domingo, 14 de noviembre de 2010

Detrás de las novelas...

... yace la vida misma. Así puede resumirse la experiencia de Historia secreta de una novela (1971) de Mario Vargas Llosa, quien en breves 78 páginas relata cómo se creó una de la grandes obras del boom latinoamericano, La casa verde.

Y es que para Vargas Llosa lo esencial en la vida de todo escritor es la vivencia que ha tenido, de tal forma que la ficción se nutre incansablemente de la realidad que lo rodea, de sus experiencias, de sus vivencias diarias.

Así, nos enteramos que Piura nace de la experiencia infantil del autor, y que Santa María de Nieva es sitio surrealista existente en la selva peruana. De tal forma que todo ha existido alguna vez: el desierto, la selva, la historia de los explotadores de indios, las monjas que arrancan niñas de sus familias de indios nativos, los músicos, las referencias históricas, inclusive los nombres y los tormentos que caciques usan para "meter en cintura" a los rebeldes.

Lo más interesante es que existió un prostíbulo enigmático en su juventud, pintado de verde, donde existía un trío musical, donde había personajes llamativos y novelables, donde la realidad y la irrealidad se fundían cada noche.

El autor no sólo desnuda su proceso creativo, también el origen de ser escritor. "Es muy difícil pensar en "ser un escritor" si uno ha nacido en un país donde casi nadie lee: los podres porque no saben o porque no tienen o smedios de hacerlo y los ricos porque no les da la gana. Es una sociedad así, ser escritor no es optar por una profesión, sino un acto de locura." (27) Muchos dirán, qué bueno que siguió con esta locura, porque ha regalado profundas reflexiones sobre aquello que nos hace ser humanos.

Otra cosa que Vargas Llosa hace es indicar, no sólo de las historias vividas o narradas se logran grandes argumentos, también de la obsesión de realizar notas, de realizar investigaciones que permitan una profunda documentación y, por supuesto, la necesidad de ser escritores con rutina: dedicarse algunas horas a escribir, ser disciplinados al deseo de escribir, ser constantes en la edición. Todo ello hará de cualquier persona un buen escritor, al menos un escritor.

Un texto ágil, escrito a manera de discurso, nos permite adentrarse en una gran obra latinoamericana y en el proceso creativo del ahora ganador del Premio Nobel de Literatura 2010.

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