jueves, 21 de julio de 2011

Una mirada a África, una mirada familiar

En un discurso, Chimamanda Ngozi Adichie compartió que para muchos África es una tierra inhóspita, casi salvaje. Para ella, era la tierra donde aprendió a hablar inglés, a leer y a buscar una forma de hacer escuchar su voz.


En ese mismo discurso, dice que su primer texto era una historia familiar, pero su revisor le dijo: excelente novela, pero "no es africana". Esta extrañeza la llevó a reflexionar y a construir una historia singular, multipremiada y ahora convertida en una voz única: Purple Hibiscus.

A raíz de una flor que rara vez tiene el color púrpura, una adolescente de 15 años nos abre las puertas de su casa. Su hermano mutilado, su madre callada, y su padre, reconocido editor de un periódico que enfrenta el régimen militar de su país.




Lo que pareciera ser un padre dispuesto a arriesgar para publicar sobre asesinatos y desapariciones políticas, se revela como un fanático religioso dispuesto a donar altas sumas de dinero pero también a no saludar a su padre que niega convertirse "a la verdadera religión".

Kambili, esa chica tímida y estudiosa, debe ser siempre la número uno en la escuela, igual que su hermano Jaja. Su vida transcurre en horarios, en oportunidades para aprender y para ver la humildad de su padre. Y todo en un contexto "normal": 3 comidas al día, automóvil, escuela privada, baño y comodidades.

En contraparte, la familia de su padre le demostrará el verdadero rostro de Nigeria: falta de alimentos, pocos servicios disponibles, escasez de combustibles, y el disfrutar de todas aquellas cosas que ofrece la vida: un alimento, un amanecer, una flor.

A pesar de la violencia familiar y la guerra, Kambili no es solo la voz de África, sino la voz de una adolescente que se entrenta a la vida.

Un ritmo sobrio, una historia personal,el retrato de una vida que puede ser la de cualquiera. Una excelente novela que vale la pena leer. Una escritora que debemos seguir.

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