Interesado por narradores africanos, tuve la fortuna de encontrarme
la obra de Mia Couto: Venenos de Dios, remedios del Diablo. Las incurables
vidas de Villa Cacimba (2010)
La anécdota suena a novela romántica: un médico de origen
europeo viaja al África a hacer su servicio, y se enamora de lo que vive. En realidad,
es parte vital de la historia: enamorado de una nativa de Villa Cacimba, Sidonio
Rosa busca hacer su servicio médico en la población de su amada.
Misterioso personaje siempre mencionado, la amada está
representada por su padre Bartolomé y su esposa Munda. Estos tres personajes
nos irán contando la vida de la niña –ahora mujer- las dolencias del pueblo de
salud y del corazón, y el choque cultural de Europa y África.
Con un ritmo suave, diálogos abundantes, descripciones de
actividades y nuestro alrededor, Couto nos adentra a un África que no
conocemos, aquella donde la magia y la modernidad se enfrentan en los hospitales,
los espacios públicos, las familias.
Y es que amar a un extranjero puede ser bien visto o no,
confiar en el médico y no en el brujo puede tener consecuencias, y en sí, la
situación de la mujer en esta sociedad contemporánea.
Escrita originalmente en portugués, el texto recrea también
la forma de hablar del área,
enfrentándonos a problemas sociales y familiares
que rebasan fronteras, pero que nos permiten conocer el bien y el mal, a Dios y
al Diablo.
Poco a poco, nos damos cuenta que los miedos de una familia, son lo problemas de una nación. Algunos se remedian con una medicina, otros con brujería, los más con la muerte.
Una excelente novela para conocer a este afamado autor de
Mozambique que escribe en portugués, e ir conociendo más de la mística África.
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