domingo, 15 de mayo de 2016

La habitación: una reflexión a cuatro paredes



La habitación (2010) de Emma Donoghue es una interesante novela psicológica –y de suspenso en cierta forma- que nos presenta la vida de Jack y su madre. En una visión claustrofóbica, nos damos cuenta que todo ocurre en una habitación –relativamente amplia con microondas, lavadero, baño, closet, cama y una mesa- donde madre e hijo ven televisión unas horas, hacen ejercicio, comen, platican… su única ventana al exterior es una toma de luz en lo alto del techo. 

El viejo Nick, a quien Jack nunca ha visto, solo escucha, es un personaje misterioso que representa la ruptura de un mundo. Un mundo que solo existe en las 4 paredes. 

La autora irlandesa construye un suspenso alrededor del clóset y la propia habitación, que se refuerza ante la necesidad de la madre de escapar ¿escapar de qué, si Jack solo ha conocido este mundo? 

La realidad de plantea Donoghue es asfixiante ¿qué puede enseñar una estudiante de universidad a su hijo sin perder la cordura? 

Poco a poco, las preguntas surgen de los comentarios, de las reflexiones, y de la propia inteligencia de Jack que se deberá enfrentar al mundo detrás de la puerta. 

El ritmo es lento durante la instancia de los personajes en el cuarto. Diálogos abundantes, descripciones muy limitadas, y una primera voz de Jack que permite adentrarse en este singular personaje. 

El escape es inminente, pero también la verdadera lucha ¿qué harán los personajes cuando la madre enfrente a sus padres y su exterior, y ese extraño chico de pelo largo que cree que los personajes de televisión como Dora o la excavadora son ficción y no realidad? 

Una interesante analogía de la Cueva de Platón en la era de la televisión y el microondas, que reflexiona sobre cómo construimos nuestra realidad, nuestros lazos amorosos, incluso nuestro lenguaje y, en especial, la entereza ante el maltrato, el rapto, la privación, la violación… los límites de la realidad y de la fortaleza del ser humano. También de su locura y de cómo nuestra propia vida podría o no estar encerrada en una habitación. 

Un texto para leer con una buena taza de café, y una película que premió a su actriz principal.

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