lunes, 3 de junio de 2019

Retomando a los clásicos, una mirada contemporánea: American Gods


Debo reconocer que adquirir este libro fue porque precio accesible en una edición de bolsillo y en idioma original (inglés) y por la fama adquirida por la serie de televisión.

Por supuesto, el libro tiene su encanto. Aunque la serie de televisión… reservo mis comentarios para otro espacio.

El libro American Gods de Neil Gaiman (2017, edición internacional de décimo aniversario, William Morrow Editions) incluye una introducción del autor por el aniversario del libro, una nota al texto, agradecimientos, y un apéndice. De esta manera, se tiene una edición muy completa, que permite mirar el proceso creativo y la reflexión que un texto que permanece en el gusto lleva a su autor. 


La premisa es muy llamativa: los dioses de la antigüedad (digamos previo a la época cristiana) viven entre nosotros, pero cada día son sustituidos por dioses modernos, que reenfocan la devoción de los humanos.

Ante esta premisa, la novela contiene disparadores que evocan historias de los dioses antiguos y cómo se alimentan de la devoción de los humanos; y cómo la migración los llevado de las regiones del norte de Europa o de las costas africanas a la América contemporánea.

Así sabemos que, al perder adeptos, un dios también puede desaparecer de la faz de la Tierra. Esto no es consciente para los humanos, quienes han dejado de venerar una figura de madera, de yeso o de mármol, para venerar una televisión, la tecnología, la moda.

Esto, digamos, es el fondo, donde identificaremos a un poderoso dios capaz de convocar a sus iguales para originar una guerra con las modernas deidades ¿El resultado? Demostrar quiénes pueden ser en realidad los más poderosos, quienes pueden tener la verdadera devoción de los hombres y las mujeres de la actualidad.

Cargada de violencia, sensualidad, deseo, venganza, enfrentamiento, amor sacrificio –en fin, todo aquello que nos hace humanos–, la novela se centra en un misterioso personaje que sale de la cárcel, Shadow. Éste se entera que su esposa y su mejor amigo han muerto en circunstancias no claras, y frente al ofrecimiento de trabajo como “guardaespaldas” de otro personaje misterioso, Shadow no sabe qué camino elegir.

Por circunstancias diversas, acepta el trabajo de Wednesday, otro ser que busca recorrer Estados Unidos en carretera para visitar otros personajes que, se va enterando Shadow, pueden ser aliados o enemigos.

De esta manera nos adentramos en el mundo de los muertos, de los vivos, de los oráculos, de la naturaleza, del provenir y del pasado, todo parece tener una relación con otros dioses y otras culturas. En centros de poder o casi olvidados en una vieja choza, cada personaje es una invitación a conocer la historia, a revivir recuerdos de grandeza.

Los conflictos personajes de Shadow se entremezclan con las remembranzas del viejo Egipto, de rincones de la Europa del Norte o del Centro, de misterios africanos, del misticismo Indú, de regiones inhóspitas de oriente. Y claro, del dios cristiano.

Y frente a ellos, vamos conociendo a los dioses modernos: la conectividad, el internet, el entretenimiento, la televisión, la radio, la globalización, y claro, el dinero, la sensualidad, la avaricia.
A ritmo lento, Shadow se convierte en una figura central que hace un viaje como cualquier otro héroe griego: hay un origen incierto, un viaje que lo lleva de un punto a otro lleno de aventuras y retos por cumplir, de una revelación y una tarea que, no tan clara, debe enfrentar con los dioses americanos.

Con amplios manejos temporales, una sinfonía de personajes y la búsqueda de entrelazar historias de la antigüedad, la novela de Gaiman cumple en invocarnos un mundo lleno de contradicciones y de falsas esperanzas, también aleccionarnos sobre qué tiene realmente valor en nuestro mundo contemporáneo y resultar en una fábula moderna con mucho diálogo y una aventura.

Un buen texto que entretiene y, para los que buscan siempre documentarse, invita a repasar dónde se conoció a tal persona o de qué país es tal dios. Ese es el valor de la novela a mi gusto, conjuntar en una cafetería de un punto perdido de Estados Unidos a los dioses más representativos de la antigüedad y jugar con ellos, como ellos, seguramente, han jugado con nosotros.

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