lunes, 2 de octubre de 2017

El futuro, el amor, la soledad: Nunca me abandones


En 2017, el Nobel de Literatura fue para Kazuo Ishiguro, narrador inglés de origen japonés que ha publicado en inglés. La profundidad de sus textos y de las propias historias es lo que llevó a reconocer a este autor.

Una de ellas es Nunca me abandones (2005) una visión futurista de la sociedad: no hay enfermos, no hay violencia, todos tienen un propósito muy marcado en la vida.

En esta narración, conocemos a un grupo de jóvenes que viven en un internado: conocimientos y comida, estancia sin padres, con maestros dedicados y una provisión especial: comprar cada cierto periodo en una especie de bazar objetos que han sido usados por otras personas.

Este grupo de jóvenes tiene muchas libertades y condiciones laborales especiales, pero no pueden casarse o estar con una pareja por siempre, el amor sí está limitado, y a expensas de vivir en diversos lugares asignados. El sexo, libre, les permite conocer a diferentes parejas y dar pasos naturales a su crecimiento como adultos.

En esta sociedad utópica, los personajes saben y aceptan su destino: ser donadores de órganos, que pueden llevarlos a la debilidad total e incluso a la muerte. No importa, es su destino.

Un triángulo amoroso nos permite adentrarnos en dos personajes femeninos y un varón: Kahty, Ruth y Tommy, cada uno con su propia forma de ser, por un lado lo extrovertido de este mundo, del otro, la timidez total y en medio, el saber y desconocer al mismo tiempo lo que nos rodea.

Entre fábula de un mundo futuro e inocencia del amor verdadero, los personajes deben ir creciendo de un hogar a otro, hasta el momento que les toque hacer su donación. Entre ellos, el valor de la verdadera amistad y el amor sin condiciones se contraponerá a los deseos y a la envidia, incluso, al abandono.

¿Qué nos hace humanos, qué nos hace únicos, porqué somos capaces de amar o de odiar? La creación de esta atmósfera nos recuerda a Un mundo feliz, a una utopía de la sociedad perfecta cuyo costo es demasiado alto.

Una excelente novela contada en primera persona, a ritmo lento, con diálogos y una fuerte reflexión hacia aquello que nos une con otros y que nos permite quedarnos, no abandonarnos.

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