lunes, 3 de diciembre de 2018

La migración, la familia, el futuro: Mar de mañana


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Una novela corta contada a dos voces, personajes multidimencionales unidos ppr el mar Mediterráneo, unos diálogos precisos con descripciones poéticas, una gran historia contada en pocas páginas. Así describo Mar de mañana (Alfaguara, 2011) de Margaret Mazzantini, una de las voces representativas de Italia.

Con esas dos voces, Mazzantini presenta un tema por demás vigente en Europa: la migración de las regiones africanas al Viejo Continente, especialmente a las costas italianas. Pero aquí nos plantea una historia igual de valiosa e interesante: la migración italiana hacia tierras de Libia durante el régimen de Mussolini, esa búsqueda para expandir el territorio imperial en los años previos a la Segunda Guerra Mundial.

La novela arranca con una poética visión de las tierras africanas, donde una mujer joven y su hijo se ven obligados a salir de su pueblo, ante el ataque y muerte del esposo y padre, y no tener otra oportunidad de vivir. Desplazados, deberán sufrir ese arduo peregrinar en el desierto, que desemboca en el hermoso mar. El hijo nunca lo ha visto, y del asombro pasará al miedo.

Miedo ante el amplio mar que tiene enfrente y que se debe cruzar en una barcaza, sostenida por el milagro de la corrosión y un viejo motor que otros compañeros deben estar alimentando. El sol, la falta de agua, los mareos, el hacinamiento y el no tener los adecuados instrumentos de navegación la aventura puede o no tornarse en tragedia.

El amor de una madre y un hijo parece reflejarse en ese mar, del azul tranquilo al azul tormenta, su cariño y su propia vida están en juego, es lo que vive Farid con su madre Jamila, quienes escapando de esa guerra impuesta atravesarán las barreras físicas y la frontera de la realidad.

En contraparte, los exiliados del África llegan a Italia, sin pertenecer a la tierra donde dejaron su conocimiento a adoptaron su cultura, a su tierra de origen, tan desconocida como el futuro.

Una serie de conflictos familiares, la vida en la frontera, disfuncionalidad familiar, y una vivencia diferente del exilio, es lo que enfrenta Angelina y su hijo. Arrancador del África que consideraban su tierra, ahora vagan entre trabajos sin futuro y sin alternativas de estudio, su forma de hablar, de comer, de vivir, resulta diferente en su propia ciudad, a diferencia de su color de piel.

En ese exilio, vivir junto al mar es la oportunidad de un mejor mañana, disfrutar el verano de una forma diferente. Y tal vez, vivir algo que valga la pena, aunque sea ayudar al desconocido.

¿Qué depara a estos personajes que viven del otro lado del Mediterráneo, y a la vez en la misma playa? Si los alumbra el mismo sol de la mañana ¿hay una esperanza de un mejor futuro? 

Esta novela, mucha descripción y poco diálogo, resulta una excelente experiencia para disfrutar de una autora afamada en Italia, y en nuestra lengua, conocer otras vidas, adentrarnos en las vivencias de los desplazados, en identificar la universalidad de su drama.

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