domingo, 10 de julio de 2016

Lo que guarda el río: Monterrey parece una ciudad de papel



Cuando leí a Gonzalo Celorio en su ensayo México, Ciudad de papel, me gustó la metáfora de que esta megalópolis ha cobrado vida propia y se ha convertido en una persona, a veces, de ficción.
María de Alva, en cierta manera, retoma esta metáfora, ahora en Monterrey, donde la ciudad cobra una dimensión propia y se convierte en una persona de Lo que guarda el río (2016) 

3 líneas narrativas simultáneas y una voz narrativa que camina las iglesias tradicionales de Monterrey van hilando los vasos comunicantes, las clases sociales y las historias de los personajes. 

Monterrey geográficamente está dividida por un río, y a la vez por clases sociales. El norte, el centro, el sur, cada uno tiene su propia vida, también su propia visión de la ciudad. Y a un lado, los municipios aledaños también le dan una vida diferente. 

El chico de preparatoria privada se enfrenta las cuestiones de adolescentes, de escuela, de la aceptación social, de la vida familiar, de su propio pensar diarios... 

El albañil que migra de una zona rural para un mejor futuro, casado, con niños, que busca un mejor trabajo y hacer lo correcto para su familia...

La reporte que busca la mejor nota posible, con el balance familiar que una mujer trabajadora debe tener, y a la vez respetar la ética profesional...

Y una serie de voces que frente al altar buscan la redención, la tranquilidad, la fuerza, la visión espiritual y, por supuesto, a los perdidos. 

En ese río que divide la ciudad convergerán los tiempos de las 3 historias, envueltos en la casualidad de un momento, de una mirada, de una breve plática, tan ínfimos como los segundos que toman nuestras decisiones. 

Monterrey va cobrando vida: hay algo oculto en el carro, en la calle, en la casa, en el río... 

Comiendo tacos, disfrutando las postales que nos regala el Cerro de la Silla, las actividades diarias de la escuela o del trabajo, todo es un elemento en esta ciudad de papel, que va tejiendo las casualidades de la vida y un contexto social que marcó época: la tradicional laboral y la modernidad violenta, insegura, llena de sorpresas... 

Esta tercera novela de María de Alva nos regala unos personajes claros, multidimensionales, comunes que se enfrentan a situaciones extremas, diálogos precisos, y en especial, conviviendo en una ciudad que pasa del asfalto al papel. 

Una amplia recomendación para conocer una forma de mirar nuestra realidad y esta ciudad que oculta más de un secreto...

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