lunes, 27 de febrero de 2017

El fin de la historia, lo más nuevo de Luis Sepúlveda

Hay que reconocer: uno de mis grandes autores es el chileno –eterno exiliado- Luis Sepúlveda


En cada uno, la sencillez de su lenguaje se mezcla con una profunda nostalgia, que invita a reflexionar sobre nuestro presente y nuestro pasado, para plantearnos ¿el futuro es nuestro o es solo la sombra de lo que fuimos?

En este sentido El fin de la historia (2017, TusQuetes Editores) es un excelente texto: una narración ágil, un secreto que se devela a manera de suspenso, unos personajes bien trazados, un lenguaje directo, en fin, las grandes dotes de narrados puestos en este texto.

En esta ocasión, Sepúlveda retoma a Juan Belmonte –con nombre de torero y protagonista de una de las primeras novelas del autor- y los elementos de aquellos exiliados que buscan volver al Chile en Democracia, como fue la también gran novela La sombra de lo que fuimos.

Ahora, Belmonte recibe una invitación –casi obligada a aceptar- de su viejo némesis: ahora debe ayudar a resolver una situación que de tan sencilla, es candidata a salirse de control, y lo hace. Traiciones, pasiones, violencia, viajas tácticas de guerrilla y de espionaje-vigilancia van construyendo esta especie de novela negra.

La narrativa es singular: las coordenadas Latitud 55º Norte, Paralelo 33º Sur, Latitud 46º Norte, Latitud 33º Sur, Paralelo 48º Norte, Paralelo 57º Norte, Paralelo 30º Sur, Paralelo 55º Norte, Paralelo 30º Sur, Paralelo 43º Sur, nos permite ir de Chile, a Rusia, a Alemania, a la Patagonia... una especie de road-fiction que hace a los personajes enfrentar su pasado y sus fantasmas.

Aquí Belmonte revive los días más álgidos de la persecución militar, y a la vez, la preparación que los fieles sociales preparan a manera de guerrilla opositora al régimen militar, mientras los diferentes intereses internacionales hacen crecer o caer gobiernos democráticos y autocráticos.

También es una novela que va de un encargo “de matón” a un tema personal: una vieja compañera que recuperada de los horrores de la persecución se niega a hablar, personajes fieles que van entre la amistad a la entrega total del compañerismo... y por supuesto, la traición a flor de piel con tal de conseguir el objetivo.

En medio de esta anarquía, y por qué no, ironías de la vida, los perseguidos se convierten en perseguidores, y la persecución política en venganza. Los sentimientos se enfrentan al deber, y lo que ayer nos dio miedo, hoy nos fortalecen.

El ritmo fraccionado de la narración permite un texto político, de denuncia, a la vez de aventura, novela negra. Un texto para entender un poco más de la fe en un sistema de gobierno y la persecución atroz que los enemigos pueden hacer con tal de imponer sus ideas. También reflexionar si una vez lograda la democracia, su manutención nos llevarán o no a repetir la historia... o a terminarla.



Una excelente novela de este autor, para ir entendiendo a una parte de los chilenos... y por qué no, conocer a fondo para evitar caer en las mismas situaciones.

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