con la
novela El ruido de las cosas al caer.
La narrativa nos presenta Colombia en diversos contextos
históricos: la década de 1960 con un futuro por venir; entre 1970 y 1980,
cuando el narcotráfico todavía era una aventura de pocos; y la violencia
discriminada de 1990. Dos grandes historias se unen un personaje: un atrevido
piloto dispuesto a ganar plata en forma atrevida; y un testigo que platica con
él en un bar.
“… las posibilidades, constaté después, pertenecían a otro: se
fueron extinguiendo imperceptiblemente como la marea que se retira, hasta
dejarme con lo que ahora soy.” (17) Así el protagonista nos presenta su
historia: profesor universitario, que se enreda con una alumna y tiene una
hija. Hasta que una amistad le cambia la vida.
“Este hombre no ha sido siempre este hombre. Este hombre era
otro hombre antes.” (29) Es ese “amigo” que toma copas con él en un tradicional
bar del centro, pero del cual desconoce en realidad su vida.
La narrativa de Vásquez va dando saltos temporales,
prestando su voz a diversos narradores-personaje, presentando el zoológico de
Escobar, las abejas de una granja, la violencia en moto de los sicarios. Su descripción
es abundante, precisa, exacta: “Hay un ruido que no logro, que nunca he logrado
identificar: un ruido que no es humano o es más que humano, el ruido de las
vidas que se extinguen pero también el ruido de los materiales que se rompen. Es
el ruido de las cosas al caer desde la altura, un ruido interrumpido y por lo
mismo eterno…” (83)
Los personajes se definen claramente en lo físico, y sus
motivaciones quedan a que el lector la encuentre: por qué alguien decide dejar
a su mujer e hija a buscar un pasado que no es el propio; qué motiva a una hija
a indagar en los cuerpos de paz y las cajas negras en busca de su padre, y de
su propia madre que desconoce…
El texto también nos enfrenta a esa búsqueda incansable de
la verdad, y el eterno “por qué”, muchas veces sin respuesta.
Muestra también la madurez de una persona, que ante el
pasado es capaz de enfrentar al futuro: “la línea de sombra, ese momento en que
un hombre joven se convierte en dueño de su propia vida.” (42)
En este contexto parece que pocas cosas son ciertas, y otras
simplemente se irán olvidando día a día: “…viviendo en un apartamento de pocos
muebles baratos donde todo, comenzando por las inquilinas, tenía un carácter
transitorio.” (359)
Se las recomiendo: las más de 250 páginas se convierten en
un aprendizaje de historia, una revisión de nuestras pasiones y fobias, de
nuestra percepción ante esos ruidos que casi nadie escucha…
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