Leí por primera vez a David Toscana con los cuentos
Lontananza (una especie de lugar entre real y mítico que aparece cual leitmotiv
en la obra del autor) y después en El último lector. La novela que hoy comento
fue ampliamente recomendada, así que en la Feria del Libro Monterrey 2014
finalmente la adquirí.
El ejército iluminado (2013) es un texto lineal con un
lenguaje sencillo y accesible, personajes bien trazados y en un ambiente cotidiano
que se lanza de pronto a lo inverosímil: es el Monterrey de la década de 1960,
un apasionado maestro de historia, un grupo de niños indiferentes o hijos de
influyentes, otro grupo de niños marginados, casi relegados como inadaptados o
incapaces de aprobar la escuela básica.
El maestro –un corredor de maratones que aspira con ir a una
Olimpiada- explica un buen día la Guerra de Texas, y cómo Estados Unidos
pretende anexarse la entonces República de Texas, provocando una guerra con
México y la eventual derrota y humillación del Presidente Santa Ana.
Ante su
apasionado discurso, un niño lo acuse a su madre, quien provoca que éste sea
despedido.
Con la motivación de romper un récord mundial y el afán de
recuperar Texas para México, el profesor Matus provoca con animada arenga a un
grupo de paseantes en las calles –y a sus propios alumnos- a lanzarse a esta
cruzada inverosímil: invadir el territorio norteamericano, llegar a El Alamo y
lanzarse con un ejército iluminado para esta noble tarea.
Los convocados –y ahí radica parte de lo absurdo de la
novela- resulta ser un grupo de marginados, animados por el entrañable personaje
“el gordo Comodoro”, dispuestos a perder la vida si es necesario. Un milagro –chico
que sobrevive a un accidente automovilístico-, una chica que lleva su
maquillaje para el asalto final, un chico con poca capacidad mental que es
entregado por su madre para que muera con dignidad vestido de blanco, el propio
gordo y el profesor se lanzan en una carreta a recorrer el territorio de Nuevo
Leon y Coahuila para esta hazaña gloriosa.
Los terrenos desérticos acompañan a este puño de valientes a
entrenarse en la guerra, a soñar envueltos en la bandera nacional, a estar
dignos y presentables en la batalla, a sufrir vejaciones y privaciones, todo
para alcanzar la gloria y recuperar el terreno tejano. Todo lo anterior en un
año clave para nuestra historia: 1968.
A ritmo lento, con diálogos precisos, con un manejo ideal de
los personajes, con descripciones y reflexiones, Toscana nos llena a este
desierto mexicano a vivir una aventura, a seguir el sueño de estos iluminados
que se lanzan a la gloria eterna.
Una buena novela que nos invita a reflexionar en lo absurdo
de nuestra vida, en los sueños de grandeza, en los límites de la cordura
humana.
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