miércoles, 28 de julio de 2010

Un pasado que debe olvidarse... pero el presente lo recuerda

Mario Benedetti fue un escritor uruguayo que vivió en carne propia la transformasión de su país a un estado gobiernado por militartes y un régimen de terror. Vivió en carne propia el exilio y tuvo la rara oportunidad de regresar a su tierra natal y al morir ser reconocido como uno de los grandes escritores latinoamericanos.

Pero no ha sucedido así con otros exiliados, ni con otras víctimas de las dicturas a lo largo de los años.

Y aunque Benedetti ha sido reconocido como uno de los grandes poetas de amor, es tambíen un excelente escritor sobre segundas oportunidades y, capaz de retratar las situaciones más oscuras de la humanidad.

Así nace Pedro y el Capitán (1979) una obra teatral en 4 escenas que con escasa escenografía y movimientos actorales retrata toda una época que una y otra vez parecen en nuestro pasado y nuestro presente latinoamericano y en otras regiones del mundo.

Se presenta de tal forma a Pedro, sobrenombre o nombre real nunca podremos saberlo, hombre de edad media, casado y con un hijo, que es acusado de ser "terrorista, comunista, conspirador"... tampoco lo sabremos. Y frente a él su interrogador, el Capitán, quien a través de la guerra psicológica pretenderá doblar y hacer hablar a su presa.

Poco a poco se van invirtiendo los papales: El Capitán asegura saber todo sobre Pedro, pero éste resultará más convincente que su celador.

Una obra netamente psicológica, donde existe un juego entre interrogado e interrogador, entre el bien y el mal, los límites del dolor físico y la entrega ante el deber: Ya sea para la ley o para "lo correcto", siembre habrá un sacrificio, siempre un precio qué pagar.

Estos dos personajes van mostrando de qué estamos hechos: recuerdos, deseos, obsesiones, privaciones... y ante todo, la necesidad de cumplir un objetivo, ya sea matar por él o morir por él.

La muerte, el dolor, el amor, todo se conjuga en diálogos inteligentes, lenguaje sencillo y propio de una región del mundo, personajes delineados y psicológicamente ricos... todo para demostrar hasta dónde somos capaces con tal de obtener algo o de cumplir una promesa.

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