lunes, 30 de enero de 2017

El descubrimiento de la mujer: Nada, Carmen Laforet

Con una pausada historia, donde los diálogos y las situaciones nos sitúan en una época de paz española, después de la Guerra Civil que dividió a la nación de una forma extrema; donde la mujer todavía tiene un marcado papel en la casa, Carmen Laforet presenta Nada.

Ganadora del Premio Nadal 1944, la historia se convertirá en un clásico de la literatura feminista, o de lo que sería esta visión de una ruptura entre lo más tradicional de España y los retos de una nueva mujer: estudiar, amar, decidir.

La novela retrata cómo una joven de provincia, huérfana y con algo de dinero que recibe de pensión, viaja a la gran ciudad, Barcelona “La ciudad, hija mía, es un infierno. Y en toda España no hay ciudad que se parezca más al infierno que Barcelona” (25) Dice la tía ante una joven que vive por primera vez fuera de casa.

Y es que en la época –tal vez todavía vigente de muchas formas- la joven se enfrenta a peligros que no está lista para enfrentar. “eres mi sobrina; por lo tanto, una niña de buena familia, modosa, cristiana e inocente. Si yo no me ocupara de ti para todo, tú en Barcelona encontrarías multitud de peligros.” (26)

Frente a la tía Angustias –el mismo nombre representará una marcada carga en la historia-, la protagonista Andrea tendrá su aprendizaje no solo en la universidad, los chicos, los carros, las escapadas, el primer beso, sino en su propia casa: un tío artista, su mujer enamorada locamente de él hacia lo enfermizo, los parientes “de arrimados”... entre la violencia familiar, el alcoholismo y las privaciones, el infierno parecerá estar adentro y afuera de casa.

Mientras estudia y se enfrente a los primeros muchachos, Andrea se enfrentará también a esa dualidad de mujer de casa / mujer de vida, que la llevarán a conocer los diferentes roles de la mujer: la ama de casa, la administradora, la que se sacrifica por la familia, la que busca el sustento en un bar pues el marido no le da, las amigas acomodadas, las amigas con mayores problemas.

Y con su raquítica pensión y lo que le da a su tía, Andrea puede estar sin comer con tal de ir al cine o comer unas nueces, de vivir esos pequeños placeres que la vida le prepara.

Frente a su familia y sus amistades, la protagonista va creciendo y buscando llenar esa nada que le envuelve y que cree tener en el corazón. En paralelo, una España con las cicatrices de la guerra y un futuro incierto, que a veces, lleva a la nada.


Una novela que va a ritmo lento, llena de descripciones y diálogos. Una novela para explorar a la mujer, y a un país que parece no alcanzar a llenar esa nada retratada. 

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