La tristeza por la partida del padre y una caminata por lugares comunes se transforma en un viaje en el tiempo, donde el pasado mostrará una lección de vida y el por qué de nuestras decisiones. Es la premisa de la novela gráfica Barrio Lejano (Ponent Mon, 2009) del japonés Jiro Taniguchi.
Hiroshi Nakahara, el protagonista de esta historia, tiene
que hacer un viaje de negocios. Agobiado por el trabajo y las presiones
familiares, de pronto se encuentra de nuevo en su ciudad natal, joven,
estudiante y con la oportunidad de reescribir o de vivir su vida de una manera
diferente.
Con esta oportunidad ¿qué haría de manera diferente? ¿cómo enfrentaría la escuela, los amigos, el primer amor? ¿encontrará por qué su padre de pronto los abandona? Así el protagonista si bien en el pasado pero consciente de la diferencia en su vida, arranca una historia donde se viven las situaciones diarias de un pasado recuperado.
En sus gráficos, de cierta manera tradicionales, con dibujos
precisos, detalle de espacios y emociones, diálogos certeros, viñetas en blanco
y negro llenos de nostalgia, nos conjugan un extraordinario ejemplo de esta
forma narrativa.
Taniguchi construye personajes reales, multidimensionales,
llenos de características propias de su edad, pero que se conjugan para ofrecer
una historia sumamente humana.
Humana y real, dividida en capítulos donde la narrativa temporal
es importante, la novela invita al lector a enfrentarse a sus propios miedos, a
su propio pasado.
Un excelente ejemplo de la literatura japonesa juvenil, con
grandes lecciones de vida, y la maestría de autores gráficos para contar
grandes historias.
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