lunes, 12 de julio de 2021

La muerte de Montaigne: entre la muerte, el ensayo, el humanismo

 Jorge Edwards, escritor chileno, es una de esas voces elegantes, cultas, con profundo conocimiento de la vida erudita y, a la vez, en la búsqueda de temas que retomen el pasado para proyectarlos al futuro.

Con “La muerte de Montaigne” (TusQuets Editores, 2011, Colección andanzas 753) el autor retoma la vida de una de las figuras clave en la historia del conocimiento y, de acuerdo con esta visión, creador del género “ensayo”, que cambiaría la cuestión creativa en el mundo.

Una voz narrativa se pone a explorar el origen de este singular personaje, encerrado en una torre medieval con altas miras renacentistas y humanistas, desde su apellido hasta sus relaciones personales y creativas.

¿Por qué retomar en nuestra época contemporánea a este singular personaje? Por una parte, “Para el cuentero y novelero, para el aficionado a las historias de la historia, la época de nuestro personaje, la del Señor de la Montaña. Lo ofrece todo. Ese final del Renacimiento en Francia, esas guerras de religión, esas supersticiones, esos crímenes, van más allá de la imaginación más exaltada” (86)

Y más adelante nos da la propia postura: “Hay dos lados de la obra de Montaigne, por lo menos, que pueden aplicarse plenamente a los dilemas de hoy. Uno es su amor por el presente, por el instante, y su relativa desatención al pesado y al futuro. Alguien observa que esto es posmoderno y que al final de un largo proceso resulta posmoderno.” (287)

En ese sentido, Edwards busca en las páginas de la historia una explicación a su propia visión del Chile contemporáneo: “Los tres [Montaigne, Shakespeare, Cervantes] tuvieron momentos de gloria y después se sumergieron, como los ríos de las zonas desérticas del norte de Chile. Ahora están saliendo de nuevo a la superficie, un poco antes de la desembocadura en el mar, y supongo que seguirán saliendo en forma indefinida.” (267)

Esa interesante revisión del Chile y la historia renacentista/humanista hacen interesante esta novela que pareciera -como la propia obra del Señor de la Montaña- un ensayo novelado.

Al ritmo propio del autor chileno, el texto va explorando las relaciones humanas, la mística de su encierro en la torre y su conocimiento de la época, la erudición del autor francés y esa comparación con nuestra época actual.

Con ese profundo conocimiento de la historia de su país, Edwards -como se comentó previamente- buscará en ese autor el sentido de lo propio contemporáneo. Sus preocupaciones, su visión política y el futuro. El narrado del ensayo-novela pareciera dejar que el autor nos comparta su reflexión. “Sabemos que Carlos Marx, en el siglo XIX, hizo la crítica de las libertadas proclamadas el siglo anterior, a las que calificó de formales o burguesas, pero el poeta mexicano Octavio Paz, en el siglo XX, anunció que había llegado el momento de hacer la crítica del marxismo, esto es, la crítica de la crítica. Estoy completamente de acuerdo, y tengo miedo de comprobar que el Chile de estos primeros años del siglo XXI, el Chile no del todo reconciliado, retacado, obcecado, todavía no entiende estos complejos asuntos. No los entiende, y pareciera que no tiene demasiado interés en entenderlos.” (262)

Así, poco a poco, hay un paralelismo entre la torre y el país que ha vivido con amenazas, ilusiones, planes y cambios como solo los países de la América Latina parecen vivir.

Un texto interesante, construido a fuego lento, pero cargados de la reflexión y la erudición que Edwards nos puede regalar.

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