Un grupo de amigas de la universidad prometió reunirse en forma periódica sin importar dónde y cuándo se encontrasen... y claro, quien falta a estas reuniones... Pero no es un grupo de mujeres cualquiera... son latinas y son sucias ...
Lo que es una reunión simple se convierte en una
fiesta de personajes que se apoderan de sus papeles para viven para
presentarnos trozos de la realidad.
La novela de la norteamericana Alisa
Valdes-Rodriguez The dirty girls social club (2003,
St Martin’s Press) presenta a seis amigas (Lauren, Sara, Amber, Elizabeth,
Rebecca y Usnavys) que entre el origen dominicano, puertorriqueño, mexicano o
de alguna isla del Caribe, pondrán a prueba su amistas ante el trabajo, la
familia, sus maridos o parejas, porque las quieren o porque la vida les pone
alguna prueba difícil.
Cada capítulo –que abre con una cita del libro de
una de ellas- se centra en una de estas heroínas modernas, para develar sus
temores, sus ambiciones, sus pasiones, y también aquello que las alienta y
aquello que las frena.
Si bien son fieles a cada una, como en todo grupo habrá
lazos más fuertes que otros, pero eso sí, que no se meta alguien con una de ellas,
porque se meten con todas.
Porque ser haber estudiado una carrera universitaria,
tener dinero, tener pareja o un excelente trabajo no hace que sufran una falta
de respeto, una ambición masculina o una manipulación de sus parejas que las
obligan a malas decisiones o simplemente destruir si dignidad ante las
costumbres familiares o las imposiciones machistas.
A medida que avanza la historia,
conocemos al ambiente de las revistas especializadas, la televisión, el hogar,
las raíces mexicanas, el amor incondicional, la música, el arte, las noticias
impresas.
Violencia familiar, embarazos no deseados, maltrato
continuo, injusticia laboral y la acusación de ser del sexo débil, representan
algunos temas adicionales de la novela.
Y es que Valdes-Rodríguez, en un tono irreverente y ágil ritmo narrativo, da una vos peculiar a estas mujeres, personas que te podrías encontrar en un restaurante cualquiera en una noche intensa.
Además de presentar un lenguaje accesible, la
autora va presentando espacios urbanos tan comunes en cualquier ciudad de
tamaño medio, con frecuentes situaciones culturales y sociales de nuestros
días.
Escrita hace casi dos décadas, su propuesta es
actual: los mismos problemas, las mismas situaciones, los mismos retos.
Una novela fresca, ocurrente y
divertida, pero con una fuerte crítica social... si bien se hacen llamar
sucias, en realidad son simplemente honestas y libres, sinceras y apasionadas, sucias,
o mejor decirlo, chingonas.