Según la promoción del texto, Juan Gabriel Vásquez es una de
las grandes voces de Colombia y América Latina. Con 4 novelas, ha obtenido el
Premio Alfaguara (El ruido de las cosas al caer, 2011) y es un periodista comprometido,
ganador en dos ocasiones del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Traductor
y ensayista, este multifacético personaje continua cosechando premios y presentando
sus visiones de la actualidad.
En Las reputaciones (2013) presenta una anécdota por demás
sencilla: un caricaturista tendrá un homenaje a sus 40 años de vida artística;
años en los que sus mordaces dibujos han llevado a la gloria y al ocaso a los
políticos. “Nadie es alguien mientras no lo pinte Mallarino”, dice la novela.
A partir de esta premiación, el reconocido llega a pie (como
es su costumbre), se encuentra con su exesposa (con quien lleva una relación
cordial) y va haciendo memoria de vida, muy al Ulises de Joyce. “Qué rara es la
memoria, nos permite recordar lo que no hemos vivido.” (21)
Esa noche le piden una entrevista para un blog (que dice
desconocer) pero algo en la persona le invita a decir que sí. Eso llevará al
persona a recobrar sus logros y sus miedos como perseguido, a la vez enfrentar
algunos pasados y algunas reputaciones que ha preferido dejar en el olvido. Así,
como una apuntada crítica a nuestros países, el protagonista se enfrenta a su
primer anónimo amenazante, a lo cual su editor contesta “…felicitaciones, que
ya estás donde tenías que estar. Que en este país sólo es alguien cuando alguien
más quiere hacerte daño.” (36)
Y al recobrar el pasado (y así a su hija, su esposa, sus
amigos y sus principales dibujos) es enfrentarse a la memoria, hacer memoria. “…
hacer memoria, como si la memoria fuera algo que fabricamos o pudiera
conjurarse a partir de ciertos materiales bien escogidos, con la mera fuerza
del trabajo físico. La memoria sería entonces como la figura que, escondida en
el mármol, aguarda al escultor capaz de obligarla a salir, y cualquiera podría
traerla a la vida si tuviera el talento y las herramientas, o por lo menos las
herramientas y la terquedad.” (57-58)
Con un estilo directo, una lectura ágil, personajes ambiguos
y diálogos precisos, Vásquez son enfrenta a los miedos y a la soberbia humana,
mientras indaga en esas cuestiones políticas que nos caracterizan. “El olvido
era lo único democrático en Colombia. Los cubría a todos, a los buenos y a los
malos, a los asesinos y a los héroes, como la nieve en el cuento de Joyce,
cayendo sobre todos por igual.” (114)
En poco más de 100 páginas, la novela lograr recrear el
pasado del protagonista, y desdibujar su futuro. “… el pasado es lo que está
delante de nosotros, porque podemos verlo y conocerlo, y el futuro, en cambio,
es lo que está detrás: lo que no vemos ni podemos conocer.” (126)
Una excelente novela, que me ha invitado a tomar el lápiz
subrayar, a terminar en 3 días el texto, a disfrutar, como hacía mucho no
hacía, una sencilla anécdota, un excelente texto.