El cuento, se dice en muchos foros, es un género literario complicado: la magia de contar una historia en pocas páginas o palabras, con un final asombroso y una narrativa que provoque. Julián Herbert lo logra con la antología Tráiganme la cabeza de Quentin Tarantino (Literatura Random House, 2017)
Herbert, mexicano poeta, narrador, novelista, ensayista, cronista, promotor cultural y músico, presenta diez relatos llenos de humor negro, violencia desbordante y un tono irónico que desafía la cordura y la moral convencional, empezando desde la portada de la antología, donde la imagen a cómic de Pulp Fiction retrata a uno de los personajes con una cabeza estallando y la sangre que llena toda la parte superior.
Fotografías, epígrafes y una partitura acompañan a un desfile de personajes excéntricos que se mueven en universos éticamente subversivos y narrativamente desbordantes:
* Un burócrata mexicano que vomita sobre la Madre Teresa de Calcuta en el aeropuerto Charles de Gaulle.
* Informe blanco: Un particular grupo de practicantes de investigación vive viñetas frente a grotescas escenas.
* Una boda, un viaje, una aventura en el norte del país.
* Un coach de recuerdos personales en una venganza muy irónica.
* Un reportero adicto al crack, convertido en payaso de rodeo literario.
* El fantasma de Juan Rulfo, que aparece de forma inesperada como interlocutor o presencia simbólica.
* Un psicoanalista lacaniano caníbal y un videoartista porno que filma con mujeres enfermas de SIDA.
* Una visión de Dios como un “nini”.
* Un narcotraficante idéntico a Quentin Tarantino, obsesionado con encontrar y asesinar a su doble real… que desencadena una búsqueda frenética a manos de un fiel sicario.
Con fuertes diálogos en algunos cuentos y otros con la descripción precisa, Herbert va construyendo esos microuniversos dignos de reflexión, buen humor y una interesante carga literaria.


