La habitación (2010) de Emma Donoghue es una interesante
novela psicológica –y de suspenso en cierta forma- que nos presenta la vida de
Jack y su madre. En una visión claustrofóbica, nos damos cuenta que todo ocurre
en una habitación –relativamente amplia con microondas, lavadero, baño, closet,
cama y una mesa- donde madre e hijo ven televisión unas horas, hacen ejercicio,
comen, platican… su única ventana al exterior es una toma de luz en lo alto del
techo.
El viejo Nick, a quien Jack nunca ha visto, solo escucha, es
un personaje misterioso que representa la ruptura de un mundo. Un mundo que
solo existe en las 4 paredes.
La autora irlandesa construye un suspenso alrededor del clóset y la propia habitación, que se refuerza ante la necesidad
de la madre de escapar ¿escapar de qué, si Jack solo ha conocido este mundo?
La realidad de plantea Donoghue es asfixiante ¿qué puede
enseñar una estudiante de universidad a su hijo sin perder la cordura?
Poco a poco, las preguntas surgen de los comentarios, de las
reflexiones, y de la propia inteligencia de Jack que se deberá enfrentar al
mundo detrás de la puerta.
El ritmo es lento durante la instancia de los personajes en
el cuarto. Diálogos abundantes, descripciones muy limitadas, y una primera voz
de Jack que permite adentrarse en este singular personaje.
El escape es inminente, pero también la verdadera lucha ¿qué
harán los personajes cuando la madre enfrente a sus padres y su exterior, y ese
extraño chico de pelo largo que cree que los personajes de televisión como Dora
o la excavadora son ficción y no realidad?
Una interesante analogía de la Cueva de Platón en la era de
la televisión y el microondas, que reflexiona sobre cómo construimos nuestra
realidad, nuestros lazos amorosos, incluso nuestro lenguaje y, en especial, la
entereza ante el maltrato, el rapto, la privación, la violación… los límites de
la realidad y de la fortaleza del ser humano. También de su locura y de cómo
nuestra propia vida podría o no estar encerrada en una habitación.
Un texto para leer con una buena taza de café, y una
película que premió a su actriz principal.
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