lunes, 25 de octubre de 2021

Esperando a los bárbaros: una visión desgarradora

Esperando a los bárbaros (Debolsillo, 2006) es uno de los libros que consagraron a J. M. Coetzee como uno de los grandes narradores sudafricanos.

Ubicado en el dominio europeo en la zona sur de África, la historia arranca con una población tranquila, en medio de la nada, donde la ley parece ser flexible por lo tranquilidad de sus pobladores. De hecho, el magistrado que conduce las riendas de este pedazo del imperio está viejo, cansado y “hace flexible” la convivencia con los nativos.

La tranquilidad, de pronto, se ve rota por un pequeño grupo de militares que, con noticias del exterior, anuncian que hay un peligro eminente: los Bárbaros están por atacar puntos clave del imperio.

Esto produce una reacción negativa y la paz de pronto se ve rota. La convivencia que parecía normal ahora está proscrita, las amistades y los frágiles equilibrios se rompen por esta invasión. Cambia el trato, comienza el hambre, la incertidumbre se vive en cada momento.

A ritmo lento, con personajes definidos y en los límites humanos, magistrado, militar y representantes del pueblo van viviendo una invasión que nunca sucede. El miedo es lo que ahora parece alimentar a todos.

¿Verdades a medias? ¿Temores fundados? Lo cierto es que a medida que avanza la historia conocemos más a estos personajes que, de pronto, se enfrentan a los temores profundos y a la incertidumbre real.

Lo cierto es que la visión de este mundo es desgarradora: sin agua, sin comida, con un pequeño grupo dominante, otro grupo dominado por las armas, leyes que violan costumbres, órdenes sin sentido aparente… toda una desolación.

Una novela importante para conocer a este narrador sudafricano y las historias tan comunes como desconocidas esta parte del mundo.

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